Mil Cosas

4

Hay alguien nuevo que se apareció y que mi corazón robó...

 

La alarma sonó haciendo que caiga de la cama, estaba durmiendo en el borde y no me di cuenta, bueno, cuando estás durmiendo no te das cuenta de lo que hacés, estaba con los pies enredados en las sábanas, me senté en el suelo y puse los antebrazos en la cama. ¡Pucha! Me hice mal el culo.

Tuve un sueño raro. Resulta que yo estaba bailando con alguien -persona ya que no se le veía la cara -, y me besa, de lo que sí estaba segura era de que se trataba de un chico, no sé, más que eso no pude descifrar. Tocaba la guitarra, eso también, y cantaba. Por eso me caigo de la cama, por soñar con personas que ni conozco.

«O quizás sí.» opina mi subconsciente.

¿Vos sabés de algo que quizás yo no?

«Las dos lo sabemos, cielo.»

¡Ah no! El hablar con tu subconsciente si que me hace parecer una esquizofrénica total, me estoy volviendo loca. Dejé mi batalla mental y me levanté del suelo para ir al baño. Cuando salí después de lavarme la cara y los dientes, abrí la ventana para ver si hacía o no frío, estamos en otoño casi invierno, y el otoño del sur no es como el otoño de Buenos Aires. Ya las hojas estaban teñidas de un color anaranjado típico de esta época del año, hacía un poco de frío de más, por eso me puse un jean azul oscuro con roturas justo en la rodilla, una musculosa negra cualquiera y un pulóver a rayas de color blanco y marrón.
Me peiné el pelo y lo dejé suelto, maquillaje apliqué muy poco, base a tono de piel, rímel y brillo labial rosado, muy natural.

Una vez lista bajé las escaleras y fui a la cocina, teníamos la costumbre de desayunar ahí. Entré y otra vez el tío no desayunaba con nosotros, pero Thiago tampoco estaba.

Como si mi prima me leyera la mente, dijo-.Papá entró de urgencias a la clínica por un paciente y Thiago está trabajando en el parque. -Mar me pasó un resumen de lo que pasó hasta ahora, ¿cómo es que siempre se levanta antes que yo? Asentí a lo dicho por ella y terminamos de desayunar.

Cuando dejamos de tomar mate con galletitas ella me avisó que iba a cambiarse, hace al revés que yo, primero desayuna en pijama, y después se cambia. Salí a esperarla afuera así ya nos íbamos, crucé la puerta de entrada y agarré el teléfono, lo desbloqueé pero antes de entrar en alguna app mis ojos viajan justo al frente, como si fuera un imán, lo vi a Thiago juntando el pasto recién cortado, no solamente eso, sino que estaba sin remera, ¡Santa madre de los pensamientos impuros! Este pibe está buenísimo y lo peor es que lo sabe. Osea... No es por nada pero... ¡Mierda! Ahora sí insultaba, me puse colorada, ¡que papelón! Bajé la cabeza fingiendo ver el teléfono porque sino se iba a dar cuenta, si es que ya no lo había hecho. Carraspeé la garganta y entonces su voz se escuchó:

—¿Querés una foto o te gusta más ver en 3D?—¿pero este pibe que tiene, ojos en la nuca? Guardé el teléfono y me acerqué, se levanta del suelo y entonces ahora sí me encara—. ¿Tantas ganas me tenés?—dice con esa voz de engreído que tanto lo caracteriza.

Mordí mi labio inferior haciéndole saber que estaba diciendo boludeces —. No te creas tan importante, tenés lo tuyo pero tampoco estamos hablando de Leonardo Di Caprio.—sonríe otra vez egocéntrico. Yo hice una risita nerviosa.

—Tampoco te sonrojes, te estaba molestando.—le pegué en el hombro.

—Tarado.—le insulté en voz baja.

—Disculpame, pero vos te pusiste a verme como si de un churrasco se tratase.—quería salir de ahí, que la tierra me trague, este pibe siempre tiene la palabra justa para hacer que tenga ganas de querer salir corriendo.

—No te hagas el lindo, simplemente salí a fuera y te vi, nada más, no me quedé viéndote como si...—«mejor me callo» pensé. Cuando su insoportable sonrisa ególatra volvió a aparecer, vino mi prima a salvarme las papas. ¡La amo! Dios, nunca deseé tanto la presencia de una persona para que interrumpiera momentos como ahora.

Nos despedimos de él y salimos rumbo a la escuela, se ofreció a llevarnos pero antes de que Mar diga algo me negué como si me hubiesen pedido que valla a la guerra.

Estuvimos calladas todo el viaje, fuimos en el auto de ella, no suele llevarlo a la escuela pero como no éramos la responsabilidad de Thiago, él no tenía por qué llevarnos y el tío no estaba. Gracias al cielo ella sabe manejar, se lo agradecí tanto, cuando llegamos se cansó de preguntarme el por qué de mi comportamiento con Thiago y por qué nos peleábamos tanto, lo único que respondí es que no me bancaba su actitud ególatra, ella se ríe y su única respuesta tras risas fue:

—Lo hace para molestarte. Conmigo no es así. Bah, conmigo ni con ninguna otra persona. Y los chicos... Bueno, él con sus amigos viven boludeando pero son hombres, son así.

Entramos al edificio y ambas nos separamos, mientras caminaba a mi salón aparece Leo, mi nueva amiga junto a un chico más. ¿Quién es? Ni la más pálida idea.

—Amiga, él es Daniel, un amigo, está en el curso de tu prima y nada, es muy amigo mío.—nos saludamos y terminamos de presentarnos.

Parecía agradable, y un poco toquetón, mano alrededor de los hombros, de la cintura, acá, allá, pero nunca fue desubicado. No me molesto, simplemente me pareció que entró en confianza demasiado rápido.



#6849 en Novela romántica

En el texto hay: amorodio, desamor

Editado: 24.03.2024

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