Mi vida con Knox

Capítulo 7

Alex:

Un hijo. Demonios, un hijo ¿Cómo podía ser que haya tenido un hijo con la mujer equivocada? Nunca se me ocurrió pensar en que, así como no recordaba nada de aquella noche, bien podía no haber recordado tampoco ponerme un condón. Bravo, Alex. Bravo.
Dios, enloquecí cuando André me lo dijo. Por una fracción de segundo me debatí entre decirle a mi amigo que su broma no era graciosa, o simplemente reírme. Luego, cuando comencé a pensar que hablaba enserio me molesté un poco. Era imposible que esa chica estuviera embarazada, y en el hipotético caso de que hubiera quedado ¿Por qué conservaría al niño de un hombre que no conoce? Entonces caí en cuenta. Si André sabía era porque ella se había encontrado con él, y la única manera de que eso ocurriera era porque me estaba buscando. Carajo, esto se estaba poniendo bueno (Noten el sarcasmo).
Lo único que pude ser capaz de hacer, por al menos cinco minutos, fue insultar a André por no habérmelo dicho antes. Porque obviamente él lo sabía, y no desde hacía un par de días.
Para cuando Jess notó que algo estaba pasando fuera y salió, yo no tuve más remedio que tragarme todos los insultos que tenía y fingir normalidad.
— ¿Está todo bien por aquí? —preguntó luciendo preocupada.
Ya no quería mentirle más, bastante culpa cargaba por no haberle dicho lo que ocurrió aquella noche, dos años atrás. Pero no quería perderla, y mucho menos por una chica que se había metido en mis pantalones por error y por un niño que no conocía, y no estaba seguro de si era mi hijo o no. Así que puse la expresión más normal que tenía, considerando la situación, y contesté:
—Sí, todo bien.
— ¿Están seguros? Se ven raros.
—Estamos bien, Jess. No te preocupes —intervino André acercándose a ella con una pequeña sonrisa—. Lo siento, por lo de hace un momento. Hoy no es un buen día para mí.
Gracias por lo que me toca, grité en mi mente.
—No te preocupes. Estoy acostumbrada a tratar con ustedes en esos días del mes —bromeó ella con una sonrisa, apoyándose en el marco de la puerta—. Entonces, ¿van a venir?
—En un momento —dije y esperé a que volviera dentro de la casa para volver a enfrentar a André—. Quiero verlo. Mañana. Y no voy a creer en esta mierda hasta que no esté completamente seguro de que es verdad.
Pensé que él estaría de acuerdo conmigo, verlo para creerlo y esas cosas. Sin embargo me sorprendió al hacer una mueca.
—No creo que esa sea una buena idea —negó con la cabeza, y yo ya estaba llegando a mi límite de nuevo.
— ¿Y por qué demonios no? ¿No es mi hijo? ¿No tengo derecho a verlo? ¿A conocerlo?
—Mira, Emy no tiene ni idea que estas aquí y tampoco pensaba decírselo. Dios, la chica te odia totalmente —comenzó a explicar—. Si te apareces de la nada queriendo conocer a su hijo, va a enloquecer y nos va a matar a ambos, ¿de acuerdo?
¿Y a mí qué mierda me importaba esta chica?
—Es mi hijo, ¿no? Listo. Quiero conocerlo, estar cien por ciento seguro de que él es mío y si es así no dudes que voy a tomar toda la responsabilidad como padre. Si no, solo tendré un motivo más para creer que ella no tiene nada que ver con la imagen de chica buena que me pintó en el club.
—Ella es una buena chica, Alex —suspiró André cansado—. Mira, puedo hacer que conozcas a Knox pero tenemos que esperar a que Emma lo deje en la escuela. Nada bueno saldrá de que ella te vea, luego le pediremos ayuda a Sav, ella es maestra de Knox así que no creo que haya problema.
—Hecho —asentí — ¿Y si su madre nos ve?
—No creo que se pueda hacer nada si Emma nos ve. Solo trata de hablarle bien, ¿de acuerdo?
