Mi Querida Amanda

PARTE 07

 

 

Habían sido semanas, llenas de estrés, de ir y venir, las cosas en la compañía no eran fáciles, habían aparecido de la nada   personas con el apellido Winston y con verdaderos lazos sanguíneos con el este, intentaban impugnar   el hecho de que él tenga el poder de todo sin siquiera ser un Winston real. Además, que estaba a la espera de una noticia, tal vez era una locura, pero necesitaba que ya todo se haga real, necesitaba un peso menos. Necesitaba alejarse de esa mujer que solo le atormentaba las noches cuando en sueños hacía que estos se volvieran tan turbios al   tocarla y hacerla suya, que no era sano, no quería seguir   con esa tortura.

 

—Entonces ¿Tenemos un trato?

 

—Sabe muy bien que necesito el dinero, así que estaba bien, lo haré entre hoy y mañana.

 

Era una locura y rayaba con lo moralmente correcto, pero quien no sería capaz de lo que sea por su familia. Lo único que quería es acabar con su locura y sabía que lo vendría no sería fácil, pero para él era un problema menos sin imaginar que estaba acelerando, algo que cambiaría su vida por completo y para siempre.

 

—Señor, todo está listo con la habitación de la pequeña, sin embargo, hay algo que me preocupa.

 

—Dime Graciela. Tienes la libertad de hablar.

 

—Su madre, lleva varios días preguntando por el niño Alessandro hasta dijo que tenía el presentimiento que algo le había pasado.

 

—¿Desde cuándo está pasando eso? —Mirando por un extremo de la cortina que divida la sala del jardín trasero de la casa.

 

—Hace cuatro días, pensé que pasaría, pero no ha sido así, debería hablar con ella y tratar de calmarla, ya el médico dijo que se puede hacer parte de su conducta errática.

 

Se metió las manos en el bolsillo y se acercó al jardín, podía ver a su madre jugar con unas burbujas y reír de manera extraña, cuando se dio cuenta de que él estaba ahí le hablo.

 

—Mi niño ven a jugar con mami, mira qué bonitas, mira ven, juega conmigo.

 

Se subió las mangas y empezó a picar algunas, luego ella le dio el burbujeró y empezó a saltar cuando él lanzaba las burbujas, la risa de su madre lo llenaba, aunque sabía que esta viniera desde una parte de su mente que había perdido noción de la realidad, a los poco segundos ella empezó a llorar deteniéndose en medio de todo ese ambiente tan fresco y divertido.

 

—Sucede algo ¿Te sientes bien?

 

—¿Dónde está Alessandrito? No ha venido a verme.

 

—El este, está de viaje, mami.

 

—¿No me estás mintiendo? — Acariciando su rostro y él, cerrando los ojos como si fuera un mínimo, acurrucándose en esa suave mano que alguna vez fue de una mujer joven y vivaz, la mano de una madre que, aunque amaba a sus hijos, alguna vez careció de aquella fuerza para defender a sus pequeños.

 

 

—¡Déjala!

 

—No te metas maldito, mocoso, tu hermano y tú ya me tienen harto, me arrepiento de haber adoptado a este par de engendros

 

—¡Con mis hijos no te metas! — Trato de detener el golpe, pero fue en vano, aquel hombre ya había golpeado al pequeño Alessandro, de pronto entro Alejandro, guiado por los gritos y el ruido de los jarrones romperse, acababa de llegar de la preparatoria.

 

—Padre ¿Cómo te atreves?

 

—Me atrevo porque estoy harto, cansado, mírala, esa mujer tan santa que dice ser tu madre es una cualquiera que se atrevió a

 

—¡Cállate, cállate! No le hables así a mis hijos de mí, tú tienes la culpa, no sé por qué te casaste conmigo.

 

—Porque tenías dos preciosos hijos que ya crecieron y no me sirven. —Alessandro estaba inconsciente y no pudo oír esas palabras, pero Alejandro, si y la rabia junto a los recuerdos que lo invadían, lo hicieron presa de una bestia sin frenos y consciencia, con toda la fuerza que los años de abusos le dieron, lo empujo terminando este atravesando el ventanal cayendo hasta la primera planta, la adrenalina de lo sucedido lo orillo, lo arrinconó hasta ese punto.

 

—¡Alejandro!  Lo mataste. — Era Alessandro que estaba despertando, mientras su madre seguía en shock, pero sabía que debía actuar, aunque sea ya demasiado tarde.

 

—Mi niño, no digas nada, todo fue un accidente, yo lo hice ¿Entiendes? Yo lo hice.

 

—Pero madre — Aun mirando sus manos, aquellas con quien empujo al hombre que por mucho tiempo había llamado padre, pero que cuando bebía olvidaba que lo era y en más de una ocasión se había encargado de desgraciarle la vida, fragmentos de su vida que había intentado olvidar.

 

—Hijo, no quiero que arruines tu vida, tienes una beca, no quiero que tengas antecedentes, si antes no te defendí ahora, si lo haré, solo habla con tu hermano, — Acariciando su rostro, tratando de calmar a su corazón, ya la adrenalina había cesado y su consciencia aparecida, pero su madre tenía razón, sin embargo, también sabía que todo era por su familia y así sería siempre, llegaría a hacer lo que sea por su familia.

 

—Dile a tu hermano que venga pronto, lo extraño mucho.

 

—Si mami, lo haré.

 

Luego la tomo de la mano para que entrara a su casa, la llevo hasta su habitación dejándola en su cama, la arropo hasta que quedó dormida, el médico le había indicado que   muchas veces, luego de una interacción donde su mente viajara al pasado, terminaría agotada, por lo que la presencia de sueño sería algo común y típico por su condición.

 

 

—Doctor, mi hermano tuvo una hija y pronto la traeré a esta casa, ¿Es conveniente que le diga que es hija de él?



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En el texto hay: perdon, amor, odio

Editado: 06.07.2023

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