Mi Primer Y Único Amor, Un Amor Prohibido.

Capítulo 53

Mi primer y unico amor un amor prohibido 💕 

Capítulo 53 

Como en solo segundos te puede cambiar la vida. Así no podía terminar el día más feliz de nuestras vidas, todo mi cuerpo estaba en un solo temblor, me levanté no entiendo ni como hice para levantarlo, lo tomé de los brazos y lo movía, llorando le hablé. 

—Diana: ¡No puedes dejarme, tú no!  Abre tus ojos —le daba pequeños roses en sus mejillas.

Mi corazón latía más rápido que nunca, lo tomé de los brazos y solo Dios sabe de donde saqué las fuerzas, lo sostenía de pie, lo moví, cuando sentí que respiró y abrió sus hermosos ojos, lloré, no saben la alegría tan grande que sentí, lo ayudé a sentar, le hablé pero él seguía aturdido por el golpe en la cabeza, ya que al caer la mayor parte del golpe fue ahí, empecé a revisarlo para saber si no tenía huesos rotos, el pantalón estaba roto desde la rodilla hasta el tobillo y tenía un gran raspón, lo mismo que al lado de la nariz tenía un rasguño, igual al lado de su ceja, acaricié su rostro aún me temblaban las manos. 

—Diana: ¡Mi vida! ¡Me escuchas!  ¿Qué te duele? 


—Santi: ¡Estoy bien!  —susurró —se llevó las manos a la cabeza —,me duele la cabeza. 

Cuando reaccionó,  empezó a revisarme con terror, él sabía lo peligroso que era una caída así para mí, la verdad aún no entiendo como estamos vivos, como no me fracture, una estrellada así era para habernos matado ambos, o uno de los dos, una fractura grave, eso quiere decir que Dios si nos tiene para estar juntos, la manera en la yo caí, era para desnucarme, primero caí en la cabeza sentí como se dobló mi cuello luego todo el peso de mi cuerpo sombré mi cuello, por último cayó mi cuerpo, sentí el dolor en mis caderas y en la espalda, pero el dolor peor lo sentía en el cuello, yo traía sandalias, mis uñas quedaron llenas de tierra y mi ropa ni se diga, quedé llena de rasguños en los brazos, él me acariciaba el rostro, me revisaba, una lágrima rodó por su mejilla

—Santi: ¡Mi vida! ¡Dime que te duele! ¡Perdón! — me abrazó. 


—Diana: Mi vida, esto no es tu culpa, solo pasó, estoy un poco adolorida pero es por el golpe ¿dime tú, como te sientes? 

Miré el reloj, eran las 7: 30 am, ya no nos daría tiempo de llegar a tiempo a las citas, que tenemos, no tenemos manera de avisar que llegaremos tarde, bueno si, los únicos que ya están en el pueblo son Saúl y Juliana. 


—Diana: Salgamos de aquí, busquemos señal, para avisarle a Saúl, que cancele todo, le indicamos, donde tiene que ir —lo ayudé a levantar, ahora él también caminaba rengo, porque le dolía mucho la rodilla que se lastimó.

—Santi: ¡Ya no te quieres casar conmigo! — pasó su mano por encima de mi hombro.

—Diana: Obvio que si mi vida, pero tenemos que ir al hospital, para que te revisen, la mayor parte del golpe lo recibiste en la cabeza. 

—Santi: Yo me siento bien, solo el dolor en la cabeza por el golpe, el dolor en la rodilla, en el resto del cuerpo pero es normal, y los rasguños, pero de resto me siento bien, si Dios nos dejó ambos vivos eso quiere decir que este amor está más que bendecido por él, de lo contrario alguno de los dos hubiese muerto o peor, una fractura grave que nos impidiera casarnos, entonces sí, tendríamos que cancelar todo, yo me siento bien, llegando al pueblo me tomo unos analgésicos, ¿te duele algo a ti, mi vida?  Nos vamos para el hospital a que te revisen. 

—Diana: No, solo estoy maltratada por el golpe, me duele mucho el cuello, y la cadera derecha, pero después de esa estrellada, creo que contamos con suerte, Dios nos dio una hermosa oportunidad para continuar.

—Santi: ¡Que dices!  —me tomó de las manos —, ¡seguimos!  hoy nos casamos.

—Diana: ¡Seguimos!  —sonreí —,lo único malo, no llegaremos a tiempo a ninguna cita.

—Santi: Busquemos señal, le hablamos a Saúl para que avise lo que pasó, les expliqué que llegaremos un poco tarde.


Salimos los dos cojeando, llenos de raspones, con la ropa rota y llena de tierra, el cabello, todo, pero vivos gracias a Dios, que mejor señal que esa para saber que nuestro destino si es estar juntos, salimos a la carretera y vimos la moto quedó anclada a una barranca, quedó inservible, echa pedazos, una vez más  agradecemos a Dios por esta oportunidad, donde en ese momento nos hubiésemos encontrado un carro u otra moto estaríamos muertos los dos, o uno solo, eso sería lo mismo. Cuando salimos nos encontramos Anderson que subía en su bicicleta, él es deportista y acostumbra entrenar, nos miró sorprendido, y el muy pendejo pensó que estamos rastrojeando, cuando nos miró de pies a cabeza y miró la moto que estaba más arriba, se sorprendió mucho entendió todo lo que pasó. 