Si, bueno. No podía prometer eso y menos mal que no lo hice. Verla luego de dos años sonriendo tan despreocupadamente al pequeño que llevaba de la mano pudo más que cualquier otra cosa. Y antes de yo mismo darme cuenta, ya me encontraba avanzando entre la pequeña multitud de padres e hijos que aguardaban en la entrada de la escuela, movido por la ira que me provocaba el no poder alejarme del todo de esta chica. Siempre volvía a ella en mis pensamientos, recordando las pocas memorias que tenía con ella en la fiesta de despedida de Matt y ahora tenía que ocurrir esto ¿Es que había alguien conspirando para que mi vida siempre se cruzara con la de ella?
Su rostro sorprendido y ligeramente asustado fue lo único en esta situación que me trajo algo de regocijo y diversión. Sí, yo no podía ser el único que saliera afectado en esta situación. Apenas había podido pegar un ojo durante la noche, así que verla asustada de encontrarme allí me gustó bastante. Me sorprendió un poco ver como arrojaba la pequeña mochila infantil que cargaba sin ningún reparo y tomaba al niño en sus brazos, apretándolo contra su cuerpo, mientras movía los labios sin cesar. No era ningún monstruo y no pretendía hacerle nada malo, pero entonces pensé que tal vez lo estaba haciendo adrede. Tenía que haber algo con ese niño que delatara que no era mi hijo. Ahora realmente quería ver su rostro, algo que no se me estaba haciendo nada fácil, mucho menos hablándole en malos términos a su madre. Parecía que con cada palabra que salía de mi boca ella lo apretaba más contra sí misma, casi como si quisiera fusionarlo con su cuerpo. Un André molesto tampoco me ayudaba a ver el rostro del niño. Al final ya me encontraba resignado, solo quería saber si era el padre o no y así poder alejarme completamente o tomar la responsabilidad ¿Por qué era tan difícil?
Cuando ella estaba a punto de marcharse y yo de largarme a llorar por el estrés, André hizo algo que me sorprendió. A ambos. Tomó al niño en sus brazos y lo colocó sobre sus hombros, haciéndolo soltar una risa histérica de bebé. Y entonces sucedió. Él me miró y lo supe. Lo supe por la mirada que mi mejor amigo me dio antes de posarla de nuevo en el niño y sonreír embelesado. Lo supe por la mirada llena de terror de Emma antes de que mis ojos conectaran con los de él. Knox. Mi hijo, porque ahora que lo veía bien era obvio que era mío. El rasgo más destacable que poseía eran esos ojos rasgados de color marrón que yo veía cada mañana al mirarme al espejo, luego estaba ese cabello de color bronce y dorado, el mismo color que yo poseía a su edad y que sabía que al crecer se oscurecería hasta quedar del mismo castaño que tenía ahora.
Guau, esto era tan raro ¿Cómo una persona que no era yo se podía parecer tanto a mí? Genética, ya lo sé, pero igualmente ¿Por qué ya no me encontraba enojado con toda esta situación? Si, era una mierda y ahora tenía mucha menos idea de cómo carajos decírselo a Jessica. Y tenía que decírselo, sobre todo teniendo a Sav observándonos a André y a mí como una hermana mayor que había atrapado a sus hermanos haciendo la peor travesura. Aún podía sentir su mirada a mi lado, y sabía que decía: Están en problemas.
—Hola, amiguito —saludé dando un paso hacia él, con el repentino impulso de querer tomarlo en mis brazos y apretarlo contra mi pecho para no dejarlo ir nunca. Un hijo, mi hijo. Nunca me di cuenta de cuanto había querido tener uno, pero luego de lo que ocurrió con Jess...
Volví de nuevo al tema de Jess ¿Cómo le diría? No había forma bonita de decir esto y no tenía idea de cómo hacerlo sin que ella enloqueciera.
—Hola —murmuró una pequeña voz llamando mi atención. Él aún sonreía por estar sobre los hombros de André, pero el brillo de sus pequeños ojitos me dijo de alguna forma que Knox sabía que había algo entre nosotros que era especial. Y sí que lo era.
Emma dijo algo en voz alta y, aunque no pude entender las palabras supe que su tono no fue amable. Eso me sorprendió, supongo que aún guardaba entre borrosas memorias lo amable, graciosa y divertida que había sido cuando la conocí, nada que ver con esta chica seria y amargada que tenía en frente. Aún teníamos que aclarar todo lo que ocurrió hace dos años si queríamos que esto de ser padres funcionara.
De acuerdo. Basta. Esto no se trataba sobre Emma. O de mí. Esto era sobre Knox.
