Mi vida con Knox

Capítulo 1

Alex:

—Aquí estamos —anunció André frente al gran edificio repleto de gente que esperaba para entrar.

La pequeña ciudad donde nos encontrábamos no me era desconocida, había venido un millón de veces durante las vacaciones de verano en mi juventud junto a mis amigos y mi novia Jess. Incluso, aquí fue donde nuestro gran amigo Matt conoció a la que en un par de horas se convertiría en su esposa.

En la entrada colgaba un letrero que rezaba «Paradise Club», en letras de neón rojas. El local era inmenso y, según habían oído André y Jab en el hotel, era el lugar perfecto para hacerle nuestra "inocente" despedida de soltero a nuestro mejor amigo.

—Entremos antes de que la fila de vuelta la manzana —recomendó Jab comenzando a caminar hacia donde la fila acababa.

—Chicos... Aún no creo que sea buena idea —anunció Matt clavado en su sitio. Seguía observando el letrero como hipnotizado, con miedo—. Les dije que no quería una despedida...

—Vamos, Matt —André fue hasta él y le rodeo los hombros con el brazo, empujándolo hasta donde nosotros y el resto del grupo esperábamos—, solías ser más divertido ¿Qué ocurrió?

—Amor, André —intervine con una sonrisa—. Claro que tú no sabes lo que es.

Miré a Matt.

—No te preocupes amigo, es solo una salida antes de tu matrimonio.

—Prometan que no habrá strippers ahí dentro.

—Hermano es un club, no un cabaret —se quejó Jab con una carcajada.

***

—¡¡Woooo!! —gritó Matt luego de su quinto tequila. Estaba seguro de que tendríamos que sacarlo a rastras de aquí.

—Míralo, y él que no quería venir —Jab murmuró en voz alta en mi oído. La música estaba tan alta que casi mareaba.

Él y André habían encontrado dos chicas con las que habían estado besuqueándose durante la última hora. Era típico de ellos cambiar de chica como de ropa interior. Los únicos "amarrados", como ellos decían, éramos Matt y yo.

—Debemos irnos —dijo una de las chicas, llamando mi atención. La rubia, Cami creo que era su nombre —, tenemos que encontrar a nuestra amiga.

— ¿Amiga? ¿Vinieron con otra chica? —le preguntó Jab aun sosteniéndola por la cintura.

—Mi prima, para ser exactos —corrigió ella.

—Y mi hermana —intervino la morena en los brazos de André.

—Guau, ¿ósea que ustedes son primas? No lo sabía —dijo él, sorprendido.

—Como que... no lo sabias ¡SI PARECEN GEMELAS! —chilló Matt señalando a las dos chicas, provocando que ambas rieran.

Era obvio que gemelas no eran, aunque ahora que las observaba mejor si tenían algunas similitudes, como su forma de sonreír y algún que otro gesto con los labios y ojos.

—Solo vamos a buscarla y regresamos —anunció la morena, Nani, depositando un beso en los labios de André antes de que ella y su prima se perdieran entre la multitud.

 

 

 

Emma:

—Hola —dijo una voz en mi oído. Intente seguir caminando, pero el dueño de la voz me tomó del brazo y me giró hacia él.

— ¿Tan bonita y sola? —preguntó con una sonrisa socarrona. Había que ser idiota para seguir diciendo cosas como esas a las chicas hoy en día.

—Estoy buscando a mi novio —sonreí e intenté zafarme de su brazo, pero el chico no lo permitió. Muy bien, esto iba a alterarme los nervios.

—No mientas, preciosa. Hace un buen rato que te eché el ojo y pareces bastante solita.

—Si estoy sola y no, no es tu problema, idiota.

— ¡Oye, tranquila! —rio él y con un movimiento de su brazo me dejó aún más cerca de su cuerpo—. Mira, quédate conmigo. Yo te pago todos los tragos que quieras.

Largué una carcajada en su cara. Este tipo estaba loco.

—Mira, imbécil, o me sueltas ahora o te juro que...

Pero antes de que incluso pudiera terminar de hablar, la mención de mi nombre a gritos llamó mi atención.

Cami y Nani estaban llegando a nuestro lado, enviándole miradas extrañas al chico que aún me sostenía cerca.

—Emy, te buscamos por todos lados ¿Dónde estabas? —preguntó mi prima sin dejar de observar al rubio.

—Estaba buscándolas a ustedes.

—Ven, vamos. Te tengo que mostrar a alguien. Creo que encontré al amor de mi vida —dijo Nani tomándome del brazo y halándome hacia ella. El rubio la dejó y se apartó un par de pasos, pero antes de que desapareciera de mi vista entre la multitud, él se acercó nuevamente para dejar un vaso entre mis manos.

—Búscame si cambias de opinión, princesa. Nos vemos pronto.

Y con eso el chico desapareció completamente de mi vista. Me sentí aliviada, había algo de él que me asustaba.

Las chicas me llevaron hacia el segundo piso de club. Allí ambas me encararon con una media sonrisa en sus rostros.

—Emma, ¿quién era ese chico y por qué lo estabas mirando como si fueras a asesinarlo? —cuestionó Cami.

—Estaba buenísimo, y encima te regaló un trago —asintió Nani — ¿Qué más quieres? Si no te gusta me lo puedo quedar yo.

—Me estaba acosando, y que este bueno o que me regale un trago no lo hace "el hombre de mi vida"— dije, observando a mi hermana quien sonrió avergonzada—. No se les ocurra acercarse a él, hay algo que no me gusta...

—Pues a mí me gusta todo de él, así que...

—Es en serio, Nani —la corté molesta—. Lo último que me falta es que algo les termine pasando a ustedes.

—Eso no importa —intervino Cami, poniéndose entre ambas y tomándonos del brazo—, igualmente ya tenemos con quien pasar la noche.

Dicho eso comenzó a dirigirnos hacía una de las barras de la segunda planta, esta estaba decorada con palmeras y cocos de neón y en la parte de arriba un enorme y chistoso cartel llamaba la atención: «Piratas del Caribe». Un gran grupo de chicos se reunían allí gritando y bebiendo.

Nani y Cami corrieron hacia dos de ellos, estos no tuvieron problemas en envolverlas en sus brazos antes de besarlas. Así que estos eran los hombres de sus vidas, ¿eh?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.