Mil Cosas

18

Quiero ser el amor de tu vida

 

La lluvia golpeaba con fuerza el techo de la casa, se escucha el timbre de la casa y mi ceño se frunce, salí de la cocina junto a Thiago. Abrí la puerta y mi ceño fruncido cambió por una expresión preocupada.

Iván se encontraba del otro lado, todo mojado. ¿Qué hacía a estas horas y con tremenda lluvia?

—Gordo, ¿qué hacés a estas horas acá? Y estás todo mojado.

Salí a buscar una toalla para que se secara. Thiago lo hizo pasar y se quedó en la puerta para no mojar todo el piso. Le tendí la toalla y empezó a secarse.

—Hace casi una semana que me peleé con Mar y no puedo estar así, me enojé porque me ocultó algo tan grave pero la necesito conmigo. No puedo ni quiero perderla. —sonreí con ternura y Thiago me mira y yo los dejé solos para ir por Mar.

Golpeé a su puerta y le dije que alguien la estaba buscando, su ceño se frunció por la confusión y bajamos las escaleras. Cuando vio a su novio en la puerta, todo mojado se quedó inmóvil a los pies de las escaleras. Cuando al fin reaccionó, bajó lo que quedaba de las escaleras y se acercó para abrazarlo. Thiago me hizo un ademán con la cabeza para que vayamos a la cocina, cuando cruzamos el umbral, ambos nos sonreímos.

—Se nota que la quiere. Digo, está empapado por venir a verla.

—Sí, mi amigo siempre fue romanticón.

Se me acerca y con sus manos rodea mi cintura, yo pongo las mías en sus hombros. Sonríe sobre mis labios  y después agarra mis manos y salimos de la cocina. No supe que pretendía, pero llegamos al living y ya los chicos no estaban, abrió la puerta principal y lo miré con confusión.

—Me encanta la lluvia, ¿a vos no?—pregunta y yo asiento esperando que aquello que estamos por hacer no sea una locura. Pero sí lo era.

Tiró de mí y los dos terminamos mojándonos de inmediato.

Se para frente a mí y me agarra las manos. Sus ojos conectan con los míos y nuestras sonrisas permanecen en nuestros labios.

—¿Qué...?—intenté decir para poder entender qué pretendía con aquello, pero me interrumpió.

—Dijiste que querías conocer al amor de tu vida bajo la lluvia, y yo quiero ser el amor de tu vida. —aquellas palabras hicieron que mi corazón quisiese saltar de mi pecho. Separa nuestras manos y extiende una de ellas para que se la estreche—. Hola, soy Thiago. —río nerviosa.

Nunca se lo había dicho, sino que lo había escrito en el diario... ¡No puedo creer que lo haya leído!

Le estreché la mano—. Soy Virginia.

Guía mi mano con la suya hasta su cuello y la dejo ahí, él se acerca a mi boca para unir nuestros labios sin preguntar y sin previo aviso tampoco. Pone mi mano en su cuello y él con las suyas me abraza. El beso era mojado por la lluvia, yo enredé mis brazos a su cuello para apretarlo más contra mí y sentí como mi corazón dio un vuelco y en ese momento sentía ganas de entregarse por completo. El beso era lleno de intensidad, disfrutando del momento, el deseo nos envolvía y el amor que sentía no cabía en mi corazón, era tan grande, pero aún así, voy a amarlo con todo lo que soy, incluso más.

La lluvia caía sobre nuestros cuerpos mojados pero no me importó, ni siquiera las palabras cargadas de enojo por parte de mi tío ya que, por obvias razones y motivos suficientes, iba a estar muy enojado.

Nos separamos y pegamos nuestras frentes.

—También quiero ser el amor de tu vida. —respondí sin despegar nuestras frentes.

—Lo sos, incluso antes de conocerte.

***

Al día siguiente estaba con un resfrío del demonio, mi tío, con todo el enojo que cargaba en su ser, me hizo faltar a la escuela, y Mar, después de rogarle, también la dejó faltar. Thiago también estaba resfriado, pero gracias al cielo no nos había levantado temperatura.

Mau, siendo un muy buen médico, sabía lo que nos podía pasar si nos mojábamos con el frío que hacía, y sí, al día siguiente estábamos enfermos.

Como la única que estaba en buenas condiciones era Mar, ella nos preparó el desayuno a Thiago y a mí. Entra al cuarto intentando no volcar las cosas de la bandeja, apenas hacemos contacto visual, me sonríe. Yo me siento apoyando la espalda en la pared, deja la bandeja en mis piernas.

—Ya le llevé el desayuno a Thiago. —asentí mientras tomaba el té de limón, jengibre y miel, estaba rico—. ¿Cómo te sentís?

—Como puedo. Sé que fue mala idea mojarnos ayer pero valió la pena. —a pesar de mis dolores, sonreí—. Fue muy lindo.

Le conté lo que me dijo y su mandíbula casi lega al suelo—. Yo que vos me caso hoy mismo, prima.

Dice irradiando felicidad. Incluso podía decir que ella estaba más feliz que yo misma. Reí y termino mi té con las tres tostadas con mermelada de frutos rojos que me había traído. Mientras hablábamos de ella e Iván. Pasaron la noche juntos y por obvias razones se fue temprano antes de que el tío lo vea.

Le cae muy bien su yerno, pero cuando se trata de su hija, ya nadie le cae bien.

—Si vino así de empapado anoche, creo que no hay persona en el mundo que te ame más que él. Eso de verdad fue una prueba de amor muy grande, prima. ¿No se enfermó?

—No, bah, al menos cuando se fue estaba en perfecto estado, a no ser que me haya querido esconder que se sentía mal.

El resto de la mañana me la pasé en la cama, la cabeza me dolía horrores, y no paraba de estornudar. Quería ver una película para matar el tiempo pero eso solo aumentaba mi dolor de cabeza. Así que, lo que estaba haciendo en ese momento era estar acostada mirando el techo.

Mi teléfono suena y sin despegar mi vista del techo, , lo agarro que estaba en mi mesita de luz. El nombre de Thiago iluminó mi pantalla indicando que tenía un nuevo mensaje suyo.

«Lamento que estés en cama por mi culpa, si te sirve de consuelo, me siento pésimo»

Sonreí por su mensaje, y le respondí:



#6856 en Novela romántica

En el texto hay: amorodio, desamor

Editado: 24.03.2024

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