Mil Cosas

11

Confundida con el amor

 

El timbre sonó indicando que teníamos quince minutos de recreo, fuimos a la cafetería con Leo y nos sentamos las dos solas, ella me contó que volvió a verse con Erik y que le gustaba mucho. La verdad es que hacían muy linda pareja, me pondría muy feliz que lleguen a algo.

Después me preguntó por la llamada que tuvimos el domingo, hablamos un rato de eso y no me quedó de otra que aceptar lo que me pasaba.

—Creo que me gusta. —acepté.

—Te encanta.—opina. La miro frustrada y ella me abraza —. Una vez me dijiste que nunca te habías enamorado, ¿y ahora? —pregunta en medio del abrazo.

—No sé. Thiago va y viene, peleamos, estamos bien, la verdad es que me confunde. Ojalá fuera fácil leerlo, saber lo que piensa... Ojalá no fuera tan difícil. —le dije, aunque sonó más a estar pensando en voz alta.

Terminamos de hablar y el timbre sonó indicando que teníamos que volver al salón, mientras salíamos de la cafetería, una mano me hace girarme sobre mis talones, encontrándome con Dani, y una sonrisa preciosa que lo caracteriza mucho.

—¿Salimos hoy después de clases? —pregunta después de darme un beso en la comisura de mis labios.

No sabía qué decir, pero no quería negarme, ya lo hice muchas veces, por lo que acepté. Me regala una sonrisa emocionada y sin previo aviso, pone sus manos en mi cara y me roba un beso para después acompañarme al aula.

Las siguientes horas estuve en las nubes, de vez en cuando Leo me tocaba el brazo para preguntar si estaba bien, asentía para después fingir que estaba prestando atención a lo que la profesora de Estudios Interculturales de Inglés decía.

***

El timbre sonó y todos salimos fuera del edificio, era un mundo de gente, en la entrada y adentro también. Cuando fui al estacionamiento para esperar a Dani, mis ojos se cruzaron con los de Thiago, no sabía que iba a venir por nosotras, bueno, por mi prima.

—¿Y Mar?—pregunta con sus manos en los bolsillos de su jean.

—Ya tiene que estar por venir.—en el momento en que iba a decirle que no me iba con ellos, sentí nerviosismo, no podía explicar el por qué, pero fue como si estuviese engañándolo —. Thiago, me voy con Dani hoy. Vamos a salir y más tarde me lleva a la casa. —terminé la explicación y me mordí el labio esperando... No sé, ¿que se pusiera celoso? Que me dijera que no quería que me vaya con él porque no lo iba a soportar, que me diga que nuestro casi beso era por algo, que sabía que entre nosotros hace tiempo pasa algo, que...

—Hacé lo que quieras. Es tu vida, y yo no soy tu papá para decirte qué hacer y qué no. —sin embargo, esa fue su respuesta. Mi mirada mostraba decepción. No sé por qué en algún momento llegué a pensar que a él pudiese pasarle algo conmigo. Fue estúpido, lo reconozco.

Parecía de mal humor, volvíamos al mismo lugar: a la molestia, las peleas, pero yo no quería pelear con él. Cuando iba a decirle algo, lo que fuera para que no se vaya enojado, Martina nos interrumpe haciendo que yo dé un paso para atrás.

—¿Pasa algo?—negué y le dije que yo no me iba con ellos.

Mar me saluda y se sube al auto, pero Thiago ni me mira. Mi prima le había dicho al castaño que tenían que esperar a que yo me vaya para que no me quede sola, cuando Dani se acercó, volvió a darme un beso sin previo aviso y después saludó con la mano en dirección al auto, Martina le responde, pero Thiago lo mira como si quisiese saltarle a la yugular.

Nos fuimos a su auto y me abrió la puerta del copiloto y segundos después se subió en el asiento del conductor.

Me llevó al cine y salimos tipo ocho de la noche, fuimos a comer a una pizzería y después a una heladería, él pidió un helado de chocolate y frutilla a la crema, y yo un milkshake de chocolate marroc. Hablamos de muchas cosas, la pasamos bien, hablamos de nuestros planes a futuro, de lo que él quería estudiar, de nuestros sueños. Me dijo que quería viajar a Italia, comer la mejor pasta desde su origen.

A las diez y media salimos para mi casa, llegamos a las once, estacionó, no bajé enseguida, lo miré mientras me giraba para verlo directamente, le sonreí y él a mí, pone su mano en mi nuca y me atrae a él lentamente uniéndonos en un beso. Era lento, pero profundo, con una pizca de intensidad, sus labios atraparon mi labio inferior por uno o dos segundos, mi mano derecha la puse en su nuca enredando mis dedos en su pelo.

Nos separamos por falta de aire, nos miramos a los ojos y él sonríe, añadiendo:

—Sos hermosa. —me da otro beso más corto y me bajo del auto.

Entré a la casa y la primera imagen que me encontré fue a Thiago jugando al truco con Erik e Iván. Los saludé y ambos chicos, me hacen una mirada pícara a la que yo respondí con una sonrisa nerviosa.
 

***

El martes la misma rutina, me levanté, me cambié y fui a desayunar para después ir a la escuela, Thiago no me dirigió la palabra desde el día anterior, estaba raro, fuimos a la escuela y nos vinimos mi prima y yo solas, cuando llegamos a la casa seguía igual, intentaba entablar una conversación con él pero era imposible, sonaba cortante y frío.

Estaba confundida, confundida con respecto a Thiago, Dani, confundida con el amor.



#6811 en Novela romántica

En el texto hay: amorodio, desamor

Editado: 24.03.2024

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