Capítulo 4

Caminando sin parar con dirección a casa, y luego de un par de charlas, Andra pudo conocer un poco más de la historia de aquellos hombres que se ofrecieron acompañarla a su hogar. Joe, el mayor y el padre de esa pequeña y humilde familia, tiene 48 años y trabajaba como mecánico en un taller de autos, en el cual llevaba trabajando más de 10 años. Si bien el sueldo era una miseria y apenas alcanzaba para la renta de la casa donde se hospeda él y su familia, a estas alturas le resulta muy difícil conseguir trabajo dada su edad. Fue debido a ese pobre salario que su mujer, Marie, decidió irse una vez dio a luz a su tercer hijo, Daniel.

—¿Y cuántos años tienes, jovencita? —pregunta Joe con genuino interés.

—Tengo 25 años.

Joe es un hombre muy amable y entregado a su familia, siempre buscando lo mejor para sus hijos y aunque se siente triste por la difícil situación por la que está atravesando su familia, él asegura que 'si estamos juntos, todo estará bien.'. gracias a la charla que mantuvieron y su comportamiento y manera de hablar, Andra concluye que es un hombre respetuoso, solidario y de gran corazón, dispuesto a brindar una mano amiga a aquella persona que lo necesite sin esperar nada a cambio. Joe, sin duda alguna, le recuerda a su abuela; siempre tan atenta, respetuosa y amorosa con todos, pero, no siempre es así, cuando agreden a su familia o a las personas importantes para ella, todo cambia. Se vuelve una leona feroz dispuesta a atacar y defender su manada.

—Oh, yo tengo 48 años. Mi hijo mayor Jack es dos años menor que tú, tiene 23 años. —comenta el mayor con una sonrisa— Luego tengo una niña, tiene 20 años y está estudiando medicina.

Su sonrisa se ensancha a medida que comenta más cosas sobre ella, sin embargo, su mirada es melancólica. «La medicina es una de las carreras más costosas, ¿Cómo pueden costear esa carera pero no tener para el alquiler?» se cuestiona Andra.

—Ella vive con unos tíos maternos. —contesta entre dientes Jack a su pregunta no formulada— Decidió irse con Marie cuando nació Daniel.

Se cruza de brazos bufando, mostrando algo de resentimiento en su tono.

Por otra parte, gracias a los esfuerzos de su padre, Jack logró ingresar a la escuela secundaria y obtuvo excelentes notas en su graduación. Debido a sus altas calificaciones, Jack se ganó una beca que cubre el 70% de la matrícula en la Universidad Pública Nacional, en la cual estudia contabilidad y, cabe destacar, es uno de los mejores de su generación. Dado que la beca solo cubre una parte de la matrícula, Jack necesita de dos empleos para lograr reunir el dinero necesario para abarcar ese 30% que la beca no cubre. Además, lo poco que le sobre de su salario y junto al dinero que reúne por los trabajos estudiantiles y universitarios que realiza, reúne para la alimentación de su familia y la matrícula de la escuela secundaria a la que asiste Daniel.

Se nota a leguas que Jack es una persona introvertida; no demuestra sus sentimientos y pensamientos con facilidad y tampoco es muy abierto a socializar dado que, dentro del poco tiempo que lo ha escuchado hablar, siempre ha sido muy directo en aquello que quiere expresar, con un tono de voz neutro y un tanto mordaz (aunque parece que con lo que respecta a su hermana, el resentimiento está presente por lo que pudo notar en su tono de voz cuando hablo sobre el tema). Sus ojos son feroces, pero a la vez cálidos, una rara mezcla entre ambos.

Sin duda, es de esas personas que están siempre a la defensiva y esquivas de los demás, pero que una vez logras ingresar en su corazón, solo encontrarás ternura y fidelidad.

—¿A qué te dedicas, hermana mayor? —pregunta Daniel curioso.

Al percatarse de cómo la ha llamado, Andra se muestra confusa, a lo que el menor ríe.

—Eres lo más cercano a una figura femenina en mi vida, —explica con una sonrisa— así que he decidido que serás mi hermana mayor. Además, por lo visto vives en la misma zona en la que vivimos nosotros, así que probablemente nos volvamos a vernos.

Joe ríe por la situación mientras Jack se muestra totalmente indiferente a esta. Por otra parte, Andra observa al menor con el entrecejo fruncido, pero con una sonrisa divertida tirando de sus labios. «Este niño es muy confianzudo.» piensa.

—Soy profesora de inglés los fines de semana. —contesta— Antes era camarera en un restaurante de lunes a viernes, pero me despidieron hace unos meses.

Andra decide contarles un poco de su vida a esos tres hombres que se abrieron con ella y le contaron la historia de su familia. «Igual, dudo mucho que puedan utilizarlo en mi contra dado que todos estamos hasta la mierda con nuestros propios problemas.» se encoge de hombros.

Joe la mira comprensivo puesto que él se encuentra en una situación similar –desempleado-, Jack solo le dirige una mirada de reojo sin comentar nada al respecto y Daniel la observa con curiosidad.

—Supongo que ahora estás en busca de trabajo, ¿no? —inquiere el padre de familia a lo que Andra asiente— Lamento eso.

—¿Por qué te despidieron? —curiosea el menor.

—Descubrí que un empleado; el cual resulto ser el hijo del encargado, estaba robando el dinero de las ventas, así que fui y se lo dije al jefe, no me creyó y me despidieron.

Frunce los labios mientras a su mente llegan los recuerdos de lo sucedido ese día: el cómo se dirigió al encargado solicitándole unos minutos para hablar, luego fueron a su oficina y ella le conto todo lo que sabía –con pruebas y todo-. Entonces, el encargado llamó a su hijo y le mostró las pruebas a lo que este ni se inmutó. Le ordenó a Andra que saliera de la oficina y le esperara en el pasillo. Minutos después el sujeto la llamó y comenzó a insultarla y culparla por el dinero perdido, y asi fue como acabo despedida.