Capítulo 4
En mi sueño
Llegue a casa pensativa, no sabía si había cometido un error al confesarle mis sentimientos a Nico, no sabía si había hecho bien. Lo que menos quería era que mi amigo tuviera una mala impresión de mí, ya que no era esa clase de chicas.
Nico te conoce bien, deja los dramas...
Terminé de abrir la puerta de mi casa para después adentrarme y encontrarme con mi querido hermano mayor Brandon.
Tenía sobre la mesa del comedor unos planos y maquetas casi terminados.
—Hola pequeña—saludó con una amplia sonrisa—¿Qué tal tu día? —pregunta mientras hace un esfuerzo sobre la mesa e intenta pegar la pieza que sigue.
—Bien...—respondo pasando de su lado para sacar un yogurt del refrigerador—¿Cuándo tienes que entregarlo? —pregunto tomando lugar a su lado.
—Mañana... —dice mirándome por el hombro mientras recoge un par de navajas y tiras de cartulina —Iré a tomarme una ducha antes de dormir -anuncia para después depositar un beso sobre mi frente y salir hacia su habitación.
Mi hermano se destacaba por ser inteligente mientras que yo, simplemente era la cría de la familia. Miré su trabajo terminado sobre la mesa, era impresionante.
—Mamá dejó la cena, está en la estufa!—gritó desde las escaleras.
Formé un puchero mientras caminaba hacia la estufa, destapé el sartén, odiaba cenar sola.
Subí la cena a mi habitación y después quedé completamente dormida, jamás había conciliado el sueño tan rápido como esa noche, tal vez se debía a la papa.
Apreté el paso y comencé a correr por los pasillos de la escuela, una vez más llegaba demasiado tarde a clases, me había escabullido de entre los alumnos que se interponían a mi paso entrando por el estacionamiento a escondidas del guardia. El auto de mi profesor no se encontraba ahí. Sentí un gran alivio, pero mis nervios no estarían sujetos por mucho tiempo.
Me acerqué a Nico que se encontraba con la mirada en su móvil, en cuanto me visualizo sonrió.
—¿Aliviada?—dice en referencia a la tardanza el profesor.
Asiento.
—Creí que era mujer muerta—respondo aun con el corazón en la boca.
—¿En qué piensas?—pregunta Nico con la boca llena. ¿De dónde había sacado la torta?
—En nada ¿por?—respondo y me lanza una mirada rápida para que me gire. Doy media vuelta de mala gana, pero al ver aquella silueta me enderezo en seguida.
Mantengo la calma y al instante me sonrojo al ver cómo su mirada se cruza con la mía se está encaminando en nuestra dirección y mi pulso comienza a subir.
Escucho a Nico Susurrar algo cerca de mi oído.
—¿Que?!—pregunto confundida.
—Limpia tu blusa—dice apretando más los labios.
Inclino mi rostro y OH POR DIOS! Tengo mancha de salsa y migajas por todos lados de la camisa. No, no puede ser, ¿En qué momento...?.
—Señorita Sofía—le escucho llamarme.
Miro a Nico quien con una simple mirada me dice que le mire. Me giro hacia él tímidamente y con dificultad le miro a los ojos.
—¿Puede pasar un momento al aula?—me dice. ¿Que? Pensé, ¿acaso me regañaría otra vez? No quería pararme debido a lo sucia que lucía, pero lo hice. El profesor entró después de mí y cerró la puerta tras de él. No dije nada, solo le miré arreglar unos papeles en su escritorio y luego se giró a mí.
—¿Hice algo?—pregunté alarmada, pero este sonrió, lo cual era bastante nuevo.
—Siento que ha hecho de todo—dice aun sonriendo, frunzo el ceño. Esto era realmente extraño y nuevo—dígame... —comienza a decir—¿Qué pasaría si le dijera, que me siento atraído por usted?
Permanezco callada. Sus ojos azulados no han apartado su vista de mi rostro que se muestra con GRAN confusión. Trago saliva e intento respirar. No sé en qué momento lo había dejado de hacer.
—¿Qué?—solté en cuanto sentí un movimiento de parte de él, ¿Qué estaba diciendo? Si supiera...
—Eres tan inocente y tierna—continua mientras da pasos hacia mí.
Me mantengo en silencio, ¿Esta bromeando? Cierto. Me tenso en cuanto le siento acariciar las puntas de mi cabello.
—¿Que? ¿Qué está diciendo?—cuestiono aturdida. Siento como me tambaleo al hablar, pues su mano a bajado a mi mejilla.
—No importa—susurra a unos sentimientos de mi rostro, por lo que estoy a punto de entrar en gran pánico mortal, su respiración se cruza con la mía por lo que mi cuerpo está por declinar.
Tranquila Sofía, mantén la calma. Mi subconsciente intenta traer de vuelta la calma. Aprieto los ojos para abrirlos de nuevo y ver mi rostro reflejado en sus ojos.
—Profesor—susurré nerviosa. Al ver que no se alejaba de mi tensé mis músculos faciales.
Esto debe ser un sueño, Sofía despierta, despierta!
—Sofía... — le escuche pronunciar mi nombre más cerca —Sofía... —repitió—Mírame...SOFÍA!!!!
Despierto de manera inmediata y me inclino para permanecer aún en mi habitación, siento mi rostro tenso y descubro que solo fue un mal sueño. Mi madre me mira un poco irritada ya que llevaba rato llamándome para desayunar desde mi puerta.
—¿Qué sucede contigo?—comienza a regañar—Son las diez de la mañana, el desayuno está listo y recuerda que antes irte debes hacer algo en casa—dicho esto salió de mi habitación.
Suelto un suspiro cansado, ¿Qué me pasa? ¿Por qué este sueño? Basta Sofía estas enloqueciendo!
Hechos los deberes de la casa, me duché y me arregle una coleta en el cabello. De camino a la escuela pensé en mi sueño, ¿Quién rayos sueña algo tan sucio como eso? Rasqué mi cabeza e intenté sacar esa imagen de mi memoria No es correcto me regañé a mí misma.
Al llegar a la escuela, lo primero que hice fue voltear al estacionamiento, y nada. Suspiré de alivio.
—Sofía!—gritó mi amigo mientras se dirigía a mí—¿Cómo estás?—saluda con un beso en la mejilla.
—Bien—respondo poco convencida. Busca mi mirada con los ojos entrecerrados esperando la verdad, pues me conocía mejor que nadie.