Mía nena, mía

Chapter 1

~ T O M ~

 

El roce de las largas piernas de la mujer por el tubo de baile me volvía loco, esa rubia con tatuajes en las espaldas sabía cómo moverse. En mis manos se encontraba uno de los licores más caros que había en el local, la música hacía que mi pie se moviera al mismo ritmo. La mujer que movía su cuerpo para entretenerme estaba haciendo su mayor esfuerzo, sin embargo, hubo algo que robó mi atención.

 

Justo en el momento que desvíe mi mirada de la bailarina, vi una melena larga que cubría la mayor parte de un rostro desconocido. Con la tenue luz que había en el lugar logré ver algo más que solo el largo cabello, vi un delgado rostro y solo pude pensar en lo hermosa que era aquella chica.

 

La chica notó que la miraba con curiosidad, terminó de limpiar la mesa y salió corriendo hacía la parte trasera del establecimiento. Sentí curiosidad y hasta algo de interés cuando la vi salir de aquella forma, había sido una reacción de miedo, relamí mis labios y regresé la vista hacía la mujer, al menos por un par de minutos, ya que me aburrí.

 

Terminé el último trago de mi bebida y me levanté de mi asiento. La muchacha del tatuaje y caderas prominentes me miró confundida. Acomodé mi ropa antes de retirarme, pero la voz de la bailarina me interrumpió, así que me giré para verla.

 

— ¿Ésta vez no vas a querer un privado? —Dijo ella colocando sus manos en su cintura, parecía indignada. Le sonreí y ladeé mi cabeza.

 

—No dulzura, ésta vez no —Dije paciente y bastante relajado, aunque odiaba tener que dar explicaciones de lo que hacía. Salí del pequeño salón y caminé hasta donde estaba Jules, administradora del lugar, quien, al verme, me recibió con una sonrisa. Éramos amigos desde hace tiempo, yo ayudé a que el lugar tuviera tanto prestigio ya que siempre que tenía socios nuevos en la cuidad los traía a ese lugar.

 

—Tom... ¿Te irás antes? —Preguntó mirándome a los ojos, era extraño para ella, pues apenas eran las 11 de la noche.

 

—Sí, Jules... Tengo cosas que hacer —Mentí con una sonrisa. Saqué mi tarjeta para pagar lo consumido—. Jules... ¿Quién es la nueva? —Pregunté con curiosidad, viendo como usaba la tarjeta en el aparato.

 

— ¿La nueva? —Pensó unos segundos hasta que volvió a abrir la boca para hablar—. ¡Aitana! ¡Claro, claro! Es linda, ¿No? —Asentí pensando en su rostro, no importaba lo asustadiza que me haya mirado, era hermosa—. La contraté hace un par de semanas, se encarga de limpiar el lugar en las noches. Solo trabaja un par de horas. ¿Por qué? —Me entregó la tarjeta con una factura para pagar.

 

—Necesito un favor tuyo Jules —Mencioné. Apoyé mi brazo en la madera del mueble y me incliné hacía ella.

 

—Claro, lo que sea —Jules respondió con media sonrisa, yo no era de pedirle favores, normalmente solía ser ella quien me los pedía.

 

—La quiero en mi cama —Dije sin vacilar, directo. Como siempre solía hablarle.

 

—No creo que sea posible Tom, ella es... —La interrumpí enseguida levantando una de mis manos.

 

—Pagare lo que sea. Vendré en unos días. Espero sí puedas convencerla —Le guiñe un ojo, yo no aceptaba un no por respuesta y ella lo sabía—. Adiós linda, espero no me defraudes —Dicho eso, salí del local. Ya en mi auto, no deje de pensar en esos ojos. "Oh dulce abejita" pensé burlón. Iba a ser mía.

 

~ A I T A N A ~

 

Esa tarde salí temprano de ayudar en aquellas clases de arte, ya que el profesor aún no me pagaba debía caminar hasta mi segundo trabajo, debía estar a las 8:30 de la noche en la puerta, tenía 35 minutos para llegar y me echaba unos 40 minutos, aunque apenas era jueves, pero esta ciudad se encendía desde hoy, así que todos los locales estaban abiertos desde hace un par de horas y algunos otros apenas abrían.

 

La música sonaba por las calles, aunque las puertas de las discotecas estén cerradas, no quería imaginarme lo horrible que sería estar dentro, lleno de personas borrachas y la música que solo te reventaba los tímpanos, no me gustaban esos lugares.

 

—Tina... —Jules, la administradora y la actual dueña del lugar, me saludo con una sonrisa. Yo no estaba de acuerdo con las cosas que se hacían dentro de su local, las chicas eran damas de compañía, yo no podía imaginarme en esa situación, no tengo experiencia de ningún tipo con hombres. Sabía que lo hacían por necesidad, pero yo no podría hacer eso.

 

—Jules... —Sonreí al sentir sus brazos rodeándome, era una persona muy cálida y amable, a pesar de ser una "proxeneta", aunque su trabajo no tenía nada que ver con la calidad de persona, cualquiera que no la conociera o hablara con ella, pensaría que era mala persona—. Comenzaré con las habitaciones, deben estar listas antes de que abran. —Debía esforzarme si quería quedarme más tiempo con el trabajo, no era mucha la paga, pero si lo suficiente para reunir e irme de casa mis tíos.




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