Mi querido tulipán ( Bilogía Familia #1) (2015)

CAPÍTULO 15

—¿Me lo explicas tú o le sonsaco a ella mañana?—preguntó Alma a su mejor amigo mientras se subían al coche.

—Creo que está todo bastante claro—su amiga lo fulminó con la mirada esperando más información—¿Quieres dejar de mirarme así? ¡Me pones de los nervios!

—¡Es que no pegáis ni con cola!—carraspeó—Perdón, no quería decir eso, me alegro mucho de verdad, pero no me lo esperaba.

—Ni yo—murmuró Andy—Pero aún así es demasiado complicado, no creo que vaya a durar.

—¿Por qué eres tan pesimista? Eso tú no lo puedes saber, ella es una muchacha encantadora y tú también lo eres ¿Por qué no intentarlo?

—No sé, igual porque estamos a miles de kilómetros, Alma joder, que es imposible, esto no es una película romántica, es la puta vida real—miró por el retrovisor para incorporarse al tráfico y se pusieron en marcha—Ella se merece algo mejor que yo—Alma soltó un taco demasiado insultante para Andy—Cambiemos de tema anda ¿Cómo es eso que te vas otra vez y a cuidar de ese tío? Ni siquiera te cae bien.

—Es un trato, no me cuesta nada hacerlo, me gusta sentirme útil y si puedo ayudar a alguien que me necesita, lo hago y ya está, de momento no tengo otra cosa que hacer, volveré pronto, puedo llegar a ser bastante pesada—Alma bostezó, estaba realmente cansada.

—Creo que deberías dormir hasta que lleguemos a Málaga, mañana tienes que madrugar—le tomó la palabra y a los diez minutos la chica dormía plácidamente mientras que él no dejaba de darle vueltas a su cabeza.

A las doce del mediodía, sonó el timbre de su casa. Echó un último vistazo a su piso y bajó hasta el portal, en el cual un taxi que ella no había pedido, la esperaba. Subió y sin mediar palabra alguna, la llevó directamente al aeropuerto. Cuando llegaron, el señor del taxi le ayudó a bajar sus maletas y la acompañó a una sala de espera en la que aún no había nadie, minutos más tarde llegaron los hermanos Nowak en compañía de una enfermera del hospital.

—Has llegado pronto ¿Estás cansada?—se interesó su amiga.

—Un poco, pero nada que no se pueda solucionar—las dos se apartaron un poco del hermano malhumorado de Alina—¿Qué tal va?

—Sorprendentemente bien, aún no se ha quejado. Hayas hecho lo que hayas hecho, te doy las gracias. El avión nos está esperando, podemos salir ya.

—¿Tan pronto? ¡Ni siquiera tengo billete!

—Alma, el avión es alquilado, sólo viajamos nosotros tres—se echó a reír descaradamente—¿De verdad pensabas que estando así mi hermano íbamos a esperar lo más mínimo?

—Yo…en fin…no lo sabía. Pensarás que soy un poco paleta—susurró un poco avergonzada.

—No tenías porqué saberlo, vamos ya. Ayúdalo yo me iré adelantando.

Alma lo miró de reojo, allí estaba sentado en una silla de ruedas, ya que seguía convaleciente de su pie.

—Vamos, es la hora—él ni siquiera le respondió se limitó a asentir.

El avión despegó sin incidentes y como la misma Alma pudo comprobar, un avión privado era infinitamente mejor que uno lleno de gente molestando ¿Quién dice que el dinero no da la felicidad? Aunque sea momentánea. Unos minutos después se volvió a dormir.

Cuando Alma despertó ya habían aterrizado, mientras se recomponía un poco fue bajando del avión, allí había un todo terreno esperando por ellos, montaron en él y comenzaron el retorno a casa de los Nowak.

Parecía que había sido ayer cuando se fue, en el fondo había echado de menos Volendam. Cuando cruzaron la puerta del jardín, Nowak al fin habló.

—Puedes llevar tus cosas a mi casa, de nada me servirás en otra parte, así que adelante, bienvenida a tu nuevo hogar.

—Vamos a llevar la fiesta en paz, si estoy aquí es porque soy una blanda, pero ni creas que me vas a ningunear—ambos entraron él sentado y ella empujándolo—Bonita casa.

—Gracias, como puedes ver o al menos así yo lo recuerdo, está todo bastante organizado no creo que tengas ningún problema para encontrar todo.

—¡Oh Yahir!—Marta apareció en la cabaña—Menos mal que estás bien ¿Por qué no querías que fuéramos a verte? Tu tío y yo estábamos muy preocupados por ti.

—Estoy perfectamente, salvo por el detalle de que estoy totalmente ciego—escupió con rabia.

—No es definitivo—interrumpió Alma ante la situación tan tensa—Me alegro de verte de nuevo Marta.

—Yo también me alegro mucho que hayas vuelto, te he echado de menos…y los demás también por supuesto. ¿Por qué no has ido a casa a dejar tus cosas? Vamos te ayudaré.

—Ella se queda aquí, para eso ha venido, soy su buena acción del año—respondió su sobrino.

—¿Cómo te vas a quedar aquí? No hay sitio, en casa estarás mucho más cómoda ¿Dónde piensas dormir?

—El sofá creo que puede ser una buena opción, parece bastante cómodo—respondió ella—No te preocupes será por poco tiempo te lo aseguro.

—No entiendo nada, pero ya sois mayorcitos para saber lo que hacéis—Marta se fue de allí dejándolos solos de nuevo.

Horas después ya habían acordado como iban a plantear su convivencia, después de discutir acaloradamente llegaron a un acuerdo. Le dio la cena y él se tomó la medicación a regañadientes.




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