Mil Cosas

13

Fui muy cobarde al intentar huir de mis sentimientos,
fui cobarde por no haberte sido honesta

 

Te encanta, y eso es lo que te da más bronca

 

Estaba llevando el balde con agua y desodorante de piso para limpiar el piso de la cocina, pesaba demasiado, hoy empezaban las vacaciones de invierno y quería mantener la casa limpia desde temprano así cuando el tío volvía de trabajar no tenía que preocuparse por el orden.

Mar había salido con su novio, por ende no contaba con su ayuda. Atrás mío había dejado un caminito de agua con espuma de todo lo que volqué mientras salía del lavadero hasta la cocina.

Bajé el balde al suelo y apoyé mis codos en la mesada, me dolían mucho los brazos, empecé a respirar mas pesadamente.

—¿Necesitás ayuda?—su voz hizo que automáticamente me incorpore y que el nerviosismo se vuelva a apoderar de mí. Me había olvidado de que estábamos solos, él se supone que tendría que estar en el jardín haciendo cosas de jardinería.

—No... No, no, no. —dije rápido poniendo mi mano al frente para que no se acerque, no quería estar en peligro de nuevo—. No, gracias, yo puedo sola. —volví a decir, él se quedó en su lugar un poco confundido por mi reacción.

Agarré mi pelo y lo até en una cola alta —. ¿Estás bien?—pregunta un poco divertido.

¿Que si estoy bien? ¡¿Enserio pregunta que si estoy bien?! asentí de manera rápida y dudosa.

—Ajá, perfecta. —respondí.

—Me parece que se te dificultó un poco.—dice señalando el caminito de agua que había atrás mío.

—Thiago, por favor, no rompás mi paciencia, —dije frustrada e intentando mantener la calma—, quiero estar sola y tranquila. Quiero terminar de limpiar todo antes de que venga mi tío de trabajar.

Se acerca a pasos lentos a pesar de que le di a entender que no quería que se acerque mas de lo normal.

—¿Podemos ha...?

—No—dije cortante y cortándolo—, no podemos,  estoy intentando limpiar y vos se supone que tenés que estar trabajando.

—¿Vos estás así por el beso?

Que puntería que tiene para decir las cosas en el momento menos oportuno, de nuevo, ya se le está haciendo costumbre.

—No, yo ya me olvidé, estábamos confundidos y ya pasó. —respondí tirando mi pelo para atrás, ya que al ver que la cola me quedaba demasiado mal hecha lo volví a soltar. Él levanta las cejas y vuelve a acercarse, yo pongo mi mano en su pecho para mantener un poco de distancia.

—No parece que te hayas olvidado. —acierta, estaba entre divertido y podía distinguir un poco de incomodidad e impaciencia.

—Olvidate.—le repetí y lo empujé despacio con mi mano en su pecho.

Él tenía una sonrisa egocéntrica en su perfecta cara, me daban ganas de sacársela a golpes por ególatra. Vuelve a acercarse en un intento de volver a unir nuestras bocas pero cuando escuchamos la puerta de la cocina nos separamos rápido.

—¿Todo bien?—Mar e Iván hacen acto de presencia.

Asiento y sigo con lo que estaba cuando Thiago decidió interrumpir mi serenidad. No sin antes pedirle a esos tres individuos que se retiren.

Estaba pasando el trapo con un poco de ira para descargarla o iba a golpear a alguien.

Mientras seguía un par de gruñidos se me escapaban de la bronca.

—El piso no tiene la culpa de nada.—dice mi prima apoyada en el umbral de la puerta, le dedico una mirada asesina y la veo acercarse. No le di bola y seguí con lo que estaba —. ¿Por qué estás de mal humor?

—Thiago, está insoportable. —la veo reír y me incorporo para apoyarme en el palo del secador de piso—. Viene, se hace el canchero, y lo único que veo es que es un egocéntrico de porquería. —me sinceré con frustración y bronca.

—¿Pero por qué? Se supone que habían dejado las peleas para que él tenga un buen estado de salud.

—Sí, y no le dije nada justamente por eso. Pero la verdad es que su actitud me da mucha bronca. —dije re encabronada, y que Martina se esté riendo de mí, eso aumentaba mi mal humor, por eso la asesiné con la mirada de nuevo. Menos mal que las miradas no matan.

—Prima—dice con una risita —, no es bronca lo que tenés, simplemente te estás enamorando y no sabés cómo actuar. Y aunque no lo quieras admitir, te encanta, y eso es lo que te da más bronca. —abrí la boca para protestar pero no se me venía nada a la mente para poder defenderme, por lo que la cerré de golpe.

—Te odio. —le espeté con mala cara.

—Y yo te amo. —responde con una sonrisa de feliz cumpleaños y un guiño de ojo.

Se va dejándome sola con mis dudas y bronca, y lo peor, es que estaba en duda si ella decía la verdad o no, si la que estaba mintiendo era yo. Que era lo mas probable.

***
Pasaron unos días y mi relación con Dani fue haciéndose más fuerte, por ejemplo: ahora, estábamos en su casa jugando a la play station, un juego de carrera de autos.

—¡Noo!—grité al ver que perdía por quinta vez.

—¡Sí!—pega un grito de victoria mientras y0 dejaba el justin en la cama —. Está bien, si querés jugamos otra y te dejo ganar. —me ofrece, lo miro y sonrío.

—Dale. —respondí contenta.

Seguimos jugando una media hora más y después de que el juego terminara nos quedamos viéndonos a los ojos por unos segundos que se me hicieron eternos. Él se acerca lentamente y pone su mano en mi cara corriendo un poco de mi pelo y antes de unirnos en un beso, susurra—: sos hermosa.

Y me besa, era profundo pero lento, su mano va mas atrás para instalarse en mi nuca debajo de mi pelo y mi mano la apoyo con cuidado en su costilla, supe que tenía que parar, me di cuenta cuando se inclinó más hacia mí mientras me ayudaba a quedar acostada debajo de él en la cama. Todo sin despegar nuestras bocas.



#6856 en Novela romántica

En el texto hay: amorodio, desamor

Editado: 24.03.2024

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