Mi Realidad Secreta

Capítulo IV

 

Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón.

(J. Borges)

 

No puedo procesar lo que acabo de ver. Taylor es el hijo del Señor Miller. Al parecer están pasando por un mal momento, ¿cómo voy procesar todo esto?, si solo pudiera hacer algo para ayudarlo. Me arrepiento de hacer nada cuando lo vi tan entristecido.

Llego a casa y no hay nadie, subo a mi habitación aún en estado de shock por todo lo descubierto hoy. Voy hacia mi celular y encuentro dos llamadas perdidas de mamá, supongo que no es tan importante por lo que decido llamarla más tarde.

Me recuesto en la cama y comienzo a pensar. Pensar en Taylor, en su forma, sus reacciones. Me pregunto cuáles serán sus fortalezas, pues ya conocí una de sus debilidades. ¿Habrá una posibilidad de que pueda estar interesado en mí? No lo creo.

El timbre del celular interrumpe mis pensamientos.

—Hola…— digo de pocas ganas.

—Hola cariño, ¿estás en casa? —es la voz de mi mamá tratando de ser demasiado cariñosa. Algún favor quiere.

—Sí, estoy a punto de dormir por un rato.

—Ay amor, necesito que vayas a la escuela de tus hermanos a una reunión, es que no podré ir porque surgió un imprevisto en el trabajo, por favor te lo pido Alison—.Resoplo en el teléfono antes de responder, lo pienso algunos diez segundos y recuerdo que ella es quien me ha dado la vida. Por lo que acierto.

—Gracias mi pequeña, debes estar a las cinco en punto. Cuídate mucho. Te quiero.

Ya son las 4:15 pm, así que debo bañarme y alistarme de inmediato.

Llego a la escuela y me pierdo entre tantas personas. Voy hacia uno de los policías, tenía en el uniforme una identificación que ponía “C. Biff”, pequeño y lleno de canas, de unos sesenta años.

—Buenas tardes, ¿podría por favor indicarme donde se encuentra el aula nueve? —le digo al acercarme, el señor me mira de arriba hacia abajo como preguntándose algo.

— ¿Tiene un hijo aquí? —sigue mirándome con cara de ironía.

—No! No señor, vengo por mis hermanos—se alivia un poco al escuchar mi respuesta.

—Oh discúlpame preciosa, es que he encontrado muchas jovencitas como tú con hijos como estos. El aula está a la derecha del primer pasillo.

—Muchas gracias, pase buen resto del día.

Al terminar la reunión decido preguntarle por mis hermanos a la maestra. Resultaron ser igual que yo a su edad.

—Son muy trabajadores y responsables. Solo que también son algo tímidos para hablar en clase. Dígale a sus padres que sus hijos tienen mucho potencial solo que necesitan un ligero empujón para explotarlo—. Me llena de alegría esas palabras. Hace mucho que no llevo una buena noticia a casa, y esta está buenísima.

Saliendo para irme a casa me encuentro con Carry Donson. Ella es una ex-compañera de clases, dejo la escuela para dedicarse al baile. Es alta, de pelo negro con mechones azules, con una piel blanca y típica ropa de jeans y blusones.

— ¡Alison Barner! Cuanto tiempo. ¿Cómo has estado?

—Hola Carry, muy bien, aunque ya sabes, la escuela quitándome el tiempo libre, ¿y tú como la has pasado?

—Nos va muy bien, deje por un tiempo el grupo de baile por el bebé.

—Wao, no sabía que tuviste un hijo. Felicidades te deseo lo mejor para ti y tu criatura—. Dios ayúdame a ocultar la cara de sorpresa por favor. Mmmm quisiera preguntarle por el responsable de ese embarazo prematuro, pero creo que no es buena idea.

—Gracias, todavía sigo viviendo en casa de mis padres. Puedes visitarnos cuando gustes.

—Claro que sí. Carry nos mantenemos en contacto, discúlpame es que debo irme, mi casa no es muy linda al anochecer ¡cuídate mucho! —me despido de ella cariñosamente, abrazándola y diciéndole que puede contar conmigo.

Logro llegar a mi hogar y me encuentro con mamá y papá besándose en la cocina. No fuera tan malo si la cocina no estuviera tan cerca de la sala. Por tanto lo que haces en la cocina, ¡se ve desde la entrada!

...

Voy al refrigerador y busco helado de chocolate para comerlo mientras veo una película.

Llaman a casa y Samuel me lo pasa. —Es para ti, es un hombre, le iré a chismosear a papá— dice mi Angelito favorito. Tomo el teléfono junto a mi tazón de helado.

— ¿Hola?

— ¿Alison Barner? —dicen desde la otra línea, la voz se me es familiar.

—Sí, ¿quién me habla? —contesto algo distraída por el helado, está delicioso.

—Es Taylor, le pedí el número a tu amiga, quería el de tu celular, pero ella insistió en darme este—. Sí, es muy común que un chico lindo llame a mi casa, a estas horas… ¡Mentira! Ni Mike llama a casa, para eso está el celular. Alguien que me diga que esto es una broma de mal gusto.




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