Mi Ruso Mafioso

Capítulo IV

Se han encontrado alguna vez en una situación incómoda en la que dices: puede pasarle a cualquiera. Bueno, a mí me pasa de todo y nada, esto tampoco es la excepción.

Ya ni deberías de sorprenderte, Jones

Normalmente, este tipo de escenas se ven las películas e historias románticas. Como cuando la chica va distraída y choca con el chico, la sujeta para que no se caiga, en el momento en que sus ojos se conectan. ¡BAM! Hay una conexión repentina, mucha tensión sexual que se nota a kilómetros de distancia, la chica se queda embobada en los ojos del chico y él en los de ella, pensando que son la cosa más bella que alguna haya visto en su corta vida. El tiempo pasa en cámara lenta.

Solo pasa en las películas ¿verdad?

Bueno, puede que incluso llegue a pasar en la vida real. Un claro ejemplo, soy yo, estoy como idiota mirando al hombre con el choque, tiene unos ojos grises que podrías decir que no lo parecen por los tonos ligeramente verdosos que hay en ellos.

Bonitos

Nunca había visto a alguien con los ojos de ese color, son interesantes. Veo que todavía me sujeta de la cintura para evitar que mi cabeza se estrelle con el pavimento, su agarre es firme y cálido a la vez. Vergonzosamente, me doy cuenta que mis manos por inercia, están en sus brazos haciendo que mantenga el equilibrio.

Tiene brazos fuertes debe hacer ejercicio, ¿pesa?

Tal vez

La voz del sexy desconocido, con el maldito acento ruso que mojaría las bragas de cualquier mujer, incluyéndome. Me saca de mi ensoñación.

—Señorita, ¿se encuentra bien?—me mira, puedo ver la interrogación en su rostro—¿Señorita?.

No hables con ese acento, se me mojan las bragas.

—¿Ah?—es lo único que respondo, siento como el calor sube a mis mejillas—Lo siento- respondo en ruso, niego—digo, gracias.

Tartamudeo como retrasada. Me salgo de su agarre con cierta brusquedad, haciendo que por poco pierda el equilibrio de nuevo, logro mantenerme en mis pies a tiempo antes de que él decida actuar de nuevo.

Escucho al sexy desconocido soltar una risa baja, me abofeteo mentalmente. ¡Genial!, ahora si pareces idiota, Rea Carraspeo para mantener la compostura, evitando mirar sus magnéticos ojos grises, porque estoy segura que, me volveré a perder en ellos. Aunque no me molestaría

Maldito subconsciente metiche.

—Gracias, por detener la caída—digo sinceramente—y lo siento si lo choqué venía distraída, suele pasarme todo el tiempo.

Él no parece convencido, porque ladea su cabeza hacia un lado y su ceño se frunce ligeramente.

—Segura, ¿qué está bien?

—¡Si, si!—me apresuro a responder—estoy bien.

Miro el folleto que ahora está en el suelo, estoy dispuesta a agacharme pero el sexy desconocido se me adelanta, me entrega el papel al momento que lo agarro nuestros dedos se rozan ligeramente. Una descarga eléctrica, me recorre el cuerpo. Eso llegó a partes inapropiadas de mi cuerpo, creo que él también la sintió, por que ahora mira fijamente entre mi mano y yo.
Tomo el folleto con rapidez de su mano.

—Gracias, de nuevo por evitar la caída.

Sin darle la oportunidad de responder, cruzo la calle que me lleva a la otra acera, siguiendo el camino hacia mi destino original.

Optando por el plan que siempre, funciona.

Huir

Camino con prisa prácticamente alejándome del sexy desconocido antes de que diga algo y su presencia me ponga más nerviosa de lo que, ya estoy. Cuando llego a mi destino que es la plaza roja, busco una banca donde sentarme, tomo una respiración profunda, parece que corrí un maratón. Miro la plaza roja, la cual es hermosa, los tonos, la estructura, es mágica. Saco mi cámara, tomo un par de fotos que, después enmarcaré para colocarlas en el apartamento. Mi mente, divaga acerca de lo que sucedido.

¿Qué mierda acaba de pasar?

Chocaste con un hombre. Eso es algo que llega sucederme, la mayor parte del tiempo, pero. Cómo es posible, ¿Qué un hombre al cual nunca he visto en mi vida me haya puesto nerviosa con su sola presencia? ¿Y qué fue esa corriente eléctrica?

De seguro tenía energía de sobra y cuando me tocó me dio toques, deber ser eso.

Al final hay una explicación científica detrás de todo.

Eso ni tú te lo crees, Jones

Sacudo mi cabeza, negándome a que triturar mi cerebro con preguntas sin sentido. Inevitablemente, mi mente se va a la imagen del desconocido, algo que me llamó la atención fueron sus ojos, los recuerdo muy bien

—Ventajas de tener memoria fotográfica.

Aparte de su raro y magnífico color, no es eso lo que me intriga, si no, lo que había en ellos. Parecían analizar hasta lo más profundo de mi alma.

Su mirada, parece guardar un secreto o varios, tal vez uno peor que el otro.

El aroma cítrico y dulce con toque acuático de su perfume, Aqua di Gio de Giorgio Armani. Invade mis fosas nasales como un recordatorio.

Su presencia desprendía un aura de misterios junto a un magnetismo que pocas veces logras ver en las personas, ese que inevitablemente volteas a verlo, el cual te incita a querer conocer hasta lo más profundo de su alma.

De repente, siento calor en las mejillas. Suelto un risa baja. No puede ser, me acabo de ruborizar con un hombre al que apenas vi

¿Qué estoy pensando?

Es un hombre al que no volverás a ver en tu vida Rea, deja de imaginar cosas. Sin embargo, mi instinto me dice que esto es solo el inicio de algo, ¿De qué? No lo sé. Regreso al hotel, entro a mi habitación me doy una ducha, me pongo mi pijama y le mando un mensaje a Karla, diciéndole que ya estoy en mi habitación probablemente no lo vea hasta mañana, apago el aparato colocándolo en la mesita de noche que está junto a la cama.

Miro el techo de la habitación, sigo analizando lo que pasó hace rato, pero no encuentro una respuesta para lo que, sucedió, pienso por unos minutos hasta que el sueño y el cansancio, me vence.

Me voy a los brazos de Morfeo




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