—Hola—saludó la muchacha—No te pregunto cómo te va porque por lo poco que he visto está bastante bien.
—Gracias, supongo ¿Todo bien por allí?
—Sí, ya sabes como siempre. ¿Soy yo o estamos teniendo una conversación de besugos?
—¿Una conversación de besugos? No tengo ni idea de qué significa eso—le hizo gracia la expresión.
—Significa que estamos hablando sobre cosas que no significan nada, sin sentido ¿Lo has entendido?
—Perfectamente, aprendo rápido. Tengo que decirte algo—en ese momento se puso serio.
—¿Y ahora qué pasa?
—No sé cómo, un periodista va diciendo por ahí que…—no sabía cómo decírselo.
—¿Qué es lo que va diciendo ese periodista? Si se ha metido contigo, iré a enseñarle modales a ese hijo de su madre—bromeó.
—Tranquila, eso no es necesario. Sólo que ese tipo ha insinuado en plena rueda de prensa que Eric y yo hicimos un pacto, él se quedaba con el campeonato a cambio de ti.
—¿Cómo? ¡Es increíble! Ese tío da auténtico asco, que hijo de…
—¡Para! Nadie le ha creído, bueno Eric sí ¿En serio es tan idiota como para creerse eso?
—No es idiota—le defendió—En cuanto a esto, lo arreglaré a mi modo.
—¿Qué vas hacer?—le preguntó perplejo.
—Necesito que me hagas un pequeño favor.
Escuchó con atención todo lo que ella le iba diciendo, como era de esperar no estuvo de acuerdo y terminaron discutiendo, después Alma colgó y él ya se sentía menos solo.
El Sábado clasificó con el quinto mejor tiempo, la pista estaba un poco complicada porque llovió bastante de madrugada, se quedó en el circuito hasta tarde hablando con sus chicos sobre el planteamiento de la carrera del día siguiente.
El Domingo llegó al fin, pero Nowak tenía un mal presentimiento. En la primera carrera, salió bien, adelantó a los demás pilotos pero de un momento a otro sus neumáticos se vinieron abajo, acabó en décima posición. Llegó a su garaje muy enfadado, se bajó de la moto y se fue a sentarse a su sitio para estudiar su telemetría para la siguiente manga. Cuando levantó la cabeza, se llevó una grata sorpresa.
—¿Cómo has llegado hasta aquí? No tienes acreditación.
—En mi otra vida fui ninja, pero no levantes la voz o me echarán. Ya que no quisiste ayudarme me las he tenido que apañar sola, pero eso es lo de menos, ven tenemos que hablar, no tienes mucho tiempo.
No lo dudó, en sus ojos vio que estaba a decidida a todo, y seguramente tendría razón.
—¿Qué narices te ha pasado? Y no me digas que las ruedas estaban mal porque estabais todos a la par. Tienes que espabilar, tú y yo sabemos que puedes hacerlo muchísimo mejor.
—No me pasa nada, la pista está muy verde, los neumáticos no agarran nada y…
—¡Tonterías! ¿No me irás a decir que tienes miedo verdad?
—No tengo miedo es que…
—¡Es que, nada! El piloto que yo conozco, los habría machacado uno a uno sin contemplaciones. Sé que es difícil pero también sé que puedes hacerlo—se acercó a él y lo miró a los ojos—Yo confío en ti, no me hagas arrepentirme.
—¿A qué has venido?—preguntó confuso.
—A apoyarte ¿No pensarás que te iba a dejar solo un día como hoy? No he podido llegar antes, pero más vale tarde que nunca—ambos permanecieron callados, sobraban las palabras, ni ellos mismos supieron definir la conexión que establecieron en ese momento—Debes volver, tenéis cosas en las que trabajar antes de la segunda manga.
—¡Un momento! Si lo consigo, te quiero esperándome cuando llegue.
—No puedo colarme, no tengo acreditación—se lamentó.
—¿No fuiste ninja en otra vida?—le sonrió y la dejó atrás mientras se iba a preparar para la segunda carrera.
En esta ocasión, salió mentalizado en que lo iba a conseguir, costara lo que costara, se la debía, Alma había estado con él en su descenso al infierno y lo había rescatado. Le había dado su confianza al cien por cien, había ido hasta allí para animarle cuando estaba lleno de incertidumbre, sin duda no merecía que se portara tan bien con él. Cuando el semáforo se apagó, salió como una bala esquivando piloto tras piloto, en tres vueltas ya había conseguido ser segundo, justo delante iba Eric, su moto era infinitamente mejor que la suya, pero la motivación que sentía le daba la potencia que le faltaba a su motor, a falta de cinco vueltas y tras pasarse en varias ocasiones, Nowak cambió el ritmo y se largó, finalmente logró cruzar en primer lugar la meta, lo había conseguido.
El público como era normal enloqueció al ver a su piloto ganando de nuevo y con tanta convicción, sin duda aquel era uno de los días más felices de su vida, le gustaba ser así, ser él mismo, el traje del piloto irascible y borde sería enterrado para siempre. Llegó el último al parque cerrado, ya habían llegado Eric, y el rookie, que había finalizado en tercera posición. Saludó a su equipo, se lo merecían todo, habían trabajado duro para conseguir una moto decente. La buscó con la mirada y al principio no la localizaba, pero segundos más tarde, la vio, estaba detrás de todos los miembros del equipo. Alma aplaudía contenta, no pensaba que iba a ganar, sólo quería que volviera a ser el de antes, le indicó con las manos que se acercara y ella negaba con la cabeza, pero el piloto insistía, al final se acercó hasta llegar casi a la valla de seguridad. Sin pensarlo, saltó la valla y se dirigió a ella, para abrazarla, con casco incluido, después la levantó del suelo y empezó a dar vueltas. Ella le pedía que parara entre risas pero él no parecía escucharla, al cabo de unos segundos la bajó y se levantó la visera.