El camino y el final

¿De qué manera llego ella a ese lugar? un camino de tierra, con un paisaje desolado, le agradaba sentir la brisa fresca en su piel pálida, ver los arboles con ramas secas, el cielo gris, la hierba entre sus dedos y una enorme casa al final del camino, con enormes ventanas, una puerta negra con unos escalones al frente, techo negro y un enorme patio al rededor. 

Continúo caminando esperando encontrar a alguien que le dijera que era esa casa, ¿porque ella estaba en ese sitio? y... un momento, algo sucede, al acercarse pudo ver... ¿un ratón? si, un ratón blanco, a ella no le gustaban los ratones así que se alejó tratando de ignorarlo, pero no era solo un ratón, eso se transformaba en un monstro de difícil descripción, alto con cara de huesos, alas de colores y cuerpo robusto, espantoso. Pero, ¿Como algo tan pequeño y de apariencia inofensiva se pudo convertir en algo tan feo? no la atacaba, pero si la desafiaba sin permitirle la entrada a la casa, ¿Por qué? es una batalla mental, ella sabe que debe vencerlo y que solo lo lograra si enfrenta el terror de su aspecto, miedo a lo desconocido, a no poder lograrlo. 

¡Ya basta! ella necesita entrar en esa casa y no perderá más tiempo en ese lugar permitiendo que la espante, a mal paso darle prisa, así que aun sin saber lo que la espera dentro de esa casa, si será bueno o peor, ella decide terminar con su miedo y lo logra vencer. 

Convirtiendo de esta manera al monstro nuevamente en un indefenso ratón, al cual dejó atrás al subir por las escaleras, una vez frente a la puerta negra y antes de entrar se dio la vuelta solo para asegurarse de que todo estaba bien pero en ese momento lo entendió al ver que ahora el paisaje eran caminos verdes, día claro y muchas personas que se veían felices, muy alegres, como si estuvieran en el mejor momento de su vida, aun a pesar de que ya estaban muertos, pero solo ella lo sabía y ahora sin temor alguno supo que entrar a ese lugar no era el objetivo, se encamino hacía el jardín, vio a todos disfrutar con sonrisas su día, otros en bicicleta, cuando de manera inesperada mientras observaba todo, la miró, con un pantalón blanco, una blusa de lana blanca con azul, cabello claro castaño hasta los hombros y unos ojos azules que combinaban perfecto con su sonrisa vivaz, ambas corrieron con ansiedad y miedo de que el momento se esfumara antes de que lograrán juntarse, pero lo lograron sus brazos se enlazaron. 

Nadie habló porque ella pudo ver que su madre estaba muy feliz, no había necesidad de decirle que ya no estaba viva, en ese momento y en ese lugar lejano, ella sintió que la alegría de al fin estar juntas nuevamente las llenó de vida a ambas. 

Fin.