Mil Cosas

5

Soñar con un desconocido no tan desconocido


Cuando entramos a la casa donde sería la fiesta, la música inundó mis tímpanos, Iván nos había traído y de paso se iba a quedar, junto a nosotras vino Leo, mi nueva amiga. Había aparecido en casa dos horas antes de salir y nos preparamos las tres juntas, veinte veces le había preguntado a Martina si estaba segura de asistir a la fiesta, que si no quería ir yo me quedaba con ella, no estaba bien después de lo que había pasado pero dijo que no quería cerrarse para siempre al mundo, que no por culpa de un tremendo pelotudo iba a dejar de salir y divertirse con sus amigas. Además, no quería preocupar a su padre.

Llevaba puesto un crop top verde que en vez de tener breteles se ataba en el cuello y un short de jean blanco, me había peinado Leo, era buenísima haciendo peinados pero le pedí algo sencillo, tenía dos trenzas que se unían en el medio y el pelo suelto abajo. Mis labios llevaban un color rojo vino oscuro y mis ojos sombra de color gris metalizado acompañado de rímel.

La casa explotaba de gente, había tanto dentro y fuera de la casa, gente a los costados fumando, tomando o manoseándose como si no hubiese un mañana. ¡Para amigo, tomate un té! No descansaban, odio tener que ver ese tipo de cosas en las fiestas, pero es inevitable, para no verlo tendría que quedarme en casa, y no daba, era muy bajón tener que quedarme a tomar café o pelearme con Thiago, últimamente es mi cosa favorita discutir con ese individuo pero ahora no me apetecía.

Cuando bajé las escaleras después de prepararme para esa noche, justamente estaba él en los pies de esta y no miento, el momento pareció de película, nos quedamos viéndonos a los ojos sin ser capaz de evitarlo, no pude, él no pudo.
Me perdí en sus ojos, y es algo que no puedo descifrar, por qué me pasa esto a mí, por qué siento lo que siento, por qué nos odiamos y a la vez...

Alejé todo tipo de pensamiento que me confundía y decidí por esa noche pasarla bien, no dejarme llevar por los sentimientos de confusión o inseguridad. Esa noche fui a pasarla bien con mi amiga y mi prima.

Había pasado una hora desde que llegamos y no habíamos parado de bailar, los pies me dolían y necesitaba tomar algo para calmar la sed.

Fui a la cocina que es donde estaban las bebidas y me hice un poco de Fernet, suave, no me gustaba demasiado fuerte y tampoco quería ponerme en pedo con el primer trago.

Volví a donde estaba todo el mundo con el vaso en la mano y ya Martina no estaba bailando con su novio, sino con Leo, ambas estaban ya pasadas un poco de copas, decidí dejarlas e ir a sentarme un rato, necesitaba tomarme cinco minutos, me senté en un sillón individual mientras veía a la gente bailar, fua, pensé, que energías que tienen todos estos pibes que estaban acá, la mayoría de los que estaban en la pista de baile no habían dejado de bailar en toda la noche.

Si hubiera sabido que esa noche no iba a ser la mejor, pero tampoco la peor, me hubiera quedado en mi casa y nada hubiese pasado;

Había estado sentada por bastante tiempo hasta que Daniel se me acerca y se sienta en el brazo de mi sillón individual.

—¡¿Te divertís?!—pregunta gritando en mi oreja para que lo escuche.

—Sí, nada más que estoy sentada porque me duelen los pies de tanto bailar. —le devolví.

—Lástima. —dice y fruncí las cejas.

—¿Por? —pregunté curiosa.

—Porque tenía muchas ganas de invitarte a bailar. —sonreí, me levanté y dejé el segundo vaso de Fernet que llevaba en la noche en la mesita que tenía enfrente, agarré su mano y nos acercamos a la pista de baile.

Empezamos a bailar al ritmo de la música y de vez en cuando él se acercaba más a mi cuerpo y bailábamos más de cerca.
Dani me caía bien, era copado, divertido y un pibe con el que me daban ganas de bailar.

Sin embargo, cuando pareció que todo se había detenido en ese instante, las luces se apagan dejando una tenue de color azul, no lo vi, fue algo que pasó así sin previo aviso, puso una de sus manos en mi nuca y acercó su boca a la mía para unirnos en un beso.

Todo bien, me gustó el beso y me gusta él también pero... Nos conocemos hace menos de una semana, ¿es apropiado? No sé, no lo creo tampoco, pero... bueno, estoy diciendo pavada tras pavada, el alcohol ya estaba actuando para dejarme sus efectos. Ni siquiera yo sé si mis palabras tenían sentido o no, estaba totalmente confundida.

Nos separamos y nos vemos a los ojos. Sé que no estaba borracha, solamente tomé dos vasos de Fernet y bien suave, tampoco eran muy fuertes. No pude descifrar sus ojos debido a la luz apagada y de pedo podía ver su cara, pero fue suficiente para saber que estaba con una media sonrisa.

—Desde que te vi, me mataste. Sos hermosa. —me dice en el oído para que pueda escucharlo.

Mis cachetes ardieron, estaba totalmente nerviosa, gracias al cielo que él no podía verme porque no quería pasar por esa humillación, y menos después de que me haya dado mi primer beso.

Sí, recuerdo que esa noche fue mi primer beso.

Después seguimos bailando y de vez en cuando me robaba uno que otro beso, lo dejé, no me molestó, todo lo contrario, pasados unos minutos le dije que iba al baño, me alejé y distraída con la cabeza en el suelo choco contra un cuerpo haciendo que vuelque su bebida en su ropa, casi me caigo de culo cuando vi que se trataba de Thiago, ¿qué mierda está haciendo él ahí? Fueron millones de dudas en mi cabeza.



#6700 en Novela romántica

En el texto hay: amorodio, desamor

Editado: 24.03.2024

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