Microhistorias

Una tarde de primavera

Para Mika el día que tanto había esperado finalmente llegó.

Recibió un mensaje que hizo latir con fuerza su corazón:

Señorita K,

Soy un hombre afortunado por haber encontrado a alguien con quien comparto la misma alma. Hoy tomaremos el camino que nos llevará directo a nuestra meta, sin que nadie se interponga. El destino nos unió, solo él podrá separarnos. Nos vemos en la salida este de la estación Sakura a las 5:00

Kaneda.

Emocionada y nerviosa Mika salió de su casa sin despedirse. En el metro sólo pensaba en cómo sería el aspecto de Kaneda. Se habían conocido por Internet. Él era el único que la comprendía. Al verlo le sorprendió un poco que resultara ser mucho mayor que ella. Pero no importaba. Pasaron junto a los cerezos que ella tanto odiaba. Todos amaban los cerezos. A Kaneda le eran indiferentes y eso para ella era suficiente. Subieron a la terraza de un edificio para observar en todo su esplendor el cielo rosa y naranja del atardecer. Él notó que las manos de ella temblaban.

—Señorita Kimura…

—Dime Mika.

—Mika ¿Estás segura de esto?

Mika lo miró a los ojos y asintió. Se preguntó si en otras circunstancias ella habría podido llegar a amarlo. Pero no estaban ahí para eso. Ella quería volar. Tomados de las manos se acercaron al borde y saltaron hacia la muerte. Los gritos de los peatones al ver sus cuerpos destrozados marcaron el final de su primera y última cita.




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