Mi verdadera obsesión (omegaverse)

Capítulo 2

Contemplé con amargura el documento del doctor junto a una copia del divorcio adjunto. Nuestro matrimonio había acabado hace unas horas atrás con un juez acatando nuestra decisión. Fue mutuo, aunque sentí que me desgarraban el alma, pero ¿Cómo podría retener a quien de solo mirarme dice sentir repulsión?

Me miré al espejo viendo mi rostro cansado y las ojeras fruto de una noche sin dormir y llorar sin parar.

—¿Ya está listo? —preguntó la voz de una enfermera al otro lado.

Los alfas no se marcan como los omegas, pero existe un método artificial donde te dejan una marca en la nuca inyectando feromonas de tu pareja. Lo bueno es que al ser artificial se puede anular con más facilidad que una marca real. Al eliminarlo se acaba todo lazo que puede uno tener con su pareja.

Nunca pensé estar en esta situación, cuando decidimos hacer esto estábamos seguro de que esa marca me acompañaría por el resto de mi vida. Nunca se sabe lo que el destino nos tiene preparado para más adelante.

La operación fue rápida, dolorosa, pero ya en dos horas iba caminando a casa pensando en el trabajo de mañana en donde debo volver a la universidad a retomar mis clases. Mi teléfono vibró y pude ver mensajes de ánimo de mis alumnos.

Entrecerré los ojos sonriendo con tristeza.

—Vaya, que sorpresa —la voz suave y conocida del omega que se había quedado con mi expareja borró de inmediato mi sonrisa y alcé mi mirada solo para verlo sonreír triunfante.

No puedo negarlo, él ganó. Desvie la mirada incomodo mientras el joven muchacho no dejaba de comer su helado de barquillo de tono rosa—, no pensaba encontrarlo acá, profesor.

¿Profesor? ¿Acabo de escucharlo bien? Tensé mi mirada sin decir palabras. En eso apareció mi pareja rodeando con su brazo al omega por la cintura y besando su nuca de forma muy cariñosa y amena.

Es tal como antes lo hacía conmigo y por eso el dolor latente en mi pecho se derramó como un acido agobiante por mis entrañas. Solo quiero salir de ahí.

Cuando mi ex marido alzó su mirada y me vio se quedó paralizado. Hasta ahora no se había dado cuenta de mi presencia, suspiró con fastidio para luego juguetear con la oreja de su actual pareja.

—¿Ya te has borrado la marca? Me alegro, Oliver no quería que lo marcara hasta que tu dejaras de cargar con mi marca —señaló mi ex con indiferencia.

Sonreí con tristeza bajando la cabeza.

—Supongo, ya se acabó —mascullé con intenciones de irme.

Pero al dar dos pasos el joven omega me tomó de la manga. Alzó sus bonitos ojos azules hacia mi con gesto de inocencia, solo para abrir la boca y apuñalarme con más crueldad.

—¿No vas a ir a nuestra fiesta de compromiso? —me preguntó para luego mirar a mi ex acurrucándose en sus brazos como un niño mimado—. Cariño ¿No le enviaste una invitación al profesor? Sabes que pronto estudiare en la universidad y quiero que todos mis futuros maestros estén presentes.

Mi ex marido bufó de mala gana.

—Puedes invitarlo a todos, pero a él ¿Es necesario? No me imagino estar comprometiéndonos y tenerlo frente a mi —se quejó.

—Vamos —suplicó—. Hazlo por mí.

Titubeó y finalmente se rascó la cabeza, como suele hacerlo cuando va a cambiar de opinión y de malas maneras me miró a la cara solo para decirme.

—Es este sábado en el hotel X, te mandaré la dirección y la invitación con código QR para que te dejen entrar —replicó fastidiado tomando su teléfono haciendo que el mío, al recibir su mensaje, vibrará—. Ahí está.

El omega saltó mostrándose feliz y se abrazó a su alfa teniendo cuidado de no mancharlo con su helado.

—¡Te amo, eres tan lindo conmigo! —exclamó ante mi mirada.

No fue si fue mi imaginación, pero pude notar en la expresión del omega cierta maldad que se reflejo en su mirada el par de segundos que nuestros ojos se cruzaron.

Llegué a casa viendo el aviso de venta, la casa legalmente nos toca 50% a cada uno, por lo que, por eso, mi ex decidió venderla sin darme tiempo de buscar otro lugar en donde vivir. Debo empacar e ir a la casa de mi viejo amigo, otro profesor de la universidad, que se ofreció a darme un lugar en su departamento mientras buscó el mío propio.

Me dejé caer en el sofá con desanimo. No solo cansado por la operación, donde aun siento dolor detrás de mi nuca, sino además por el encuentro de mi ex y ese omega. Quisiera no verlos más, empezar de cero y olvidarme de estos cinco años de matrimonio y los dos de noviazgo. Pero olvidar siete años al lado de un hombre que amé tanto no será fácil.

Por otro lado, estoy decidido a no asistir a esa fiesta de compromiso, que esté ahí frente a todos viendo a mi ex del cual nos acabamos de divorciar comprometerse con su amante, es la peor humillación a la cual me expondría. Por ello empiezo a entender la maldad de ese omega.

No le es suficiente haber ganado, haberse quedado con quien fue mi pareja tantos años, sino que además quiere seguir pisoteándome, e incluso inscribiéndose en mi mismo trabajo donde en mi situación actual no tengo posibilidades aun de traslado.

 Sin embargo, no imaginaba hasta donde llegaban los planes de ese omega y como me vería obligado a asistir a esa ceremonia.



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Editado: 13.04.2024

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