Mil Cosas

2

Thiago, un trabajo difícil

 

Mi primer día en Río Negro fue un poco... raro. Con el tío y Martina todo bien, el problema era Thiago, ¿qué le pasa a ese pibe? No sé cuál es su problema, si anda con el culo cruzado solamente conmigo o si siempre está así, odiando la vida. Siempre tiene la misma cara de «los odio a todos»

Su cara siempre está pálida, pero ese no es un verdadero color de piel, su color es un bronceado ligero y lindo, me gusta, pro hay veces que le cambia el color y las ojeras se hacen presentes.

Mi tío es el único que lo entiende, ni siquiera Martu que vive acá desde siempre sabe cuál es su problema.

En fin, la semana que viene iba a empezar la escuela, se me hace un poco raro, digo, porque ya es el último año y todos en el salón ya se conocen, voy a ser la nueva y eso nunca me gustó. Y mucho menos estando en el último0 año y compartir solamente nueve meses de clases con personas desconocidas.

Fui a la cocina a preparar algo para comer en la merienda, siempre me había gustado hacer cosas dulces, se me da mejor que cocinar para el almuerzo o la cena. Busqué en la heladera qué ingredientes había porque iba a hacer galletitas de chocolate con almendra, sé que a Mau le encantan y es como un agradecimiento a él y a Mar por dejar que me quede todo un año. Cuando me di la vuelta con la manteca en manos, esta se cae al suelo cuando choqué con Thiago, apenas sentí su cuerpo me alejé como si me quemara, me había pegado tremendo julepe. Levanté lo que se me había caído y volví a mirarlo para después dejar la manteca en la mesa e ir por un bowl y demás cosas para preparar las galletitas, ya había buscado una receta re fácil y rápida en Google.

—Está bien que no aguantes las ganas de tenerme cerca pero tampoco para que finjas chocar contra mí. —¡¿Qué?! ¡¿Me estaba hablando enserio?! porque de verdad espero que me esté jodiendo como otras veces.

—¿Sentís eso? —fingí oler algo, él tenía una sonrisa egocéntrica en su cara, ¿y a este qué bicho le picó? Primero es la persona más ortiva del mundo y ahora se hace el gracioso —. Huele a mucho ego, ¿puede ser? —lo miro de manera asesina y busco la batidora para mezclar los huevos con el azúcar.

—Para nada. —dice y se sienta para ver lo que estaba haciendo.

No me gustaba que haga eso, me pone nerviosa porque me hace sentir muy observada. Cuando terminé para poder poner las galletitas al horno, supe que estaba roja, voy a mentir y voy a decir que se debe al calor que hace ahí por el horno.

—¿Por qué no me contás un poco sobre vos? —intenté ponerle un poco de onda al asunto porque sino no podíamos seguir así.

—No me gusta hablar de mi vida, ¿por qué no me contás algo vos? —me lo quedé mirando sin pestañear.

—Yo pregunté primero. —respondí y bajé la mirada a lo que estaba haciendo.

—Te dije que no me gusta hablar de mi vida. —responde a la defensiva. ¿y a este qué le pasa ahora? Es re bipolar, primero ortiva, después se hace el gracioso y es egocéntrico, y vuelve a ser ortiva.

—Thiago, intentemos llevarnos bien, ¿dale? Cooperá y conozcamos mejor al otro.

—¿Querés saber algo de mí? —asentí —. No me gusta que se metan en mi vida si no se los pido, no me gusta hablar de mí vida, y no quiero tener nada que ver con nadie. Porque si no fuera por Mauricio, estaría muerto, me hubiera matado, ¿lo entendés? —me quedé quieta, dejé hasta de pestañear, él suspiró y se restregó la cara, para después añadir en un tono más calmado—. Por favor, no quiero que porque estoy quedándome un tiempo acá me tengas lástima. Estoy acá, porque lo hice por tu tío. Él me insistió y pude ver la tristeza en sus ojos cuando me lo pedía, así que lo hice por él, porque lo quiero como a un padre, todo lo que hago lo estoy haciendo por él. —se levanta y se va.

No pensé que tuviera depresión, al menos no tanta como para matarse, pensé que llevarme bien con él no iba a costar tanto, pero ya veo que es un trabajo difícil entenderlo. Llevo dos días acá y ya me está costando algo que pensé que no iba a ser tan difícil, pero ya veo que sí.

Ahora estaba más llena de dudas que antes, ¿qué le habrá pasado para que esté siempre a la defensiva? Bueno, hablo de « siempre » como si lo conociera de toda la vida.

—¿Todo bien, hija? —pregunta mi tío, asentí —. ¿Y los chicos?

Pregunta sentándose frente a mí —. Martina está en la escuela y Thiago... No sé dónde está, la verdad.

—¿Todo bien con él? —lo miré dándole la respuesta —. Sé que siempre está a la defensiva, lo sé porque conmigo a veces también, Thiago... Él no la pasa nada bien.

—¿Me podés contar qué tiene y por qué está así? —suspira.

—No te voy a decir todo porque es su vida y ya me metí bastante. —asentí para escucharlo —. Thiago tiene problemas personales desde siempre, estaba pasando por depresión y sus viejos no hicieron nada, hasta que... descubrí que intentó suicidarse un día acá. En el pequeño cuartito que hay en el parque, donde se guardan las herramientas. — asentí —. Doy gracias a Dios que llegué para avisarle que me iba a trabajar, porque si no hubiera necesitado decirle nada él... —se quedó callado —. Antes de eso incluso lo trataba como un miembro más de la familia, era imposible que me quede sin hacer nada, y fue ahí cuando se abrió conmigo y me contó lo que le pasaba, quizás te esté pidiendo mucho pero... tené un poco de paciencia para con él, por fa. —por algún motivo mis lágrimas estaban queriendo dejar mis ojos. Asentí.
No me dio muchos detalles de Thiago, solamente me dijo que le tenga paciencia, que él es un tipazo, pero que necesitaba sanar su corazón. También me dijo lo de las drogas y el alcohol, que era su método de escape, que ahora no lo hacía tanto como antes pero no lo había dejado definitivamente.



#6676 en Novela romántica

En el texto hay: amorodio, desamor

Editado: 24.03.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.