— ¿Cómo está todo por ahí? —Pregunté volviendo a enfocar al niño, que aún me observaba y sonreía — ¿Mucho frío?
Emma volvió a hablar y esta vez sí entendí lo que dijo.
—Si no quieres que llame a Nani en este instante será mejor que nos pongamos en marcha, grandulón.
¿Esa era una amenaza? ¿Quién era Nani? Ese nombre me sonaba conocido, pero no podía recordar bien.
—Será mejor que nos pongamos en marcha —estuvo de acuerdo él y sentí mi rostro congelarse.
¿Qué? ¿Por qué? Quería seguir hablando con Knox. Apenas había podido sacarle un hola ¿Por qué André se estaba dejando amenazar por una mujer sobre otra mujer?
Miré a Emma, que parecía querer desviar su mirada a cualquier sitio que verme a la cara. Ouch.
De acuerdo, había sido un idiota ¿Y cómo quería ella que reaccionara?
—Voy a poder verlo de nuevo, ¿verdad? —pregunté. Aunque siendo el padre podría hacerlo, supongo. Tendría que averiguarlo.
Ella volvió su mirada a mí, una que se congeló como el clima de hoy al posarse en mi rostro.
—Ya veremos —respondió ella con voz vacía. Eso no me gustó.
Quise replicar pero de reojo vi como André sacudía levemente la cabeza, negando.
Así que tuve que tragarme todo y asentir, prometiéndome averiguar lo que era necesario hacer para volver a verlo. Solo pude quedarme allí de pie, observándolos alejarse y estaba tan celoso de mi amigo por irse con ellos.
Suspiré antes de girarme y encontrarme con el rostro serio de Savina dándome un susto de muerte ¡Dios! ¿Esta mujer no tenía que estar en la escuela enseñándole a un grupo de enanos a contar?
—Demonios, Sav, me asustaste —me quejé llevándome una mano al pecho, aunque no dolía.
—Tú vas a decirme lo que está pasando. Y más te vale, Alex, que no sea lo que estoy pensando porque juro que te mato.
Era gracioso que alguien le tuviera miedo a Savina con su rostro tierno y su sonrisa alegre. Ahora no era gracioso.
Di un paso atrás mientras levantaba los brazos a ambos lados de mi cabeza.
—Si me dices lo que estás pensando puedo decirte si estas en lo correcto o no, aunque creo que tienes una buena idea de lo que está pasando.
Su rostro pasó de estar serio a ser una mezcla entre sorprendido y triste.
— ¿En qué momento engañaste a Jess y dejaste embarazada a otra mujer? —preguntó, asegurándome que había acertado en sus suposiciones.
— ¿Tengo que responder eso? —pregunté en cambio, recibiendo un golpe en el hombro como recompensa ¡Que violenta!
—Habla —ordenó cruzándose de brazos.
—Hace dos años, en la fiesta de despedida de Matt. Parecía buena chica, dijo que tenía novio y que no estaba interesada en engañarlo. Le creí y nos quedamos hablando. Tomamos unos pocos tragos, no los suficientes para emborracharnos. Realmente no sé qué pasó, solo sé que me empecé a marear y lo próximo que recuerdo es que estaba en la cama desnudo, con ella.
Recordar todo aquello ya no trajo esa rabia irracional por Emma que sentía cada vez que los recuerdos llegaban, sino más bien desilusión. Ahora que había pasado todo esto y al parecer nos veríamos la cara bastante seguido de ahora en más, tenía que averiguar qué había pasado realmente esa noche.
—Mierda, Alex. Dime que Matt no hizo algo parecido porque... —ahora la voz de Sav se oía desesperada.
— ¡No! No, Sav —me apresuré a decirle—. Matt se emborrachó luego de dos horas. Jab y André tuvieron que llevarlo al hotel. Él no hizo nada y tampoco sabe lo de Emma. No quería arruinar vuestra boda, así que me callé.
—De acuerdo —suspiró rendida—. No arruinaste nada, Alex. No te preocupes. Pero más te vale que hables con Jess, porque si no lo haces tú se lo diré yo. Jessica es mi amiga y no voy a ocultarte algo como esto.
Sabía que tenía que hacerlo, el problema era que no quería perder a Jess y sabía que lo haría si se lo decía.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.