No soy como las demás chicas, no se mucho de lujos y cosas extravagantes soy básicamente una chica sencilla que le gusta las cosas sencillas pero bonitas, hace unos dos días llegue a la ciudad y les contare todo lo que paso en estos dos días.
Mi padre me trajo a la ciudad en su camioneta donde tengo mis cosas básicamente lo que tenia en mi habitación y mi madre me dio su juego de ollas unas nuevas que había comprado semanas antes que por cierto… son muy bonitas. La despedida de ella fue algo dura mi madre siempre ha sido dramática así que imaginen como fue, les daré un poco de detalles: llantos, abrazos que me dejaban casi sin respirar el cual fue muy difícil que me soltara y muchos besos. Con mi padre aun no me despido y se ve serio pero se que por dentro le duele soy su pequeña princesa, su consentida y siempre lo seré pero sabía que no tardaría por irme.
Llegue a la ciudad y fuimos a un edificio el cual tome de arriendo un apartamento, el lugar se ve muy bonito, con muchos jardines y uno que otro árbol, nos detuvimos al frente del edificio y nos bajamos del auto para despues entrar y hablar con el portero y el recepcionista. Nos dieron las llaves y nos llevaron a nuestro piso y mi apartamento para mostrármelo y si estaba cien por ciento segura de que si lo quería, entramos y no podía creer lo que era, no era igual que la de la foto, maldigo mentalmente por semejante engaño pero tampoco era que estuviera tan mal, si tocaba mejorar algunas edificaciones y añadirle algo muy valioso que era cariño y amor además de unas decoraciones al estilo mío, voy a las habitaciones el cual son dos, quise dos porque quiero una que sea mi habitación y otra para mi zona de estudio porque si lo tengo en la misma habitación voy a preferir más dormir que estudiar.
- ¿Segura que quieres esto? -pregunta mi padre viendo el apartamento-
- No esta tan mal como crees padre, solo le falta un poco de estilo mío y cariño, ya sabes lo principal -dije volteándome a la dirección que el estaba y le sonreí un poco-
- Podemos encontrar algo mejor si es lo que quieres, aquí vas a tener mucho trabajo pequeña… -me respondió mi padre con cierta duda si es lo que verdaderamente quería-
- Papi -me acerco y lo tomo de sus manos- esto es perfecto, todo se empieza con pequeñas cosas como mis abuelos antes lo hicieron. Tomara un poco de trabajo pero no es algo que sea difícil para mí -sabía que era complicado porque debería que trabajar para sacar dinero para los servicios, alimento y arriendo pero lo decía para verlo tranquilo, no quería verlo preocupado-
- Esta bien pero cualquier cosa avísame y encontramos algo mejor, mi pequeña ya esta grande -dijo con una pequeña sonrisa y acariciándome la mejilla-
- Y poco a poco me veras triunfar y les daré todos los gustos que quieran -lo abrace pegando cabeza a su pecho el cual empiezo a escuchar sus latidos- pero ahora vuelve a casa y quédate con mamá estaré bien, sabes que puedo cuidarme sola.
- Esta bien hija pero no se te olvide que cualquier cosa llámame y vendré lo más rápido posible, la ciudad no es lo mismo que el campo cariño, aquí las personas no son igual de respetuosas y bondadosas.
- Lo sé, pero quiero tener esta pequeña aventura y experiencia.
- Bueno adiós, hija -me da un pequeño beso en la frente lo cual sonrío un poco-
- Adiós padre… te amo
- Yo igual -dicho esto mi padre se fue y me dejo sola en este apartamento el cual miro y suspiro-
Que por cierto algo que no había dicho la ciudad a la cual me mude se llama Middlemist Camellia suena un poco loco ¿no? Es un nombre poco común y eso me fascina porque como ya se habrán dado cuenta soy básicamente una chica que le gustan las cosas poco comunes, que le encantan las cosas nuevas sin investigar, sin ser vistas y que sea la primera persona que las vea, me encanta ser una aventurera y las cosas extremas ya saben; juegos extremos, lugares altos y arriesgados. Etc.
Editado: 16.08.2024