17 (Julia)

Julia escuchó desde su despacho la puerta de su casa abrirse, y como de costumbre, oyó los pasos de Alex por toda la estancia de un lado para otro. Ella incluso pensó en salir e intentar hablar con él, pero después de la noche anterior sabia que sería inútil. Alex creía que Julia era la responsable. En parte tenía mucha razón, pero tampoco era justo que siempre la acusara a ella de todo lo malo que pasaba alrededor de su vida. La puerta del despacho se abrió repentinamente y se sorprendió al ver a Alex en la puerta. Seguía con una expresión de tristeza aunque ahora con un punto de rabia. Se venían problemas.

- ¿Te puedo ayudar en algo o es que echas de menos mirarme?.- le preguntó.

La rabia inundó su cara. A Julia le encantaba provocarlo, Alex estaba increíblemente sexy enfadado.

- Vete.- sentenció.

- ¿Perdona?

- Que te vayas de mi casa Julia. No quiero tenerte por aquí, ni verte ni saber que estas en el mismo espacio que yo. No voy a dejar que sigas metiéndote en mi vida.

Julia se levantó de la silla. Ahora era ella la que estaba enfadada.

- Mira Alex ya eres bastante mayorcito como para comportarte como un hombre de verdad. Tus errores son los que te han llevado a esta situación. No me vengas con esa superioridad moral porque no estas en muy buena posición. No pienso irme de NUESTRA casa.

Alex suspiró. Se le veía realmente afectado.

- ¿Mis errores? Sabes que lo que pasó con Maria fue una desgracia de la que yo no tuve nada que ver y sabes lo mal que lo pasé. Justo tú eres la que mejor lo sabe. ¿No dices que me conoces tanto?

Él tenía razón, esa historia casi lo destroza. Julia había permanecido a su lado durante todo el proceso. Sintió una punzada de culpa. Usar eso había sido un poco bajo, pero era la desesperación que no le dejaba pensar bien. Alex tenía los ojos llorosos, pocas veces le había visto así. Se acercó a él pero se apartó.

- Alex mira lo siento mucho, pero entiéndeme. Estoy desesperada. Mi mundo se cae a pedazos. Estas ciego con esa niñata y echando a perder tu familia. ¿Cuando fue la ultima vez que estuviste con tu hijo? Solo vives para esa niña. Imagínate lo que pasará cuando todo el mundo se enteré, lo de Maria será una broma en comparación.

- Eso a ti no te importa Julia. Ni a ti ni a nadie. Y no te metas en mi papel de padre, porque no eres quien. Déjame en paz de una vez.

- No pienso hacerlo, no voy a rendirme. Voy a luchar por nuestro amor y por nuestro matrimonio. Tenemos una familia en común.- le contestó desesperada.

- Tienes razón, tenemos una familia en común. Pero yo a ti ya no te quiero, ni siquiera sé si te he querido de verdad en algún momento.- le contestó mientras se giraba para marcharse.

¿Como era capaz de decir eso? ¿De despreciarla de esa forma? Se arrepentiría de echar de su vida a la única persona que le quería de verdad.

- Ten cuidado Alex. Siempre pecas a la hora de confiar en quien no debes. Todos a los que quieres te acabaran traicionando y yo estaré aquí cuando vuelvas herido. Siempre estaré aquí.

Alex se giró y la miró fijamente.

- Es mi ultimo aviso, si vuelves a acercarte a ella no tendré piedad.- su mirada era fría, más que nunca.- Y como tu no te vas, lo hago yo.

Y se fue dando un portazo tras de si.

Julia se quedo unos minutos allí de pie, mirando a la nada y pensando en todo. Ya no podía negarlo, Alex quería a esa niñata, la quería mas de lo que ella jamas pensó. Aún así, sus palabras lo inquietaron, ella lo sabía, algo en el fondo de su corazón le decía que tenía razón. Y la tenía.
Pensó en Dereck y sonrió, ese ya le había traicionado. Y a la otra no le quedaba mucho. Cuando todo pasara Alex volvería a su brazos, como volvió cuando pasó lo de Maria y en todos y cada uno de los momentos en los que la vida le dio un golpe. Ella era su refugio, su tierra firme. Eso no desaparecía de un día para otro. Alicia era más que un pasatiempo y Julia la había sobrevalorado. No volvería a cometer ese error.

Su teléfono sonó indicando un nuevo mensaje.

"Va mejor de lo que pensaba, ya me lo agradecerás mas tarde"

Por fin buenas noticias.