Cuando Todo Comenzo...

Capítulo 1: Un Nuevo Comienzo

El sol apenas se alzaba sobre la ciudad cuando Clara se despertó, el sonido del despertador rompiendo el silencio de su habitación. Miró el reloj de la mesita de noche: 6:30 a.m. Era el primer día en su nueva escuela, el primer día en un lugar desconocido, rodeada de caras nuevas y un futuro incierto. Las hojas de los árboles fuera de su ventana se mecían suavemente con la brisa de la mañana, y el aire fresco de otoño se colaba por las rendijas de la ventana abierta, como si la naturaleza misma quisiera darle la bienvenida.

Clara se levantó de la cama con un suspiro, aún intentando despejarse de las sombras de la noche. Se dirigió al baño con pasos lentos, sus pensamientos girando en torno a lo que le esperaba. ¿Sería este un nuevo comienzo como tanto había deseado? Se preguntaba mientras se lavaba la cara y miraba su reflejo en el espejo. El rostro que le devolvía la mirada era el de una chica decidida, pero con algo de incertidumbre en los ojos, algo que no podía ocultar.

Después de unos minutos, Clara salió de la ducha y comenzó a vestirse con rapidez. Se había preparado la noche anterior, eligiendo cuidadosamente su ropa: una camiseta sencilla, jeans ajustados y zapatillas cómodas. No quería llamar demasiado la atención, pero tampoco sentía que debía esconderse. De alguna manera, la ropa reflejaba su mezcla de nerviosismo y esperanza, una esperanza de que todo fuera mejor que la última vez.

Su madre, que ya estaba en la cocina preparando el desayuno, la saludó con una sonrisa cálida. "Hoy es un gran día, ¿verdad?" le dijo mientras le servía una taza de café. Clara asintió, sin poder evitar sonreír también, aunque con cierto nerviosismo. Su madre le daba el apoyo que necesitaba, pero Clara sabía que este día era suyo y suyo solamente. Sería ella quien tendría que enfrentarse a los nuevos desafíos, a las nuevas caras, a la nueva ciudad.

La casa estaba tranquila. El eco de los pasos de Clara resonaba en las paredes de su nuevo hogar, aún vacío de recuerdos, aún vacío de historia. Solo ella y su madre. Todo lo demás estaba por venir.

Cuando Clara salió de la casa y se subió al coche, miró por la ventana, observando la ciudad que la rodeaba. Los edificios, las calles llenas de coches, las personas caminando hacia sus trabajos o al colegio. Todo era nuevo, todo estaba por descubrir. Su corazón latía con fuerza, una mezcla de emoción y ansiedad. El miedo al desconocido siempre estaba presente, pero también había algo emocionante en el hecho de estar comenzando de nuevo, de dejar atrás lo viejo y abrirse a lo nuevo.

El trayecto en coche fue breve, pero Clara sentía que cada kilómetro la acercaba más a un futuro que no podía prever, pero que sin duda la transformaría. Al llegar a la escuela, estacionaron en el aparcamiento. Clara salió del coche y miró el edificio frente a ella: un instituto grande, moderno, lleno de vida. Respiró hondo. Esto es real, pensó. Este es el momento en que todo cambia.

Con la mochila sobre sus hombros y el corazón latiendo con fuerza, Clara comenzó a caminar hacia la entrada. El bullicio de los estudiantes llegaba a sus oídos, las risas, las conversaciones entre amigos. La puerta principal del instituto estaba abierta, invitándola a entrar.

Clara hizo un esfuerzo por mantener la calma, ajustó las correas de su mochila y dio el primer paso hacia lo que sería su nueva vida. Aunque las dudas seguían rondando su mente, decidió que no podía dar marcha atrás. Hoy era el primer día de su nueva etapa, y aunque no sabía qué le esperaba, estaba decidida a aprovechar cada oportunidad.

"Un nuevo comienzo", murmuró para sí misma, con una sonrisa tímida. Y con esa pequeña afirmación, cruzó la puerta de la escuela, lista para enfrentar lo que viniera.

Capítulo 2: Primeras Impresiones

El primer día de clases fue una vorágine de caras nuevas, saludos apresurados y sonidos de casilleros abriéndose y cerrándose. Clara caminaba por los pasillos con un ligero nudo en el estómago, observando a su alrededor con curiosidad. Aunque trataba de no mostrarlo, sus ojos buscaban inconscientemente algún rostro familiar, algo que le diera un poco de consuelo en medio de tanto caos.

Fue entonces cuando lo vio.

Estaba de pie junto a un casillero, con una mochila colgada sobre uno de sus hombros, mirando un horario en su celular. Era un chico de cabello castaño claro, ligeramente despeinado, y unos ojos oscuros que parecían observar el mundo con calma, como si nada pudiera perturbar su tranquilidad. No parecía ser el tipo de persona que se destacaría entre la multitud, pero había algo en su postura relajada y en la manera en que su mirada se perdía en el espacio que captó la atención de Clara al instante.

Daniel, como pronto descubriría, no era el chico más extrovertido ni el más popular. De hecho, parecía ser alguien de pocas palabras, pero cuando hablaba, su voz era suave y agradable. Clara no pudo evitar notar que, aunque mantenía una actitud reservada, había algo en él que la atraía, algo en la forma en que se movía, cómo se comportaba de manera tan serena, como si estuviera en completa armonía con su entorno.

"¿Eres nueva aquí?" La voz de Daniel la sacó de su trance. Clara se giró rápidamente hacia él, sorprendida de que la hubiera notado. Su voz era baja y amistosa, sin una pizca de presunción.

"Sí", respondió Clara con una sonrisa tímida. "Es mi primer día."

"Ah, entiendo", dijo él, inclinándose un poco hacia un lado como si estuviera pensando en algo. "Es complicado, al principio. Si necesitas ayuda para encontrar tus clases, avísame."

Clara lo miró, desconcertada por lo fácil que le resultaba hablar con él. No era su estilo ser tan abierta con desconocidos, pero algo en la actitud de Daniel la hacía sentir cómoda, como si fuera una conversación entre viejos amigos en lugar de un encuentro casual.