Mil Cosas

7

Quiero decirte mil cosas

 

Salí de la escuela y empecé a caminar, no sé bien a dónde voy porque no teníamos auto para volver, y Martina no estaba por ningún lado. Me paré en el estacionamiento y miré el teléfono, justo me llegaba un mensaje de mi prima.

«Vir, perdoname, me vas a matar pero vino Iván a buscarme así que me voy con él. Besos y te amo»

Claro, joya, ella se va con su novio y yo a pie, no le respondí, apagué el teléfono y seguí caminando hasta que la bocina de un auto me hizo girarme. Era Dani, estaba sonriéndome y se acerca en el auto.

—¿Te llevo? —le sonreí y cuando le iba a responder aceptando, una mano en mi brazo me hace girarme encontrándome con Thiago.

—Vamos. —me ordena. Parpadeé sin entender qué hacía él ahí. Seguramente lo llamó Mar, la voy a matar.

—¿Qué hacés vos acá? —fue lo único que pude articular de manera confusa.

—El señor Córdoba me pidió que venga por vos y eso es lo que hago, te venís conmigo.

—Pero yo la iba a llevar a su casa. —responde Dani todavía en el auto.

—Vos lo dijiste, «ibas» pero ahora la voy a llevar yo. —Dios mío, estaban empezando una discusión, Thiago estaba serio todavía con su mano en la mía, sí, no me había dado cuenta que había abandonado mi brazo. Pero no lo separé, me gustó sentir el tacto de su mano con la mía.

—Bueno, basta. —dije después de unos minutos así, separo nuestras manos. Ambos me miran —. Dani, me voy con él, si no vuelve conmigo va a tener problemas porque él trabaja para mi tío y es algo que le pidió él. —lo elegí a Thiago, no sé por qué, pero lo elegí, eso de que iba a tener problemas con mi tío era mentira, conociendo a Mau y el cariño que le tiene no le iba a decir nada, pero quería que dejen de pelear por una estupidez.

Saludé a Dani y me fui con Thiago, subí y apoyé mi cabeza en el puño de mi mano y mi codo en la ventanilla.
Cuando el auto arrancó estábamos en silencio, sin embargo, no pasaron ni diez minutos y me di la vuelta para verlo manejar y pregunté:

—¿Siempre andás peleando con toda persona que conocés apenas?

Pregunté muy intrigada —. Con vos pasó eso, ¿no? —devolvió él.

—Porque vos la empezaste. —declaré.

—Y vos la seguiste. Sos igual de peleadora, de lo contrario, no me hubieras respondido. —en sus ojos había un poco de diversión y ganas de molestarme, lo veía, quería volverme loca.

Me quedé callada, pero no por mucho tiempo —. ¿Y con Dani?

—Te encanta hablar, ¿no? —pregunta irónico ignorando lo que dije anteriormente.

—Respondeme. —le ordené. Suspira.

—No podés irte con desconocidos, y ese no me inspira confianza.

Levanté las cejas sin poder creerme lo que estaba diciendo —. ¿Ahora te preocupás por mí? No es un desconocido.

—Por más que sepas su nombre y apellido no quiere decir que lo conozcas. —me aclara.

—No es eso solo, lo conozco hace bastante y sé que es buen chico. —lo defendí.

—¿Hace cuánto lo conocés? Dos minutos. —dice sarcástico.

¿Enserio quiere pelear? En ese momento una sola pregunta me invadió, lo miré de reojo y carraspeé mi garganta.

—¿Estás celoso? —me salió sin pensar, solamente quería saber y no pensé antes de preguntarle, me mira por unos cortos segundos, pero nos mantuvimos en silencio por más tiempo.

—Estar celoso no es una palabra que me defina. —fue su respuesta. Se había tomado su tiempo para responder, quizás pasaron cinco minutos pero para mí fue una eternidad —. Además... ¿Por qué lo estaría?

Una pregunta tan sencilla no sabía como responderla, volví a apoyar la espalda en el respaldo del asiento y suspiré.

—Ahora respondeme vos. —me ordena con tranquilidad y quizás, con un poco de diversión.

—No sé, lo dije por decir, como me estás haciendo estos planteos, esa es la única razón que se me vino a la mente. —estaba nerviosa, otra vez y sin saber por qué. Suspira de nuevo, se refriega la cara y estaciona porque ya habíamos llegado, pero ninguno de los dos bajó del auto.

—Después de lo que pasó con Martina no se pueden dar el lujo de irse con cualquiera, aunque... son irritantes cuando quieren, no me gustaría que les pase nada. —admite. Estaba con la cabeza apoyada en el respaldo viéndolo a él. Por tratarme de insoportable, en otro momento me hubiera ofendido, pero algo en mí se removió al escuchar que se preocupa por nosotras.

No dijo nada más, abrió la puerta y se bajó del auto dejándome como siempre, con miles de preguntas rondando en mi mente y callada la boca porque una tormenta de dudas se formaba en mi cabeza. ¡Puta! ¿No puede ser claro una vez en su vida?

Claro, que egocéntrico fue de mi parte decirle que estaba celoso, ¿por qué estaría celoso? Al decirle eso estaba insinuando que le pasaba algo conmigo, fue muy estúpido pensar eso. Él es hielo a full, la Antártida es un poroto al lado de Thiago. Me quejé mentalmente y bajé del auto.

 

***

 

Estaba viendo por la ventana como poco a poco el sol se iba ocultando dando paso al atardecer y minutos más tarde a la noche caer. No dejaba de pensar en la canción con la que soñé el fin de semana, bueno, tampoco dejo de pensar en Thiago desde que tuve ese sueño con él.



#6836 en Novela romántica

En el texto hay: amorodio, desamor

Editado: 24.03.2024

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