Mi primer y único amor un amor prohibido 💕
Capítulo 50
No imaginan los días tan agonizantes que pasamos esperando el día de poder vernos nuevamente, anhelaba verlo por mí misma saber que estaba bien, a los tres días le dieron el alta, lo enviaron a la casa pero tenía que tener mucho reposo, hablamos por teléfono todos los días, casi todo el día, en ese tiempo le comentó a sus padres la decisión de venirse a trabajar aquí en la finca con mi padre, Amanda puso el grito en el cielo, que si yo no me conformaba con verlo cada 15 días, ahora quería tenerlo allá, que él se dejaba manipular de mí, a mi antojo y si eso era de novios que no imaginaba si un día nos llegamos a casar, obviamente la señora esa me veía como la villana del cuento por alejar a su querido hijo de su lado, más se molestó cuando él le dijo que precisamente por eso se mudada a trabajar en mi casa, para ahorrar dinero porque tenía planeado casarse conmigo, le dijo que en 8 días me llevaría a su casa para hablar con ellos como era debido, Rafael le dijo que lo extrañaría mucho, pero que él sabía que así era el amor y tarde o temprano los hijos alzan vuelo, todos pasan por eso alguna vez en la vida, que para eso tenía moto, para que los visitara cuando pudiera.
El día que el llegó por mi, trajo toda su ropa de una vez, por lo que me contó a su madre le dio durísimo y a las hermanas también, se pusieron a llorar. En el supermercado muy tristes porque él renunció, mucho más la chica que estaba enamorada de él, esa mujer lloró, según una cosa era poder verlo aunque sabía que él tenía novia, pero se conformaba con verlo pero ahora ni eso podría, lloró mucho más porque él le dijo que estaba comprometido conmigo, así que en ese pueblo no solo me odia mi suegra, imagino que sus hermanas también, también sus enamoradas, todas me culpaban a mí, por alejarlo de ellas.
El día que llegó literal me lancé sobre él, casi no lo dejo ni llegar, no se alcanzan a imaginar la felicidad tan grande que sentí de verlo de nuevo, lo abrazaba, lo besé, hasta que el aire me faltaba, una tras otras mis lágrimas se escapaban pero está vez eran de felicidad, él llegó un miércoles para irnos a su casa el viernes y regresar domingo, él decía que así podía descansar ya que era un viaje muy largo para mí, no saben los nervios tan horribles que tenía.
—Diana: Te juro que muero de nervios—recosté mi cabeza en su pecho—, tu madre debe odiarme.
—Santi: No seas exagerada mi vida— sonrió—, ya se le pasará, imagino es normal, es la primer vez que me salgo lejos de ellos tanto tiempo, tendrá que acostumbrarse, le dije que cada tres o dos meses iré a visitarlos, ellos saben que entre menos gastos mejor, porque necesito el dinero para algo más importante.
—Diana: No puedo evitar sentir esto— inhalé—, además no sabemos como tomaran lo de nuestra boda.
—Santi: ¡Mi vida!—tomó mis manos—,hablar con ellos solo es un formalismo lo que piensen no tiene porqué afectarnos, además yo tomaré tu mano no te dejaré sola por nada.
—Diana: ¡Lo prometes!—hice un gesto de puchero—,no me dejarás sola por nada en el mundo.
—Santi: Lo prometo— tomó mi rostro en sus manos pegando mis labios a los suyos, devolviéndome un poco de calma a este corazón.
Ya imaginan la cara de Juliana cuando se enteró que tenemos planes de casarnos, se quería morir, y Raquel se puso verde de la envidia, porque ella por más que quiera no podrá casarse con Saúl, mi madre me dijo que tenía que estar preparada porque Amanda era experta en lanzar indirectas, que tenía que saber que lo que me esperaba no sería nada fácil, yo era consiente de eso, iría derecho a la boca del lobo, pero si Santi a enfrentado tanto por mí, porqué yo no hacer lo mismo.
El viernes salimos muy temprano, para irnos despacio y hacer varias paradas para descansar, así aprovechar para sacar los papeles que él necesita, luego de dos horas y media llegamos al pueblo, él le marcó a su madre para avisarle porque ella también estaba en el pueblo con mis cuñadas, le dijo que si quería se podía ir para la casa que allá estaba Juan, que ella nos dejó el almuerzo listo, solo era servirlo, Santi trató de disimular pero era obvio el desplante tan feo que me acaban de hacer, primero no quisieron acercarse a saludar y segundo sabían que hoy llegábamos, justo hoy les da por salir, bajé la mirada, él trataba de animarme, pero en el fondo él también se sentía mal por esto, dimos una vuelta por el pueblo, luego nos sentamos en el parque.
Cuando pasó mi querida suegra y mis cuñadas, Mariana tenía a su niño en brazos, ellas me saludaron muy amable y Amanda me saludó con hipocresía, tampoco soy estúpida, yo solo sonreía, pero por dentro tenía tantas cosas, luego se acercaron unas hermanas de ella, saludaron a Santi, él me las presentó y le dijeron esa es tu novia, que niña tan bonita, y como no falta la imprudencia, una de ellas escandalizada nos preguntó.
—¿Santi, fue que se cayeron en la moto?
—Santi: ¡No! ¿Por qué ?— frunció el ceño y apretó mi mano, yo solo pase saliva.
—¡Ay! ¿ Por qué caminas así, Diana?
En momento así es donde quisiera que la tierra se abra y me trague o partirle el rostro a todo el que me pregunte, antes que yo pudiera responder Amanda respondió.
—Amanda: Ella camina así, porqué es operada de las caderas.
—¡Que pesar! Tan bonita caminado así, Santi no sabíamos que tu novia era enferma, que lastima tú tan bonita caminando tan feo.
Juro que en ese momento sentí como si me dieran un golpe en el rostro, traté de contenerme para no responder de mala manera, sentí un nudo en la garganta y sé que Santiago me conoce tan bien por eso respondió antes que yo hablara.
—Santi: Mi novia no es enferma, eso suena muy feo— lo dijo molesto—,dejen de ser tan metidas, nadie les está preguntando.
—Hijo, solo es curiosidad, ella tan joven operada.
Editado: 15.08.2021