Mi vecino de abajo ©

1 PARTE BELGICA

Estoy agotada, llevo 4 horas en el aeropuerto y ahora un gilipollas de turno a pasado como si no hubise un mañana, arollandome y dejandolo todo por el suelo. El mismo gilipollas con el que me voy a pasar las siguientes horas de vuelo.

A decir verdad el hombre es guapo, tendrá uno  veinticinco años, tiene el pelo castaño engominado y uno ojos azul hielo. Intento dejar de pensar en el y enchfo el ordenador, menos mal que voy con wifi portable. Me pongo el pinganillo y sigo trabajando.

El gilipollas vuelve a hablarme, se ve que mi móvil a rodado hasta llegar a sus pies -mierda-, voy a tener que hablarle y hasta darle las gracias. El trabajo va a tener que esperar un poco.

-Muchas gracias, disculpe las molestias-. -No se preocupe señorita...-. -Leo, por favor-. Empezaba a sentir mis mejillas rojas, esto estaba llegando demasiado lejos. -Un placer conocerla, soy Angel y por lo que puedo intuir tambien te vas de vacaciones-. Estaba intentando mantener una conversacion conmigo, el problemas es que no sabia que responderle. -Así es, aunque hasta que llegue al apartamento no empiezan officialmente mis vacaciones-. Intenté esbozar una sonrisa.

El seguía hablando pero mi móvil sonó y esta vez si agradecí la llamada de mi jefe. -¡¡Leonor Paris, quiero todos los informes y los balances de esta semana, ya!!-. No me dio tiempo a contestar porque seguía hablando lo que si me dio tiempo a intuir fué, que estaba hablando de masiado alto, la sonrisa torcida de Angel me lo indicó. -Le prometo señorita Paris que me la cargaré enseguida si no trabaja tanto o mas de lo que se espera de ella-. Sonó un golpe seco. Había colgado.

Hacía ya unos meses que su jefe había dejado de tratarla bien, hací nos meses que Leo, había roto con su jefe, aunque eso no quitaba que aún la siguera llamando o enviandole algun que otro mensaje salido de contexto.

Eso había acabado, Leo queria vacaciones para ella sola, para aprender a querse y valorarse, porque aún a sus 24 años y la carrera de arquitectura superior terminada, aún no había tenido tiempo para ella sola. Había veces que sentía celos de Alonso Paris, su hermano mayor, que siendo una gandúl y sin haber estudiado heredaría toda la empresa de la familia, mientras que ella, tenía que partise los codos estudiando. Su madre nunca había sentido gran aprecio por ella, y es que si te fijabas podías darte cuanta que Leo no tenía nada en común con su madre. Su madre, alta, fuerte, morena, ojos negrísimos. No podía ser madre de una joven bajita, delgaducha, ojos color verde-miel y pelo castaño-dorado. Alonso si que se parecía a los dos, mientras que ella solo se parecía a su padre. 

-Disculpe señorita Leonor Paris, estamos a terrizando, ya no queda mucho, deberia empezar a guardar su equipaje desplegado-. -Si, es verdad, gracias-. La voz de Leo sonaa muy lejana. Me ospedo en el hotel "Hótel Metropol" el que esta en Calais-. bueno, que pase buen verano.

Lo miré perplejo de arriba a bajo. -¿Usted sabe mucho sobre Bélgica?-. -Claro que si, yo me crié en Belgica y me mude a españa cuando tenia 5 años, todos los veranos vengo a visitar a mis amigos. Si no conoces mucho el lugar, me puedes dar tu numero y te aviso para dar una vuelta-. Me ruborricé y atiné a escribirle mu número en un trozo de servilleta. Buen verano señorita Paris. 

 




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