Mi Vida (saga 1 Demonios)

Capítulo XIX: La visiones

Alexander

 

Todos, incluyendo a Briels, se jactan de mirar con diversión a Charles que se retracta sin fin sobre el tema elocuente de la aparición. 

- Afrontemos, ha estado por tí sobrino - lo provoca Sebastián. 

- ¡No es cierto! - sisea perdiendo la paciencia.

- En el futuro vamos a envidiarte, tu esposa tendrá una belleza a mayores, incluso afrontemos que a tu padre le ha cautivado, y no ha habido mujer que le sorprenda a Alexander para no decir ninguna - Nilium agrega detallándome.

Todos giran a verme. 

Cualquier ser viviente que posea o no una capacidad desarrollada de inteligencia, es capaz de reconocer que en efecto aquel reflejo de esa alma tenía algo meramente cautivador.

- Es quizás la mujer más hermosa que en mis años he llegado a detallar - Nilium sigue provocándome. 

- ¿Seguro desean provocarme? - suspiran alejando sus miradas. 

- ¿Seguro es un alma que predice? - pregunta Charles.

- Con ustedes no me sorprendería saber que pueda estar aquí para advertirles antes de que comentan una estúpidez - comenta Fabricio. 

- Si esta por Charles no creemos le haga algún daño - indica Nilium mirándome de reojo - pero si está por otros, debemos preocuparnos. 

Detallo a Sebastián. 

- Por favor - agrega este mismo - ¿De qué debemos preocuparnos? ¿Que sea otra Greco que nazca? - se burla

Mucho nos tensamos, incluso a Briels parece no agradarle esa idea remota y absurda de mi gameto. 

- Prefiero pensar esta por mí. Suficiente seguir arrastrando las disputas entre los Grassinius, Grecos y Coletti como para tropezar con otra - susurra Charles.

- Y dicho esto, sabemos esta por tí - se coloca de pies Nilium finalizando la conversación. 

- ¿Y porque no lo descubres y le haces algún seguimiento? - le dice Fabricio. 

- Porque no puedo mezclarme en los asuntos de la vida, todo debe ser de acuerdo al destino predicho, si interrumpo puedo empeorarlo o crear una catástrofe... además estoy perdiendo muchas cosas. Tengo que irme. 

Frunzo el ceño. 

- ¿Cómo que perdiendo? - pregunto.  

- Col, Nawed y yo debemos regresar, tenemos que recuperar nuestros dones - me detalla - no te preocupes, cuando desees hacerlo, puedes invocarme y lo haré desde el otro lado. 

- Pasar mucho tiempo les hace perder sus dones - comenta Briels - incluso recuerdos.

- ¿Los podría matar? - pregunta Sebastián. 

- No sé, jamás hemos hecho algo así - agrega el demonio - nos debilita mucho, pero quedarnos a descubrir eso no es lo que más queremos tentar ahora con todo lo ocurrido. 

- ¿Cuanto te tomará? - agrego. 

- Poco, puede ser un año... aun así, tienes conocimiento de lo que deberías hacer. 

- ¿Qué haremos con tu cuerpo? - indica Charles.

- Descuiden, perdurará, haré lo necesario para que eso ocurra, solo deben alimentarlo. 

- Claro, seremos tu niñera, con gusto - indica mi gemelo haciendo que el demonio se ría.

- Este cuerpo quedará como en coma, no tendrás que alimentarme de a bocados - lo provoca Nilium. 

- ¿Cuando deberás partir? - interrumpo. 

- Por lo que intuyo, dentro de poco, quizás meses - afirmo - ¿Seguro no deseas hacerlo antes?

Siento la mirada de Briels sobre mí. 

- No - agrego y con eso sé que me he ganado una curiosidad tremenda por parte de mi creador.

 

A veces tampoco comprendo el porqué sigo retrasando ese suceso. Sé que mis planes no se vendrán abajo si proceso con la recolección de poderes, debido a que ocultarlo no supondría un riesgo. Pero algo dentro de mí me dice que no es el tiempo, no sé si aquello tenga que ver con las batallas interiores que Sebastián libra cada día... pero tampoco soy de afirmar que eso sea la razón absoluta cuando conozco los anhelos de mi hermano. Tengo que saber con certeza antes de hacerlo buscar una manera de contactar con Berdux, si será la última vez, ganaré una razón, pero mis descubrimientos no ayudan. 

El ya ha tomado sus decisiones, incluso yo he tomado las mías.

¿Por qué seguirlo retrasando? Podría tomarme decadas el poder manejarlo y no seria perjudicial, pues ya entraríamos en la dichosa guerra. 

La razón aparente es, si en realidad sea lo certero en mis anhelos, la razón aparente es que sere el hombre más odiado y temido ¿Pero acaso deberá importarme?

Lomus, Henry y Arthur no se encuentran, y por los momentos el único alumbrado perdura incapaz de querer provocarnos, nuestras existencias son tan nulas para ambos que no creo seguir una guerra de siglos sea la cuestión principal. 

Pero lo que se hizo en dicha entonces acarreó una maldición a mayores, una maldición justa para conseguir mi objetivo. 

¿Deseaba poder? No, me ha bastado el que poseo desde este milenio. 



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En el texto hay: asesinatos, vampiros, amor

Editado: 21.11.2022

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