Jungkook se despertó sintiendo como alguien lo zarandeaba con impaciencia, intentando traerlo de vuelta al mundo de los vivos, al abrir los ojos se encontró de frente con Jin, quien lo miraba con el ceño fruncido.
—Vamos Kook, llevo prácticamente 10 minutos intentando despertarte… ¡no debiste beber tanto! —reclamó el mayor, mientras lo ayudaba a levantarse de la cama.
Apenas puso los pies en el suelo, todo comenzó a dar vueltas, y Jin tuvo que sujetarlo firmemente para evitar una caída. Jungkook se sentía fatal, tenía náuseas y un fuerte dolor de cabeza, pero eso no impidió que en una revisión rápida comprobara que Taehyung ya no estaba con él…
—¿Dónde está…?
—Los chicos se han ido, Tae no se sentía muy bien, así que Nam y yo te llevaremos a casa —explicó Jin.
—Yo… lo siento… —Jungkook quería saber más sobre Tae, pero las palabras no salían como él quería.
—Tranquilo, te llevaré a comer algo antes de ir a tu casa, no dejaré que tus padres te vean así, no te preocupes —dijo Jin, creyendo que la actitud de Kook se debía a eso.
—No… solo llévame a casa, por favor.
—Pero…
—Estoy bien… mis padres no se molestarán.
Una vez instalado en el coche de Jin y sintiéndose medianamente vivo, comenzó la difícil tarea de localizar a Taehyung, difícil porque Jungkook sabía que si Tae se fue sin decir nada era porque posiblemente no quería decirle nada. Primero intentó llamarlo, pero el teléfono estaba apagado, así que fue dejándole un sinfín de mensajes en que le pedía que hablaran de una vez por todas, ya no podía seguir huyendo, no después de lo que sucedió en aquella fiesta.
En unos veinte minutos el auto de Jin ya estaba parado fuera de su casa, y para esas alturas no había conseguido nada de Taehyung. Jin y Namjoon estaban reacios a dejarlo, pero les aseguró que todo estaría bien y se aventuró a su hogar, sabiendo que necesitaba dormir para recuperarse.
Tal como esperaba, sus padres no lo regañaron, al menos no por pasarse toda la noche fuera a causa de la fiesta, y básicamente se pusieron locos al enterarse de que bebió algo de alcohol sabiendo que no debía hacerlo.
Apenas pudo estar solo nuevamente, siguió en su tarea de comunicarse con Taehyung y grande fue su sorpresa al recibir una contestación a los mensajes… aunque, francamente, hubiese preferido no haberla recibido.
“¿Podrías dejar de enviarme mensajes? Es más, borra mi puto número y déjame en paz, lo que sucedió hace unas horas fue un error, yo no quiero saber nada de ti, no quiero ser tu amigo, no quiero recordar cosas del pasado como si todo estuviera bien… no quiero nada de ti, ¡déjame en paz, joder!”
Jungkook sintió como su garganta se cerraba y la angustia rápidamente lo iba absorbiendo. Perdiendo las pocas energías que había recuperado, se lanzó a la cama y hundió el rostro en una almohada ahogando un grito lastimero que solo sirvió como inicio para un mar de lágrimas que hasta hace un momento Jungkook se había negado a permitir.
Debió saberlo, fue un idiota al creer que unas pocas palabras y unos cuantos besos harían que las cosas entre ellos mágicamente se arreglaran. Jungkook se sentía como un completo idiota, un inútil que no era capaz de poner orden en su vida, y mucho menos recuperar a Taehyung… su Taehyung, tan bello y perfecto como siempre fue… y solo con pensar en eso más lágrimas resbalaban por sus mejillas, ya que sentía una contradicción tan enorme consigo mismo, que lo hacía angustiarse aún más. Porque Jungkook se repetía una y otra vez que quería recuperar a Tae, pero cuando intentaba darle claridad a ese deseo, no sabía con exactitud qué es lo que realmente buscaba en el castaño ¿amistad? ¿simples conocidos que una vez tuvieron una historia? ¿amor? Y ahí es donde todo empeoraba, porque Jungkook no es gay… ser gay es malo, eso lo había aprendido a la fuerza.
*****
Taehyung se pasó todo el domingo encerrado en su habitación, evadiendo a sus padres, amigos y a todo el que quisiera algo de él, se sentía el ser más hijo de puta del planeta, sabia lo injusto que fue con Jungkook al enviarle ese mensaje, y a decir verdad, aquello había sucedido por un arrebato, ya que al encender esa mañana su móvil se topó de golpe con los mensajes y las llamadas perdidas de parte de Jungkook, y como aún no había asimilado todo, optó por enviarle esas palabras y volver a apagar su teléfono para no recibir nada de vuelta.
Pero para la noche, ya había logrado calmar todas las idioteces que rondaban en su cabeza y solo quedaba una marcando fuertemente en su mente… vergüenza, se sentía tan avergonzado de haber caído con tanta facilidad en los brazos de Jungkook, que sinceramente no sabía cómo enfrentaría el día siguiente al tener que encontrarse con él en la escuela.