Mi Única Canción Perfecta

Capitulo 1

7 AÑOS ANTES

Alex:

Tomé aire por la nariz con la maleta en mi mano y empecé a avanzar por el aeropuerto.

Era difícil para mí dejar todo atrás, dejar lo que conocía, dejar a mi familia. Pero sobre todo... Dejarla a ella.

Pero si quería triunfar en la música, tenía que sacrificar todo lo que amaba. Porque no quería quedar como muchas personas, con una caja repleta de sueños en el rincón de los recuerdos.

Mirando aquella foto donde ella llevaba un vestido azul acampanado, mostrando su hermosa sonrisa, caminé poco a poco y me detuve al escuchar la voz de Ray.

-- Amigo -- se acercó y tocó mi hombro -- ¿Listo para una vida de estrellas, giras nacionales, chicas bonitas, firma de autógrafos, bebidas embriagantes y sobre todo?

-- Un poco -- dije mientras ocultaba la foto.

-- Levanta esos ánimos amigo -- batió mi pelo.

-- ¿Para qué?

-- Sé que no quieres dejarla, pero más de mil veces te dije que lo pensaras, y tú dijiste que estabas decidido a dejar todo.

-- Yo más que nadie sé lo que dije -- me alejé un par de centímetros -- Pero simplemente no lo aceptaré tan rápido.

-- Oye -- se detuvo y se colocó frente a mí -- Si no quieres irte, lo entiendo.

-- Cállate Ray -- seguí caminando -- Y apresúrate que el avión nos va a dejar.

-- Alex si no quieres dejar a Abigail...

-- Ya deja ese tema ¿sí? -- exigí con voz alta -- Si estoy aquí significa que aunque me duela dejarla, ésta es mi vida, y aún soy joven... Ella solo quiere una boda ya, y yo... No estoy preparado -- continúe con mi camino llegando a dónde estaban los demás.

Beverly pellizcaba la oreja de Rigby.

-- ¡Oye déjame!

-- Te dije que dejes de insultarme, entonces vivirás libre de mis pellizcos.

Al verme, se alejaron, temiendo por mi reacción.

Podría decirse que en el grupo, yo era el menos alegre, si tenía mis momentos, pero no todo el tiempo.

Mi banda era como todas las demás: El baterista era Rigby, el bajista Ray, la vocalista Beverly y yo era el guitarrista que también estaba dotado con ser vocalista. Oceans Cursed... Así se llamaba nuestra banda de Country.

Decidimos llamarnos así porque todos nos conocimos en un acuario, el mismo día, y ahí descubrirmos que todo teníamos en común la fascinación por el océano. Y malditos por qué todos teníamos una suerte de mierda, y por eso nos considerabamos malditos.

-- Estoy más que seguro, de que ambos terminarán enamorados -- dije y ellos hicieron muecas de asco.

-- Ni loco, prefiero caer en un río repleto de cocodrilos -- dijo Rigby.

-- Ese deseo te lo podría cumplir con mucho gusto --ella sonrió de manera maliciosa.

-- Mejor vámonos... Si se besan vomitaré antes de que despegue el avión.

-- En toda tu vida has dicho cosas tan asquerosas como esas -- ella disimuló tener ganas de vomitar -- además...creo que un caballo es más lindo que él.

Ray se acercó a toda velocidad

-- Porque tienen unas tremendas pi...

-- ¡Cállate Ray! -- lo golpeó por el hombro y él soltó la carcajada...

Con eso subimos al avión, fue entonces que Steve (Nuestro nuevo manager) entró y empezó a hablar sobre los planes que tenía. Justo unos meses antes habíamos participado en un festival que había en pueblo de Westside, dijo que vió en nosotros un talento innato y un futuro prometedor.

Sinceramente, cualquier futuro era preferible que estar en el pueblo, con todas la ganas de poder ser alguien importante, pero sin la más mínima oportunidad.

No quería morir como un don nadie, quería ser recordado, que mi nombre apareciera en alguna disquera o en cualquier página web de música. Y aunque me costaría, sabía que lo iba a lograr.

Aún sin ella a mi lado.

Abigail:

-- Estoy muy emocionada -- le confesé alegremente a mi mejor amiga, Triana.

-- ¿Aún no sabés qué es?

-- No, pero quiero esperar para descubrirlo con Alex.

-- Gracias -- me acerqué y la abracé.

-- Sin embargo -- se separó -- Quiero continuar con el plan de comprar la tienda de la señora Wings.

-- Claro, al menos mis ahorros habrán servido de algo.

-- Sabes que todo por lo que te propones, lo logras.

-- Sí, aunque hubiera querido tener esa tienda junto con mi padre, ya sabes... Hacer de nuevo las galletas polvoreadas con él.

-- No eres la única que lo extrañas, a veces también me hace falta que diga que ambas éramos un desastre juntas -- sonrió con tristeza.

-- No -- niego -- no pongas esa cara... Porque si lloras yo también voy a llorar -- la apunto y ella soltó una pequeña risa.

-- Descuida, no voy a llorar babosa.

Mi madre entró a la habitación con una caja en brazos, parecía muy contenta.

Para ambas no era fácil afrontar la ausencia de mi padre, era un vacío demasiado fatal, que simplemente ardía por dentro. Y aunque ella lloró muchas noches seguidas, siguió enfrentando los problemas con su actitud positiva.

Me levanté de la cama y me acerqué a ella.

-- ¿Y eso qué es? -- pregunté curiosa.

-- Velo por ti misma -- me hizo espacio y yo le eché un vistazo al contenido de la caja.

Era un gran vestido de boda sin mangas, con unos detalles parecido a flores pequeñas. Con toda la felicidad del mundo lo saqué de la caja.

-- Ay mamá, es hermoso -- lo sostuve frente a mí mientras me miraba en el espejo.

Todo estaba marchando sobre ruedas. Alex y yo nos íbamos a casar en par de semanas, él tocaba en un club local y ganaba lo suficiente, yo estaba por comprar un local para empezar con mi negocio de repostería... Así que para mí todo iba marchando sobre ruedas.

Pero todo cambió cuando ese día no llegó, y así pasaron un par de dias. No contestaba mis llamadas, y ni siquiera se dignaba en enviar un mensaje. Y todo me tenía algo nerviosa.

Volví a llamarlo y solo contestó el buzón de voz.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.