Mil Cosas

15

No sé cómo va a seguir esto, pero quiero quererte

 

El amor te enseña cosas maravillosas, te hace reír, llorar, sufrir y amar. Cuando llega el amor te da curiosidad, te hace sentir cosas que nadie más logró, y aunque no te des cuenta, el amor siempre estuvo ahí, en cuanto sus ojos conectaron por primera vez. Y es que cuando hay amor, no hace falta hablar, porque las miradas dicen más que mil palabras; y aunque no sepas cómo llegaste a quererlo tan rápidamente, sin conocerlo, sin saber qué le hace reír o llorar, cuáles son sus gustos musicales, ni qué gusto de helado es su favorito, solamente con mirarlo a los ojos, lo tenés todo.

Y aunque tu plan no era sentir cosas como esas, el destino tenía otros planes.

Sí quería conocer al amor, pero no sabía que sentir cosas como esas era posible. 

Estaba caminando por el parque para encontrarme con Dani, quería aclararle las cosas, decirle que lo nuestro fue muy lindo pero que no sentía lo mismo, porque lo intenté, intenté quererlo de la misma manera que él a mí, pero no pude. No me salió, si bien lo adoro un montón porque es un buen pibe, pero no quiero lastimarlo, y lastimarme a mí. Pasó una semana más y la verdad no sabía en qué situación estaba con Thiago, nos dimos unos besos pero no definí lo que siento, ni lo que sentimos, esa es otra de las razones por las cuáles quiero terminar con Dani, porque quiero saber qué pasa con Thiago, si me quiere, si quiere ir enserio, pero no quiero sufrir, eso es lo único que sé.

«Nadie quiere sufrir, mija» habla mi subconsciente de manera obvia.

—Hola. —aparece Dani con su sonrisa tan típica y cuando intenta besarme corro mi cara disimuladamente para que me dé un beso en el cachete.

—¿Todo bien?—pregunté y él asintió —. Yo quería que hablemos porque...

—Estaba recorriendo unos locales de comida antes de venir para que podamos ir a la noche...—lo frené.

—Dejame terminar, por favor.—le dije y él se calló dándome la palabra nuevamente—. Quería decirte que me perdones, vos te merecés algo mejor, alguien mejor. —corregí, él me agarra la mano con suavidad pero la saco de la misma manera.

—Vos sos todo lo que quiero.— a este paso se me hacía muy difícil lo que le quería decir.

—Dani...—dije en un suspiro, él pone una mano en mi cara.

No... No, no, no, no. No. Por favor, que no haga eso que me siento culpable, no quiero herirlo.

—¿Qué te pasa, amor?—suspiré y negué.

—Nada. —dije casi en un susurro.

Él me abrazó y me refugié en sus brazos.

No podía decirle que no, que no sentía lo mismo, me siento una mala persona, y no quiero que sufra por mi culpa. Se nota que me quiere de verdad, y yo... No lo quiero como él a mí pero no quiero lastimarlo.

Estaba entre el querer y el deber. Que complicado es decir las cosas que sentís, sobre todo cuando eso que sentís va a herir a alguien más.

Estuvimos un rato más ahí y después me fui para mi casa, quiso llevarme, pero me negué.

Entré y cerré la puerta atrás mío, suspiré y después subí las escaleras, encontrándome a Thiago que estaba a punto de entrar a su cuarto, me mira y yo a él, no entendí qué quiso decir su mirada, pero parecía enojo y decepción.

—¿Podemos hablar?—rompí el contacto visual acercándome, quería comentarle que el encuentro con Dani no salió como esperaba.

—Hablá con tu novio. —responde cortante para después querer entrar al cuarto pero le agarro el brazo para que se gire y me mire.

—¿Qué te pasa?—pregunté inspeccionándolo.

—¿A vos qué te pasa?—no entendía ese planteo, nunca entendí del todo a Thiago.

—No te entiendo. —negué.

—Y yo a vos tampoco.

—Esto no es un juego de palabras, ¿me podés decir qué te pasa?

Le pedí casi ordenándole, se acerca un paso más y me mira a los ojos, Dios, no puede ser tan alto y tan perfecto.

—Te vi.

—¿En dónde?

—Con tu novio. —me calló la ficha y supe por qué estaba así.

—No es lo que parece.

—Está bien. Igual, vos y yo no somos nada, podés estar con quién se te antoje. —dice para después entrar en su cuarto dejándome sola.

No puede ser... Una que me salga bien, solamente pido una. ¿Thiago estaba celoso? ¿Era eso? Vamos, ¿por qué me iba a hacer esos planteos entonces?

Entré a mi cuarto y me senté en la cama.

Estaba perdida, pensé que con Thiago... teníamos algo, pero después me dice que no somos nada.

«No seas ingenua, lo dijo porque está celoso»

No, ¿o sí? Digo, si hay algo que siempre supe es que cuando alguien te hace escenas de celos, —no de esas tóxicas—, es porque le pone mal que  estés con alguien más.

Entonces... ¿Enserio le gusto a Thiago? Sonreí ante mi pensamiento.

Mientras estaba ida de la realidad unos minutos, entra a mi cuarto mi prima provocado que casi me dé un infarto.

—Hola, prima. —dice contenta y se sienta al lado mío. ¿qué se trae entre manos? No le respondí, la miré expectante.

Quería desahogarme, y quizás ella me escuche como hace siempre.

Y es que la realidad es que no dejo de pensar en él desde que nuestros ojos conectaron por primera vez, no sé si era sin querer, pero no dejé de hacerlo.  

Sus ojos, su boca, su pelo, su sonrisa, todo en él era perfecto, con esas pequeñas facetas adornadas de imperfecciones, pero pese a eso, siempre va a ser perfecto ante los ojos correctos.

Siempre peleamos, y nunca nos entendíamos, pero a la vez, todo iba perfecto y quizás no quise saberlo, no quise saber que él estaba despertando algo en mí, algo único que se disfrazaba de peleas y de vez en cuando habían malos tratos, celos, cobardía por no aceptar la realidad, por no hacerle frente.

La luz que había en su interior dejó de existir hace rato, hay una oscuridad que lo tortura de una manera muy fúnebre.



#6832 en Novela romántica

En el texto hay: amorodio, desamor

Editado: 24.03.2024

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