Mi nombre es Cora, una chica normal. Lo que no saben es que cuando salgo de mi casa soy... Soy... Bueno, una porrista. No tengo superpoderes, pero agilidad no me falta. Y digo "fuera de mi casa" porque mis padres no saben que lo soy... Y si lo supieran, no sé qué pensarían de mí.
Ellos quieren que viva mi vida como una estudiante común, con buenas notas, y que tenga una vida tranquila sin llamar la atención. Tampoco quieren que presuma del dinero que tenemos. Por eso nunca voy vestida con ropa de marca, para cumplir con lo que esperan de mí. Nunca me dijeron el motivo exacto de por qué querían que fuera así... Pero desde pequeña me dijeron que tenía que ser de esta forma, y ser porrista puede salirse de sus expectativas.
—¿Cora? —Ashley Sophie, la líder de las porristas, se me acerca. Dejo de leer mi libro de matemáticas y levanto la cabeza. Estoy sentada en un banco de los vestuarios.
—¿Sí? —respondo.
Ashley Sophie es una chica rubia y hermosa, admirada por muchos. No es la típica chica popular de las películas que se mete con los demás, pero es muy exigente y busca la perfección, por lo que a veces puede parecer un poco brusca con sus palabras. Parece tener algo con Johnny, que suele ayudar en los ensayos de porristas.
—Creo que esta libreta es tuya, ¿estoy en lo cierto? —dice Ashley Sophie, con un ritmo pausado.
—¡Ah, sí! ¡Muchas gracias! Aquí apunto lo que tengo que hacer en el día a día, para que no se me olvide nada —río.
Ashely Sophie asiente y aprieta los labios, como si quisiera mostrarme una sonrisa pero no le saliera. Es extraño, ya que ella y la mayoría de porristas son expertas en sonreír de manera falsa incluso cuando estamos haciendo movimientos peligrosos. No dice ninguna palabra más, así que intento continuar la conversación.
—Mmm… ¡Ah, Ashley! ¿Has estudiado matemáticas?
Ashley Sophie, que es como la llaman siempre, con los dos nombres, abre un poco los ojos, como si se hubiera sorprendido. Después de unos segundos, responde.
—Pues... sí —mira el libro que tengo en las manos—. Veo que tú también.
—No se me dan muy bien las matemáticas, así que otra no me queda —me encojo de hombros, sonriéndole.
Ella aprieta los labios de nuevo y con su mano derecha se toca el codo izquierdo. Acto seguido, Lila y Jasmine entran en el vestuario. Ellas dos también forman parte de las porristas, aunque no son muy cercanas a las demás. No es que sean tímidas... Es que solo suelen hablar entre ellas, pero nunca se cortan para armar escándalos cuando no están contentas con algo.
—¿Y viste cómo Ashley Sophie —Lila hace un gesto de burla con sus manos, diciendo el nombre de Ashley de manera ralentizada— le corregía? Como si...
Jasmine le da un golpe en el hombro a Lila, que deja de hablar al ver a la líder en el vestuario, o más bien de gritar.
Ashley Sophie las observa en silencio, pero sin fruncir el ceño ni nada, solo mirándolas fijo, lo que hace que las dos se sienten más rápido de lo normal en el banco de enfrente.
Yo cierro el libro y lo pongo dentro de mi mochila, sin saber si seguir la conversación con Ashley o quedarme callada. Ella da un paso hacia atrás, como si fuera a irse, pero se queda quieta unos segundos.
—Cora, en el entrenamiento de hoy quiero que repitas la segunda parte de la coreografía. Te falta fuerza en el salto —dice, al fin.
—Está bien... Lo intentaré otra vez —digo, sintiendo un poco de nervios.
—No, no lo intentes... Hazlo —responde sin elevar la voz, pero con seguridad.
Lila me mira y sonríe por lo bajo, como si disfrutara que me señalaran. Jasmine le da otro codazo y ella vuelve a mirar hacia el suelo.
Ashley Sophie no dice nada más y sale del vestuario. Apenas se cierra la puerta, Lila se ríe.
—Parece que la favorita no lo es tanto —dice en tono burlón.
—Cállate —le responde Jasmine.
Yo respiro hondo, como si así pudiera ignorar lo que dicen, y me levanto para ponerme la camiseta del uniforme de entrenamiento. Cuando me ajusto la falda, escucho a Jasmine hablar más bajo, como si fuera solo para Lila.
—Aunque... ¿te fijaste en Johnny y Ashley Sophie hoy?
Lila se ríe por lo bajo.
—Sí, estaban demasiado juntos, ¿no? —dice.
No sé por qué me detengo a escuchar. Mis manos se quedan quietas en el borde de la falda.
Johnny y Ashley... siempre están juntos, eso es cierto. Quizás es normal, pero algo en la forma en que lo dicen me hace pensar. No digo nada, solo cierro la mochila con un golpe fuerte para que noten que las escuché, pero ellas no se callan.
—Si yo fuera Ashley Sophie no perdería el tiempo —dice Lila.
—Shhh, que te va a oír —responde Jasmine.
Yo respiro otra vez y me siento en el banco, esperando a que alguna de las dos diga algo más. Pero se quedan calladas al fin, como si hubieran dicho suficiente por hoy.
Afuera se escucha la voz de Johnny llamando a alguien, su tono animado entrando por la ventana abierta. Lila sonríe y mira a Jasmine, y yo aprieto los labios sin querer.