Mi Profesor

Lo torpe que soy

Capítulo 8

Lo torpe que Soy

Sonó la campana y nos observó. Era hora de irnos, tomó sus cosas y salimos con él.

Caminamos hacia la salida tranquilamente claro que fingimos, nos despedimos del guardia quien sonrío amablemente, miré a Chris caminar hacia el estacionamiento y abrir la puerta de su auto.

—Vayan con cuidado—agregó el oficial y salimos.

Al tener el pie afuera, la enana soltó gritos de emoción, claro que estaba emocionada también pero me ahorré los escándalos.

—Sofía... créeme este a sido el mejor día de mi vida!—exclamó Elia

—¿Y que? ¿Crees que el mío no?—confesé y reímos como dos locas.

—Tranquilas chicas... y eso que aún no ven las fotos—intentó calmar Nico mostrándonos la pantalla de su celular, le arrebatamos el celular de sus manos y vimos todas las fotos camino hacia la parada.

—Que... ¿Qué es esto?—pregunta Elia.

Al ver las fotos nos sentimos como unas tontas, arriesgamos mucho ese día por esto. Las fotografías que había tomado Nico lucían como sombras negras y borrosas. Simplemente en ninguna se podía contemplar el rostro y cuerpo de nuestro profesor.

—No sirves para esto—suelta la enana, comenzaron a discutir por lo mal que habían salido, pero mientras ellos lo hacían yo no podía sacarme su imagen de mi cabeza.

Llegué a casa arqueando una sonrisa de oreja a oreja, mis padres y hermano lo notaron extraño, en especial mi padre quien ya entendía a que se debía ese tipo de sonrisa pero no preguntó nada, le era más fácil a él que yo se lo dijera a que él me preguntara algo acerca de alguien.

Al día siguiente, Elia, Nico y yo nos sentamos juntos, el profesor Orlando de algebra al fin había llegado a dar clases, así que tuvimos que aguantar su sucio lenguaje dos largos módulos, mis ojos se cerraban lentamente, estaba cansada y hastiada de escucharle hablar así. Sentía la necesidad de salir corriendo y lavar mis oídos ante tantas leperadas y vulgaridades que salían de su sucia boca. La campana sonó en cuanto sentí la sensación de huir, suspiré de alivio y miré a Nico que sonreía ante mi expresión. Intercambié miradas con Elia, faltaba solo una hora mas para que Chris llegara.

—Hey Hey! sean tan obvias—regañó Nico en cuanto tomó lugar con nosotras.

—Si tu sintieras lo que sentimos, entenderías—solté algo irritada. Era horrible e inquietante sentir tanta necesidad de ver a una persona.

—Huy! Pues la verdad no me gustaría sentir algo por alguien que podría ser mi propio...

—Ya basta! No lo llames así—bufó Elia

—¿Quién? Su queridísimo Chris?—interrumpió Isaac abalanzándose sobre nuestros hombros .

—Déjanos en paz—reclamé haciéndole a un lado.

—¿Ya vieron quien viene ahí??—insinuó Erick imitando el mismo tono de voz de Isaac con nosotras.

Nos giramos y ahí estaba mi querido profesor, bajaba de su auto. Hizo a un lado sus gafas y miró a nuestra dirección, sin notar que nos encontrábamos ahí. Suspiré en cuanto lo vi que olvidé que me miraban mis compañeros. Al verles noté que me miraban realmente extrañados, con ese suspiro les confirmaba que no estaba jugando. Que tonta.

No tuvimos clases después de las cinco, así que podía salir e irme a casa de inmediato como solía hacerlo antes de estos sentimientos, pero no lo hice. Observé a los estudiantes que me rodeaban y que tenían modulo libre, la mayoría corría hacia las canchas a jugar, mientras que otros se escondían en algún lugar secreto de la escuela con su pareja lo cual me asustaba. Elia y Nico se habían desaparecido sin decir nada así que fui al baño a mirar mi cabello.

'Madre mía Cuanto frizz ' Tomé un poco de agua y mojé muy poco mi cabello. Saqué mi brillo labial y lo rosé en mis labios ligeramente ya que era la clase de chica que le gustaba lucir natural. Al alejarme para verme mejor vi tras de mi el reflejo de un chico realmente lindo.

Sus ojos eran grandes y cafés como los míos, sus pestañas eran ligeramente rizadas y sus cejas gruesas. Me giré en cuanto lo vi para verle mejor, su peinado era como la de cualquier chico bueno. Lucía como uno, zapatos limpios y uniforme impecable, al menos en eso nos parecíamos. Me pareció raro ya que nunca le había visto en la escuela y ésta era demasiado pequeña que la mayoría se conoce, pero a él nunca le había visto, y era muy lindo.

Lo único gracioso de él fue el paracaídas que cargaba tras su espalda, la mochila era enorme, eso me hizo descifrar mas fácil que era de primero, así que me di media vuelta pensando en que algún día debía saludarlo. Me volteé para verle por última vez y no olvidar de quien se trataba pero fui tan tonta que no me fijé en la pequeña bajada que se encontraba a unos pasos de mi y tropecé. Antes de caer bruscamente alguien tomó de mi brazo e hizo que solo quedara inclinada, mi pecho subía y bajaba del susto que me había llevado, levanté mi rostro y era él, el profesor Chris.

—¿Estas bien?—preguntó con una sonrisa burlona.

—Si, si—tartamudee. Le sostuve fuerte y me levanté por completo —estoy bien, gracias —dije acomodando mi uniforme, miré pasar a un lado al chico que pareció no haber notado nada de lo sucedido.

—Debes tener mas cuidado Sofi...—advirtió el profesor.

—Sí, eso haré—me disculpé y seguí mi camino.

Sofía que torpe eres!! Que vergonzoso... me regañé en todo el camino hasta llegar al salón.

—¿Dónde estabas?—preguntó Elia

—¿Ustedes dónde estaban?—reclamé.

—Fuimos a ver al chico de ahí—señaló discretamente a un chico de estatura mas alta de la de nosotras, castaño. Pero al girarse me paralicé —¿Lo vez? —abrí mis ojos como plato al ver al mismo chico que había visto tras el espejo del baño.

—¿ÉL?!—solté escandalizada.

—Sí, ¿es lindo verdad?—dijo Elia recargada en el barandal.

Si lo era.

—Ah... Si, si...—digo.

Elia procede a adentrarse al aula mientras que me quedo observando a aquel chico.




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