Mía nena, mía

Chapter 7

~ A I T A N A ~

 

Justo al momento que Chris se fue decidió acostarme, no era algo que debería hacer, Tom me había dicho que buscaría una habitación en su hotel, así que debía esperar para eso y no abusar de su hospitalidad, hasta ahora se había comportado muy bien conmigo, hasta la propuesta quedó un poco alejada entre nuestra conversación, nuestra corta conversación.

 

Me gustaba estar aquí, era cálido y la cama era cómoda, pero sabía en el fondo que tarde o temprano tenía su regresar a casa de mis tíos, allí estaban mis cosas, mi dinero, mis papeles y, aunque no quisiera admitirlo, era el único lugar “seguro” que tenía, mis padres no dejaron nada más que un montón de deudas, que fueron saldadas con la venta de los bienes que tenían, la casa, el otro auto, joyas y algunas propiedades que tenían, pero de todo eso se ocupó mi tío. Yo no sabía mucho de esas cosas y decidí confiar en la palabra de mi tío, aunque no quisiera, debía hacerlo era el único familiar que me quedaba y perderlo por un berrinche de mi parte no podría ser justo.

 

No sé por qué de repente pensé en Sasha... Ella era mi prima pequeña, nació hace 4 años y es tan dulce, nada en comparación con mis tíos o mis otros primos, Rebecca y Theo, eran gemelos y ambos eran unos narcisistas, solo pensaban en ellos, teniendo una madre como René, que parecía sacada de la película de Matilda, René siendo la madre de Matilda y el otro siendo mi tío, John. De tan solo pensar en ellos mi estómago se revolvía, pero de cierto modo compararlos con aquella película me reconfortaba. Yo no tenía poderes que me sacaran de mi realidad y no tenía quien me ayudara como en la película.

 

Ahora que mi estómago no estaba revuelto por esos pensamientos, sentí hambre, aunque haya vomitad, ahora tenía algo de hambre, sabía si Tom realmente había comprado comida como se lo pidió Chris, así que debía hacer mi mayor esfuerzo ahora para salir de aquella habitación cuando antes, además, de no saber qué iba a pasarme si me quedaba ahí. No podía negar que sentía miedo, que realmente tenía miedo.

 

Me levanté de la cama y caminé hasta la puerta, no escuchaba nada cerca, así que la abrí lentamente pensando que estaría sola, ahora debía pensar en cómo salir y como llegar a la calle. ¿Quería escapar? ¿Quería salir de ahí de esa forma? Relajé mi cuerpo cuando saqué mi cuerpo por completo de la habitación, había un pasillo largo y oscuro, pero al final vi como Tom se acercaba con dos platos en sus manos.

 

—¿A dónde ibas? —Él llegó a mí, mi cuerpo se había quedado estático al verlo, no sabía que decirle o que hacer, había traído la comida que prometió y quería suponer que luego iríamos al hotel donde podría descansar finalmente, ya que esas pequeñas siestas de minutos no me habían quitado el sueño del todo y realmente necesitaba dormir.

 

—Tenía hambre—Mi voz rozaba el silencio por el tono tan bajo en el que hablaba, no quería verme tan débil y tonta, pero para sus ojos seguramente ya me veía de esa forma, no era algo normal para los demás verme así.

 

—Yo te traje comida Aitana... —Asentí y entramos en la habitación, íbamos a comer en la cama, algo que yo no hacía, pero el no tuvo problema con eso, así que le seguí y comencé a comer en silencio, seguía con la mirada fija en el plato, hasta que el volvió a hablar—. Hable a mi hotel, la habitación está ocupada, pero te daremos una igual de espaciosa, para que estés cómoda. —Al menos su voz ya no me intimidada, había comenzado a hablar con más dulzura, como Chris, de igual forma tenía que ver la forma en que debía librarme de él. Tom no me conocía y ya había querido acostarse conmigo, bajo cualquier costo, me ofreció dinero y yo no quería hacerlo, ya me había negado, pero yo no sabía las intenciones de ese hombre, no sabía si él quería conseguir lo que quería y si lo haría a la fuerza, odiaría vivir algo como eso.

 

—Debes estar cansado, si quieres dime la dirección del lugar y yo me iré sola —Pensé que el también querría librarse de mi de una vez, ya le había molestado mucho, así que fue lo primero que se me ocurrió decir, pero solo recibí una sonrisa de su parte.

 

—Estoy cansado, pero te llevaré al hotel para que descanses… AL menos que quieras esperar hasta mañana, puedes quedarte acá en esa habitación a dormir, puedo darte ropa para que te cambies y nadie va molestarte —Su propuesta la vi forzada, pero tentadora, no quería tener que irme, me sentía demasiado cansada como para subirme al auto e ir a un nuevo lugar.

 

—¿Seguro que no molesto? —Pregunté insegura, habíamos terminado de comer y estaba buscando un poco de paz interior.

 

—Para nada, no eres una molestia acá… —Él tomó los platos y se levantó de la cama—. Voy a traerte la ropa que te dije, si quieres toma una ducha —El hombre salió de la habitación después de eso, sin esperar a que yo dijera algo más, ahora era un hecho, me quedaría aquella noche a dormir. Debía abandonar esa idea de que el me haría daño, no todos me harían daño. Jules no me había hecho daño, aun…

 

Le agradecí el cielo que mañana no tenía que ir a trabajar, al menos por el momento no tendría que ir, aunque sería un día pesado para el local, yo no quería ir hasta estar un poco mejor. Me quite la camiseta que llevaba, me quede mirando en el espejo que estaba en una de las esquinas de la habitación. El último año perdí muchísimo peso y masa muscular, los huesos de las costillas se notaban cuando respiraba, y sobre mi piel había ciertas cicatrices, algunas blancas y otras con tonos oscuros. Me veía horrible, yo no era de mirarme al espejo, nunca lo era. Sabía que había estado viéndome mal, pero ahora me había dado cuenta de lo mal que se veía. Además de que con el bonito moretón que tenía en mi rostro, lo hacia todo peor.




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