Mi querida Ariel

Cap. 18.

Phoenix sonrió ante el comentario. Era cierto, no se debía subestimar a la chica que había podido dominar lo básico y cotidiano del idioma francés en solo una semana.

— Ha finalizado el conteo. Por mayoría de votos, se acepta el acuerdo propuesto por Elizabeth Bornacelli. En el transcurso del día se les estará enviando un acta de compromiso con los términos pactados. Con esto, la sesión llega a su fin. Tengan todos un buen día. — expresó el abogado y la ojimiel sonrió levemente. Su sobrina había logrado convencer a los accionistas. Aunque debía demostrar sus capacidades, ya era un logro notable.

Poco a poco los accionistas se retiraron de la sala de videoconferencia y solo quedaron las pelirrojas y el señor Gallo. La menor volvió a activar micrófono y se estiró hacia atrás en la silla.

— Deme los informes acerca de la junta, por favor. — pidió, puesto que se había limitado a escuchar durante la reunión virtual.

— Todos los accionistas ingresaron a la videoconferencia a excepción del señor Axel Meyer. Él había manifestado que debido a cuestiones personales no podía ingresar; sin embargo, afirmó que no estaba ni a favor ni en contra de su posición en la empresa. — Elizabeth se llevó una mano al mentón. Aquello era raro.

— Todos tuvieron una posición radical, sea a favor o en contra. ¿Por qué él no? Es como si no le importara lo que ocurriera con la empresa, como si fuese un mero espectador. — razonó Elizabeth mentalmente y decidió formular una pregunta. — ¿Desde cuándo es accionista?

El abogado pensó antes de responder. — Es uno de los accionistas más importantes, uno de los primeros de Elena's Designs y uno de los que posee mayor porcentaje de acciones. Sin embargo, lo extraño es que nunca ha estado en ninguna reunión, solo se contacta a través de correo electrónico.

Esa información solo aumentó las dudas de la pelirroja menor. — Sospechoso. ¿Acaso no le importa perder dinero? Quizá es un inversor experto y confía demasiado en nuestro potencial. Pero, ¿no asistir a ninguna reunión? ¿Ni siquiera a las más importantes? Eso es muy extraño. ¿No tiene interés en la empresa? ¿O solo quiere obtener información? No me agrada en absoluto — la ojiazul suspiró y decidió restarle importancia al asunto; lo que hiciera o no el accionista, no tenía nada que ver con ella, siempre que no afectara a la empresa. — En fin, el señor Meyer no es lo que nos concierne ahora. Necesito que me envíes la lista de los accionistas que se opusieron y programes reuniones individuales para negociar el precio de la compra de sus acciones. Además, por favor envía el acuerdo de hoy también a los miembros de la junta directiva. Ellos fueron los primeros en apoyar la propuesta, pero faltaba la aprobación de los accionistas.

— Entendido. — respondió el abogado mientras escribía los asuntos pendientes.

— Por cierto, cambiando de tema, ¿todavía se mantiene el control de la producción de la empresa? — cuestionó Elizabeth al abogado, pues aquello era esencial para llevar a cabo su plan.

— Así es, aunque muchos no están completamente de acuerdo con lo riguroso que es. Su madre quería saber en detalle la cantidad producida por cada sede, incluyendo la clasificación de lo producido y la producción individual. — contestó el señor Gallo mientras tomaba apuntes.

Elizabeth sonrió, aquello había sido su idea y Elena la implementó hasta el final. — Perfecto, necesito que solicites al departamento de producción de cada sede, los informes de los tejedores de los últimos tres meses. Una vez que los tengas, programa reuniones con quienes no cumplan con el mínimo de producción y los que solo cumplen con el mínimo. Tendremos reuniones con todos ellos, sin importar en qué país se encuentren. Hablo italiano, inglés, francés y japonés; si en el país no se habla ninguno de esos idiomas, necesitaremos un intérprete que hable el idioma local y uno de los que domino. — el mayor siguió escribiendo en una agenda.

— ¿Piensa despedir a los que no cumplen con lo esperado y aumentar la carga laboral de los demás? — la menor enarcó una ceja.

— Claro que no, sería un error. Si lo hiciera, la empresa colapsaría.

— ¿Entonces qué hará? — exclamó algo ansioso él, pues Elizabeth solamente le había contado lo que haría durante la videoconferencia y cómo se programarían las siguientes.

— No se preocupe, le revelaré poco a poco el plan, le aseguro que tendrá éxito.

Él sonrió al notar la confianza que la niña tenía en sí misma, su expresión facial era similar a cuando su madre se mostraba segura. Phoenix suspiró, no le agradaba esa sonrisa del abogado. Sabía que él tenía sentimientos por Elena, pero que ella nunca lo aceptó debido a que solo existía un único amor en su corazón: Franco.

La ojimiel no deseaba que él se fijase en su sobrina, por lo que decidió intervenir. — Enrico... — lo llamó por su nombre, sin embargo, fue interrumpida por su sobrina.

— Que tenga buen día, señor Gallo. — tras eso, colgó la videoconferencia y se levantó de la silla. Luego caminó dándole la espalda a la pelirroja mayor y habló. — Ten cuidado con lo que le dices al señor Gallo. — su voz se escuchó fría y Phoenix frunció el ceño, no comprendía el cambio de actitud de su sobrina, hace unos instantes parecía que se divertía en la reunión y ahora su voz sonaba un tanto sombría.

— ¿Por qué? ¿Hay algo que no debería saber? — la menor se mantuvo en silencio por unos instantes, sin saber cómo expresarse.




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