Mía nena, mía

Chapter 2

~ N A R R A D O R ~

 

La joven Tina no dejaba de correr por los pasillos de su escuela una vez terminaron las clases, la joven estaba siendo presa del acecho de dos de sus compañeras de clases, quienes la habían amenazado con golpearla, otra vez, de no hacer el trabajo en grupo en que las habían asignado. Ella no tenía tiempo para eso, ya estaba haciendo mil cosas durante el día como para también hacer una tarea que debían ayudar esas dos chicas.

 

La chica terminó metiéndose en un baño, donde pensó que se había librado de las chicas, pero las escuchó entrar, golpeando la puerta. Tina estaba en uno de los cubículos, tratando de ocultarse de ellas, pero no lo logró, las escuchó hablarles y eso solo hizo que sintiera aún más miedo.

 

—Tina... Vamos nena... Sal —Dijo una de ellas, quien era la que más intimidaba a Tina—. No quiero tener que usar la fuerza, sabes que te va a ir peor —Sentenció la joven a un lado de la puerta del cubículo donde estaba Tina. La menor supo que no tenía más opciones que salir de allí. Así que se bajó de donde estaba y abrió la puerta lentamente, Liv la tomó de los brazos mientras la otra le tomaba del rostro.

 

—Buena niña —Dijo la peor de las tres—, ahora... No quiero excusas... Vas a hacer el trabajo y punto —Espetó con fuerza, recibiendo una bofetada de su parte—, eso fue por haberme hecho correr… —La otra la soltó con fuerza, tirándola al suelo, Aitana no logró caer como quería y terminó con una de sus mejillas en el suelo, golpeándose con fuerza y soltando un gemido—. Más te vale tener el deber hecho para el lunes Aitana, sino vamos a tener problemas.

 

Después de tomar aire se levantó del sueño sucio y salió de allí, no había querido mirarse el rostro ya que sabía que seguramente tendría un moretón por el golpe que se había dado, la bofetada que le había dado Aimé apenas la había sentido, pero la caída lo había empeorado muchísimo. Como ese día no tendría que ayudar con las clases de pintura, la joven tenía que ir directamente a su casa para avanzar con la limpieza de la casa, como siempre.

 

Cuando tenía 11 años la joven había perdido a sus padres y después de un año entero en un refugio del gobierno habían aparecido esos familiares que estaban dispuestos a hacerse cargo de ellos.

 

—Hasta que por fin llegas —Dijo su tía con desprecio cuando la vio entrar por la puerta principal. A veces se preguntaba por qué se quisieron hacer cargo de ella, no la querían en el lugar, era algo más que obvio por el trato —. Hay ropa sucia, debes regar el jardín, bañar a los perros y arreglar la habitación de tus primos... Yo iré al estilista —Después de dar las ordenes la mujer salió de la casa.

 

"Allí estaba la respuesta" Pensé resignándome a mi vida. Aunque quería, irme ahora no era una opción, ellos no me retenían, pero si vivían con ellos, al menos debía hacer ese oficio en casa.  Sin rechistar, Aitana comenzó a hacer sus tareas de la casa, estaba cansada y aún tenía cosas por hacer, pues su día terminaba tarde, era viernes y aun debía trabajar toda la noche, así que ese trabajo pesado solo estaba haciendo que su malestar fuera aun peor. Luego de hacer la cena, sus tíos llegaron junto a sus primos, Theo, Rebecca y Sasha.

 

Pasaron un par de horas después de comer, Tina había tenido un momento para descansar y sentarse a avanzar un par de deberes de la escuela que tenía Su sueño era terminar la preparatoria y, tal vez, ir a la universidad, aunque sabía que ese sueño estaba lejos de cumplirse, ya que no podía pagar al menor que primero reuniera mucho dinero.

 

—René... ¿Dónde está mi corbata azul? —Preguntó el mayor llegando al salón donde estaban todos, incluyendo a Tina, quien aprovechó esa hora muerta para adelantar su tarea y estaba sentada en la mesa del comedor, mientras que los demás estaban viendo televisión.

 

—Aitana... —René, su tía, señaló a la más joven.

 

Sin darse cuenta, Aitana se había metido en un grave problema, olvidó lavar la ropa y eso era un problema enorme. Tina cerró sus ojos al darse cuenta de este hecho. Antes de que pudiera decir algo más la joven sintió un golpe en su rostro, justo donde se había lastimado en la mañana y que dolía a morir, no sabía que estaba pasando y como había sido tan torpe de olvidar lavar la ropa.

 

—Eres una inútil... Te damos comida, educación y techo... —John, su tío había comenzado a gritar mientras que ella solo podía contener las lágrimas, sabía que si lloraba sería mucho peor ya que siempre la llamaban cobarde y tonta por llorar siempre. Por eso ahora no lloraba—. Lo único que tienes que ayudar en la casa... Eres una inútil.

 

Sentía un gran nudo en el estómago, su cara ardía como el mismo infierno y sabía que no se libraría de un castigo. Aquel golpe solo había sido el inicio ya que el hombre nunca contenía su rabia cuando se trataba de castigarla. El robusto hombre tomó las cosas de la joven, para luego tomar su brazo y arrastrarla hasta la salida.

 




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