Mi Secreto (actualizando)

Capítulo 2

Mich

Me siento como degenerada al observar sin discreción alguna a Aiden, admito que es muy complicado no hacerlo y más en el estado en el que se encuentra. La ropa se le adhiere al cuerpo marcando por completo cada parte de este.

Su abdomen está a plena vista sin necesidad de subir su camisa. El cabello mojado se le pega a la frente dándole un toque aún más sexi y atractivo. Esta respirando por la boca, por ende, tiene los labios entreabiertos y mojados, esto es demasiado para mi ser.

El juego acaba de terminar, ya es hora de que todos nos vayamos a casa.

Mi última clase era la que perdí por idiota así que no tengo otra opción más que irme. Por desgracia, no es que sea tan malo estar en casa, pero aguantar los gritos de mi madre no es lo más agradable y Elena (mi hermana) se la vive quejando de todo y nada a la vez.

Es muy quisquillosa y exasperante para tener 12 años.

Obligue a mis piernas a moverse al quedar plantada como estúpida con la baba cayendo por mi mentón. Los chicos del equipo de futbol empezaron a moverse devuelta al instituto.

Ahora son ellos los que se darán un baño antes de irse.

Eso significa que tendré que esperar a Nicolás por más de veinte minutos.

Lo que me faltaba.

Todo por no saber conducir.

Avance al escuchar el grito apresurado de Kate.

Kate es una rubia de 17 años, hermosa y con un cuerpo de infarto, es la típica chica que te hace soltar palabras obscenas al mirarla, es tan sexi el solo verla respirar. Su cabello y sus ojos azules (excluyendo su esbelta figura) son las cualidades que te hacen dedicarle atención.

También es mi mejor amiga, la chica que me ha aguantado con todo y mi insano amor desde hace tiempo.

Comparando su apariencia con la mía soy un cero a la izquierda.

Lo admito, no soy la chica más hermosa y sexi que existe. No suelo preocuparme por mi apariencia, no tengo nada que lucir. Mi cuerpo es muy delgado para mi gusto, a mis senos ni siquiera se les podría comparar con limones (son más pequeños aun) mi cabello tiene un olor ordinario y mis ojos son de un color café simple y si gracia igual a mí.

En conclusión, ella consigue lo que quiere y yo no.

Pero no importa, es mi alma gemela en versión mujer y la amo con todo y su belleza de Diosa Griega.

Llegue a su lado. Solo baje siete gradas y mis pulmones amenazaron con dejar de funcionar —Vamos Mich —dijo dando pequeñas palmaditas en mi espalda mientras me esforzaba por recuperar el aire perdido.

—A veces pienso que tengo asma o algo así —comente a medida que nos acercábamos a la salida.

Sonrió, sus perfectos dientes blancos salieron a relucir. Todo en ella es perfecto —Yo pienso lo mismo, deberías de ir al doctor —se burló siguiéndome el juego.

Entrecerré los ojos al notar que no dejaba de sonreírle a la nada —¿Que te sucede?

Me miro intentado ocultar algo —Nada —mintió aun con una sonrisa en la cara.

—Ajam... —llegamos al pasillo de los baños. Agua y voces era lo único que se escuchaba en ese lugar. Los muchachos suelen ser muy ruidosos siempre.

Alguien se acercó a la ventanilla de la puerta —Oh mierda nena, dame un poco de lo que traes ahí —una voz llena de picardía fue lo que salió de la boca de algún idiota.

Kate lo ignoro, pero yo no hice lo mismo. No dejare que ese pendejo intente pasarse de listo —¿Por qué no vuelves al baño? Tal vez encuentras a otro marica como tu ahí dentro —defendí.

Los dos me observaron sorprendidos por mi respuesta —Deja es Mich, solo vámonos —hablo mi amiga primero.

Luego el idiota —¿Disculpa? Acabas de decirme marica —salió del salón tirando la puerta con fuerza.

Es más alto de que imagine, pero no dejare intimidarme —¿Algún problema? —respondí igual de retadora sin dejar de observarlo.

Okey, es un chico atractivo, al estar en una toalla que solamente le cubre la cintura y deja a la vista su abdomen no es difícil deducirlo. Lástima que no tenga cerebro.

—Por qué no vas a tomar tu biberón niñita y dejas de querer llamar la atención —dijo mientras se acercaba. No retrocedí, me mantuve firme.

—Y tu porque no vuelves al closet y dejas de creerte hombre —respondí lo primero que se me ocurrió.

Tenso la mandíbula, las venas de su cuello y frente resaltaron, los músculos de su cuerpo también se tensaron, apretó los puños a cada lado de su cuerpo. Pensé que empezaría a discutir, pero no lo hizo.

En cambio, sonrió con burla —No sabes lo ridícula que te vez al creerte intimidante. No eres más que una chismosa y celosa hipócrita que no soporta el saber que su amiga esta buena y ella no —veneno fue lo único que salió de su asqueroso rostro —¿te has visto en un espejo? No eres más que una tabla andante.

Eso soltó mi ira. Tampoco es que dijera mentiras, pero no soy ninguna hipócrita, solo quiero defender a mi amiga de idiotas como este que creen que ella es cualquier ramera.

Abrí la boca para soltar las mejores groserías que vinieron a mi mente, pero entonces...

—Levi déjate de estupideces y apresúrate que no tengo tu maldito tiempo.

Todo quedo en el aire. Mi corazón dejo de funcionar, las piernas me temblaron, mi garganta no daba para más, el oxígeno dejo de ser suficiente.

Su voz.

Su jodida voz causo estragos en mi ser. Ni siquiera podía verlo, la ridícula figura del imbécil lo cubría por completo.

—¿Que? ¿No dices nada maldita enana de mierda? —lo que dijera el insecto de Levi fue lo que menos me importo. Estoy consciente de que acabo de perder una discusión, pero no puedo controlar mis emociones frente al chico de atrás.

—Vámonos Mich —Kate comenzó a jalarme el brazo intentando moverme pero que inútil, mis pies estaban pegados al suelo, no hacía nada más que temblar.

Pensé que no podía estar más que jodida pero entonces empezó a acercarse. Sus pasos fueron audibles ante aquel pesado silencio. Aumentaron y los empujones de Kate también.



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En el texto hay: secreto, romance, amor

Editado: 09.08.2022

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