Mi vida sin Chanel
David Lamalfa
El teléfono suena. Son las 5 de la mañana y el teléfono suena. Nadie en la casa, sólo yo y mi soledad, mi marido está de viaje, nuevamente lo llaman para dirigir las obras de Niemeyer. El teléfono suena y son las 5 de la mañana, al atender escucho esa voz dulce que me llena el alma, escucho la voz de mi sobrino menor. Camilo acaba de llegar. Ya no hay bailes de Backyardigans, ni huidas al kiosco para comprar chocolate con Deivid. Con sólo dos años Camilo sabía hablar inglés, el tiempo pasa muy rápido.
Me siento frente al ordenador, un café y el diario del día, de portada mi foto. El desfile fue un éxito. Hace tres días que no salgo de mi casa, no tengo ganas de hablar con nadie sólo quiero el abrazo de mi sobrino y nuestras largas charlas de café.
Vogue nuevamente me pide otro estilismo para la portada, un email, dos, tres… el asistente de vestuario me pide por favor que aparezca. No tengo ganas de ver a nadie sólo a mis sobrinos, ellos llenan mi vida.
Mirando por la ventana, el día es gris, la madrugada es gris. Una vez escuché, de niño, que París era la Ciudad del amor, y mi marido en Rio dirigiendo sus últimas obras. París es gris y yo recuerdo el niño que fui, me río, se me pianta una lagrima y me rio.
“El camino fue fácil” suelo decir cada vez que me preguntan cómo llegué a ser el diseñador que soy, como llegue a quebrar los caminos del diseño para hablar de arte, moda e historia. Viajes, fotos, tapas de revistas, comerciales, vestuarios de cine, museos, exposiciones intervenidas en estadios y luego de tanto camino: recibo LA CARTA.
Estimado Sr. Lamalfa,
Mi nombres es Magalí Suárez Van Riezen y le escribo desde CHANEL. Realizamos una investigación de su trabajo y nos sentiríamos orgullosos de que Usted realice una intervención sobre nuestro clásico saco: “Tango, Historia, Arte y Moda”.
Esperamos su respuesta.
M. S. VAN RIEZEN.
Mientras leo me río, hoy el día es gris, pero el tiempo me llena la vida, el tiempo me da la alegría que necesito para ser feliz. Chanel se dio cuenta que acá estoy, que existo, que mi camino fue solamente para llegar a ser un mínimo empleado en su Atelier…
Chanel me pide que rediseñe su chaqueta, que le demuestre que soy capaz de lograr renovar su nombre y llevarlo al pasado. Mientras lo leo me rio, el tiempo pasa muy rápido…
En la última publicación de mi libro, unas de las consultas que me hacían era ¿Cómo ocurrió? ¿Cuándo paso esto? Solo sonrió y contesto:
Una sonrisa vale mal que mil palabras.
Luego de que Teresa me abandono tuve que tomar una decisión, la decisión que cambio mi vida para siempre, creo que fue la decisión correcta.