—Anderson: ¡Ay, Dios!  ¿Están bien? 


—Diana: Si, gracias a Dios, algunos golpes, pero estamos vivos. 


—Anderson: Ustedes iban para el matrimonio ¡verdad! 


—Santi: Vamos para el matrimonio, llegaremos hasta la piedra —menos mal está cerca a 5 minutos —.Tomamos un taxi. 


—Anderson: Esa moto quedó inservible —se llevó las manos a la cabeza —,pero ustedes no pueden irse así, están llenos de tierra.


Nos dijo que Paola vive aquí cerca a unos 12 minutos, que ahí nos podíamos dar una ducha ella podía prestarme ropa, Santi no estaba tan lleno de tierra como yo, nos pareció una buena idea, Anderson le ayudó a levantar la moto, la llevaron arrastrando hasta una casa que estaba ahí mas abajo, para dejarla guardada, quedamos en no avisarle nada a mis padre para no preocuparlos, ya que la boda no se cancela por nada del mundo, Santi si le avisó a sus padres imaginan lo angustiados que se pusieron le decían que tenía que ir al hospital para que lo checaran, él les dijo, que no cancelaría la boda por nada del mundo, apenas pude encontrar señal le marqué a Saúl.

—Saúl: Hola nana, ¡ya están aquí en el pueblo! 


—Diana: Saúl por eso te hablo, necesito un favor urgente.


—Saúl: No me asustes, ¿qué pasó? 


—Diana: ¡Sabes donde queda el centro comercial los fundadores!  


—Saúl: Sí, ¿Por qué? 


—Diana: Yo tenía que estar ahí a las 8 y mira faltan diez minutos, apenas estamos en la piedra, necesito que por favor vayas ahí, en el primer piso, local 103, le digas que no podré estar a la hora que habíamos quedado, también necesito que vayas a la peluquería de blanca y le digas que no llegaré a la hora que era.


—Saúl: Yo te hago el favor, pero no entiendo que pasa ¿se vararon?  


—Diana: Algo peor, nos estrellamos —le conté todo lo que pasó. 


—Saúl: ¿Cómo están? No les pasó nada.


—Diana: Solo fue el susto, estamos bien, no le digas nada a mis padres no quiero preocuparlos.


—Saúl: Cuenta con eso, iré al centro comercial.


Por más que le expliqué como llegar a la peluquería, no me entendió, al fin hombres, ni sabía donde quedaba la peluquería, me dijo que Juliana estaba con él, que le indicara a ella que era mujer, mientras el iba al centro comercial ella iba a la peluquería, no tenía opción.

—juliana: Hola, espero que ambos estén bien. 


—Diana: Estamos bien, solo fue el susto.

—Juliana: ¿Dónde queda la peluquería? 


—Diana: En la calle de la galería, subes en el segundo piso, se llama peluquería blanca, le dices que yo tenía citara a las 9, le explicas lo que pasó. 


—Juliana: Cuenta con eso.


No me quedaba más remedio que confiar, seguimos caminando hasta casa de Paola ya se imaginan la cara que puso ella al vernos, la ropa de Paola no me queda, ella es mucho más delgada que yo, lo unico que me quedaba era una piyama, de blusa fucsia y pantalón blanco con flores rosas, le dije que no importaba, entré al baño me duché, me cambié, sonó mi celular era Juliana diciéndome que habló con la peluquera le dijo que ella entendía la situación que me espera a las 10: de la mañana, y Saúl habló con la señora del vestido, le dijo que no me preocupara, que apenas llegará al pueblo pasara por allá, Santi se ducho también, con un cepillo Paola trató de limpiar un poco su ropa, como su esposo es taxista lo llamó para que enviara un taxi lo más rápido posible, ese día se convirtió en un caos total, llegamos al pueblo, la gente empezó a mirarnos, el lastimado yo igual, aparte de eso con pijama, que loco, compramos algunos analgésicos para el dolor, nos encontramos con Saúl y Juliana, me despedí de Santi, ellos se fueron a casa del tío John para descansar y hacerle curación a sus raspones, Juliana me dijo que si podía acompañarme, le dije que si quería lo hiciera, me acompañó a la última prueba de mi vestido, la señora le parecía increíble que después de ese accidente ambos estuviéramos bien, me dijo que esa era la mejor señal de Dios para decir que nosotros debíamos estar juntos, mi vestido quedó perfecto como lo soñé, blanco estilo princesa con una pequeña cola, detalles de pequeñas florecitas rojas, una flor roja a un lado del vientre, me quedó perfecto, solo le faltaba un pequeño detalle para organizar y listo, me dijo que a las tres de la tarde lo podía recoger, Santi iría más tarde a medirse el de él, luego llegué a la peluquería, empezaron arreglarme las uñas, lavaron mi cabello, pues en la caída me lo llené de tierra, empezó manos a la obra por lo complicado del peinado, necesitaba unas flores blancas para el peinado, envió a Juliana para que las comprará, quien lo diría que ella me ayudaría este día, la peluquera estaba corta con el tiempo, no llegaría puntual a la boda.


 




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