Mía nena, mía

Chapter 4

~ A I T A N A ~

 

No entendía como había aceptado irme con él. Era el hombre que se quería acostar conmigo y lo más seguro es que ahora estuve fingiendo que solo quería llevarme a un lugar para aprovecharse de mí. Ese pensamiento solo hizo que mi cuerpo se tensara aún más y me erizara. Por un momento quise huir, pero la mano fuerte de Tom no me lo permitió, aunque quisiera, no podía salir corriendo, no era capaz de luchar, siempre había sido una cobarde y esta vez no habría un milagro.

 

—La voy a llevar a un lugar seguro Jules —Nos habíamos acercado a Jules, nos vimos tomados de la mano y yo no pude sentirme más avergonzada, no quería que ella pensara nada malo de mí, aunque su propuesta había sido rechazada, pero ahora parecía que el hombre me había convencido, cosa que no era nada cierto.

 

—¿Estás bien con eso Tina? —Jules era de las cosas que me llamaba por ese apodo. Aún recuerdo la primera vez que me lo dijo, mi madre siempre solía llamarme de esa forma. Liv y Aimé solían decirme de esa forma para torturarme, pero Jules había sido dulce y me había traído buenos recuerdos. Asentí segura, no quería preocuparla más de lo que ya, seguramente, estaba.

 

La mujer se acercó a mí para abrazarme y dejar un beso en mi mejilla. Además, para darme un par de palabras de aliento. Ya había perdido la esperanza de salir de ese lugar, aunque me alejara, ellos estarían conmigo siempre. Tom nos había dado espacio para despedirnos, pero la mujer me soltó el volvió a ofrecer su mano, su cálida mano. Así que la sujeté otra vez. El hombre me llevó hasta un auto lujoso. Siempre los había visto de lejos, pero era la primera vez que estaría dentro de uno. Sonreí para mis adentros y me subí.

 

Él puso lo que creo que era la calefacción en los asientos, sentí confort por lo bien que se sentía. Cerré mis ojos pensando que iba quedarme dormida, solo que la voz de Tom hizo que abriera los ojos y le mirara.

 

—Aitana... ¿Vas a denunciar? —Su pregunta me tomó por sorpresa, no sabía que iba a decirle, esa idea nunca había pasado por mi mente, ¿Denunciar a mi tío? No tenía pruebas y ellos tenían tanto dinero que seguramente ganarían gracias a sus influencias. Negué con la cabeza, no tenía el suficiente valor para mirarlo luego de mi respuesta. Paseé mi mirada por sus manos, estaban apretando el volante, estaba tenso, pensé que no sería buena idea ponerlo de esa forma.

 

—No vale la pena... Es hora de que comience a arreglármelas sola —Dije en un susurro, mi voz no salía con fuerza, aunque lo intentara, no podía hablar con propiedad como él lo hacía, pero sabía que me había escuchado, ya que solo asintió mirando al camino.

 

—¿Qué edad tienes? —Puso su mirada sobre mí, estábamos en un semáforo en rojo. La intensidad de sus ojos me hacía poner nerviosa, era cómo si me fuera a comer viva. Nadie antes había mostrado interés en mí, sabía que Jules lo había hecho gracias a que tenía que ser mayor de edad para trabajar en un lugar como ese, pero no era de hablar de mi edad con nadie.

 

—19 años —Dije no muy segura de decirlo, aunque hace bastante tiempo que yo no pensaba en eso, sabía que tenía esa edad. Aparté la vista y miré por la ventana, me costó reconocer el camino, pero yo no sabía dónde me había a dar alojamiento, mencionó uno de sus hoteles, pero yo no sabía en donde eran, así que solo estaba confiando mucho en su palabra—. Eso creo…

 

—¿Eso crees? —Preguntó sorprendido, me atreví a mirarlo nuevamente, se veía extrañado, pero yo no sabía que responderle—. ¿Cómo es eso? ¿Acaso no sabes tu edad?

 

—Sí la sé, pero hace muchos años mis padres y yo tuvimos un accidente, donde yo salí lastimada y desde entonces no celebro mi cumpleaños o pienso en eso, por eso siempre tengo que recordar —Hablé levemente, no quería tener que dar explicaciones, pero yo no sabía si el hombre se iba a enojar por yo no hablar de las cosas.

 

Él parecía sorprendido, pero yo lo tomaba con naturalidad, mis tíos jamás me desearon un feliz cumpleaños, ni mis primos, y no tengo más familia que lo hiciera, además no fue importante, sin mis padres no era lo mismo. Hace bastante que había dejado de pensar en eso, era un día más y como no tenía quien se preocupara por eso, entonces… ¿Para qué pensarlo?

 

Nuevamente hubo silencio entre nosotros, así que decidí volver a cerrar mis ojos, concentrarme en el calor que me estaba regalando los asientos. Había puesto mis manos debajo de mis muslos para que mis manos también sintieran eso y era una sensación increíble. Ahora que estaba llegando la época de frío siempre sufría ya que no es que tuviera mucha ropa de invierno. Al menos esperaba poder conseguir alguna con el dinero que había conseguido.

 

—Ya llegamos... —Su voz me hizo despertar, creo que me había quedado dormida sin notarlo, mis pensamientos habían hecho que me relajara. Miré hacía al frente y me di cuenta que no estábamos en un hotel, sino en una casa... ¿Me trajo a su casa? ¿Iba a violarme en su casa? Me tensé en el asiento, y tomé con fuerza el cinturón. El pareció darse cuenta de mis pensamientos y volvió a hablar—. Tengo que llamar al hotel para preguntar si está la habitación disponible y que la preparen para ti, te voy a llevar en un rato, no te preocupes y bájate —Aquello sonó como una orden. La cual terminé aceptando, aunque haya sido muy duro conmigo y pareció enojado, lo vi dar la vuelta al auto y abrir mi puerta. Nuevamente el estiró su mano hacía mí.




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