Mi Querida Amanda

PARTE 03

 

—Gracias por enseñarme— Mientras se secaba el sudor de la frente con la manga de su blusa.

 

—Tranquila no es nada.

 

Terminando de limpiar las pocas escaras que le salía en el cuerpo, a Amalia, puesto que su estado vegetativo e inmovilidad las causaba, tenía la cama apropiada, pero de igual manera no dejaba de presentar ese tipo de efectos secundarios.

 

—Claro que es todo, de esta manera me siento cerca de mi hermanita y de Amanda, será una niña hermosa, estoy segura de que sacará tu cabello—Acariciando el rostro de su hermana, uno inerte, uno sin expresión, simplemente como si fuera la princesa durmiente, pero esta nunca iba a despertar.

 

La enfermera, que le había estado enseñando algunas cosas, se sintió conmovida que no pudo evitar contarle lo que había pasado en las horas que ella no estaba.

 

—Venga — La atrajo hasta el sillón que estaba frente a la cama y se sentó junto a ella— Debo decirle esto, a veces por las noches viene ese hombre que dice ser el tío de Amanda y contempla a su hermana, pone una sonrisa muy extraña, lo sé porque lo he visto cuando me ha tocado turnos nocturnos, además que sé que el jefe de médicos le entrega todo lo que le pide respecto al caso de su hermana, ese hombre de verdad le quiere quitar a su sobrina.

 

—Y está esperando que mi hermana muera— Se llevó una mano al pecho, luego de pronunciar esas últimas palabras.

 

—Lo siento mucho de verdad, ese sujeto parece.

 

—Salido del infierno, no puedo creer que un ser humano tenga el corazón tan negro, disfruta con la desgracia de mi familia, se sabe con poder, con dinero y contactos. A los pobres siempre nos tratan peor que a trapo viejo, es seguro del tipo que les gusta siempre hacer resaltar su dinero, para tapar la podredumbre que tiene en el alma, una negra, porque lo que está haciendo no tiene pies ni cabeza, no tiene un ápice de compasión por nadie, con razón su hermano resulto otro malnacido— La rabia que sentía cuando hablaba de Alejandro era tan grande que se acercó a la cama donde posaba su hermana y acaricio su rostro, luego poso sus manos sobre el vientre de seis meses donde estaba su querida Amanda, pero al pronunciar esas últimas palabras “Malnacido hermano” La pequeña pateaba con tal ahínco, que tuvo el temor que algo malo estuviese sucediendo.

 

—Voy a llamar al médico, la paciente está teniendo una reacción, pero por parte del área del vientre.

 

—¿Qué sucede con mi hermana o mi sobrina?

 

 

—Doctor, han sido horas que nadie me informa algo, me tienen con el corazón en la boca, ¿Qué paso?

 

—Al parecer por el estado de su hermana, el producto dentro de su vientre.

 

—¿Producto? ¡Está loco! Mi sobrina no es un producto, así como a ustedes le gusta hablar, tiene células, tienen corazón, así que no se refiera a ella de esa manera, como si fuera una caja o cualquier otro objeto, es MI SOBRINA, SANGRE DE MI SANGRE

 

—Guarde la compostura que estamos en un centro médico especializado, como le decía, el estado de su hermana hace que el feto dentro de su vientre, sufra taquicardia, la vamos a cambiar de habitación, además que necesitara terapia de movimiento, no por ella, si para evitar sufrimiento fetal que termine por poner en riesgo a su sobrina, evitaré referirme a ella como hace un momento, supera los 170-180 latidos por minuto y esta situación se mantiene durante algún tiempo o de forma permanente, tendríamos que hacer más estudios para verificar su estado, puede haber muerte fetal.

 

 

“Muerte fetal” Aquella frase, rondaba en su cabeza desde hacía dos horas, no había tenido tiempo de pensar en esto, en este tiempo que había tratado de averiguar las consecuencias de un embarazado en una persona con el estado de su hermana, siempre espero un milagro era como si su consciencia le dijera es una realidad, es lo que puede pasar,    la idea de la muerte de su única hermana eres un sufrimiento inagotable, el saber que su pequeña sobrina, podría sufrir un destino similar la estaba consumiendo.

 

 

—Tranquila, bebé, la tía está aquí y te va a defender con uñas y dientes, solo no dejes de luchar, mi cielo, da batalla, bebé, Amalia, protégela, con lo último de vida que te quede, cuídala ahí dentro, no me quites también a ella, hermana ¿Por qué? —Mientras las lágrimas la invadían, ponía su rostro a lado de la cama y tomaba las manos de su hermana para acariciarlas y quedarse dormida tal cual como ella hacía cuando eran pequeñas y la creía dormida.

 

—¡No hagas eso Amalia!

 

—Hermana, eres aburrida, solo bebé conmigo.

 

—Tú nunca haces cosas como esta, ¿Qué te sucede?

 

—Yo estoy bien, perfecta, hermosa y bella como dice

 

—Ese tipo me tiene cansada, tú no eras así, bebes, no vienes a dormir, fumas y no quiero pensar que otras cosas haces.

 

—Eres una Cucufata, una mojigata, vive hermana mayor, vive, la vida es corta y solo hay una.

 

—Tienes un camino por delante, puedes conocer otras personas, alguien mejor que ese sujeto.

 

—Eso sí que no, esteremos juntos toda la vida, además hasta creo que comparto su mismo presentimiento.

 

—¿De qué hablas?

 

—Nada hermanita, nada, no seas exagerada, bebe conmigo un poquito anda, no seas mala hermana mayor y complace a su hermanita chiquita.

 

 

—¿Es usted pariente o comparte algún lazo con la señorita, déjeme ver Amalia Fernández?

 

—¿Qué hace un oficial aquí? Es mi hermana menor, pero no entiendo.



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En el texto hay: perdon, amor, odio

Editado: 06.07.2023

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