Mi querido tulipán ( Bilogía Familia #1) (2015)

CAPÍTULO 8

Ese fin de semana Eric sufrió una caída muy aparatosa pero al final no fue nada grave, esas carreras las ganó Nowak, mientras veía la carrera, la máquina que controlaba la frecuencia cardíaca de Tomás empezó a acelerarse más de lo normal. Alma, asustada se acercó hasta él y vio que iba perdiendo el color por segundos, rápidamente los doctores acudieron a estabilizarlo y finalmente decidieron trasladarlo a la UVI, desgraciadamente a Tomás no le quedaba mucho tiempo.

Un par de días después, Tomás iba empeorando y su hija se iba desesperando más y más, no sabía qué hacer ni a quién acudir. Lo único que tenía claro era que mientras su padre tuviera aliento allí estaría ella.

El fatal desenlace tuvo lugar una semana más tarde, Tomás murió a causa de un paro cardíaco y por fin alcanzó la paz y el descanso que tanto anhelaba.

Al funeral acudieron los amigos más íntimos, y fue todo lo más rápido posible, después de eso, Alma se atrincheró en casa de su padre, con sus recuerdos, para ella la vida tal y como la conocía había terminado.

Días después, un abogado se presentó en su casa para hacerle saber que todo lo que su padre poseía, ahora sería de ella, incluidas las deudas. El taller tenía demasiadas pérdidas, Tomás estaba endeudado hasta las cejas pero jamás quiso cerrar lo que para él había sido toda su vida.

—Deberías cerrar el taller—le recomendó Andy—No tienes dinero para pagar todo.

—No puedo hacer eso, no puedo echar por tierra los logros de mi padre. No puedo, es nuestra vida Andy, y tú lo sabes mejor que nadie, además no te puedo dejar sin trabajo.

—Por mí no te preocupes, yo puedo buscar otro trabajo y ya está, haz lo correcto Alma, no te arruines más por algo que al fin y al cabo no tiene solución.

Las semanas seguían trascurriendo y al final tomó la decisión de cerrar el taller de Tomás y vender todo lo que tenía dentro, por esa parte podía estar tranquila pero por otra se sentía inmensamente sola. Su teléfono llevaba semanas sonando pero no quería hablar con nadie, todos querrían darle el pésame y ella estaba bastante harta de ello. El móvil volvió a sonar.

—Es Alina—le dijo a Andy que se encontraba allí en ese momento.

—¿No lo vas a coger?—preguntó extrañado.

—No, ella aún no sabe nada y…

—Tranquila yo lo haré—respondió el teléfono y le contó todo a la chica.

—¿Tomás lleva muerto casi un mes? ¿Por qué nadie nos ha dicho nada?

—Alma no quería, y yo respeté su decisión, lo siento.

—¿Y ella como está?

—Mal, jamás la había visto con esa apatía hacia la vida y la verdad tener que renunciar al negocio de su padre ha sido la puntilla.

—Quiero hablar con ella ¿Me la puedes pasar?

—No quiere ver a nadie, no quiere hablar con nadie, conmigo sí porque no le queda más remedio.

—Entiendo…pues entonces dile que iré a verla y que si no me quiere ver echaré la puerta abajo, pero Alma me va a oír.

—Sé que lo harás, y si no puedes sola, no dudes en buscarme que te ayudaré.

—Es bueno saberlo, te tengo que dejar, adiós y cuida de ella.

Tras colgar el teléfono, se dio la vuelta y allí estaba su hermano, no pudo reprimir sus lágrimas y finalmente le contó todo.

—¿Para qué vas a ir? Si te han dicho que no quiere ver a nadie.

—Me da igual, yo sé que tú no lo entiendes…

—No, no lo entiendo pero tú sabrás lo que haces.

Se marchó de la habitación de su hermana y se fue a su cabaña particular pensando que había llegado el momento de cumplirle lo prometido a Tomás, no tenía ni idea de cómo lo iba a conseguir pues la misión no era nada fácil y él no estaba dispuesto a faltar a su palabra.

Al día siguiente estaban todos desayunando juntos cuando a Alina se le ocurrió una idea.

—Quisiera haceros una propuesta a todos—soltó de golpe.

—¿Y qué es eso que quieres proponernos?—preguntó Milek, su tío.

—Veréis—soltó la servilleta en la mesa—Tengo una amiga muy cercana que está pasando un mal momento, su padre ha muerto recientemente y no tiene más familia, la pobre está muy deprimida. Es una gran chica, nos conocemos desde hace poco pero me ha demostrado que es una verdadera amiga y…

—Al grano hija—la interrumpió Marta.

—¿Os importaría que la invitara a estar aquí una temporada con nosotros?—preguntó rápidamente.

—¿Cómo?—dijeron todos al unísono, todos menos Yahir que casi se atraganta.

—Definitivamente no—respondió Melissa—Me niego a que una desconocida salida de quién sabe dónde viva bajo mi mismo techo.

—Creo que es una gran idea, Alina, tienes mi voto—comentó Bradley.

Alina miró a su hermano sabiendo cual era su opinión, después hizo lo mismo con sus tíos que aún no se habían pronunciado.

—No sé qué decirte hija—dudó Marta—No te digo que sea mala chica pero no la conocemos de nada para meterla en nuestra casa.




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