Mil Cosas

22

Cuando cierro los ojos

 

Llegamos a casa con una sonrisa de oreja a oreja. Antes de bajar nos dimos un beso corto, no terminamos de abrir la puerta que el auto de mi tío estacionó al lado.

Bajé y me quedé mirando en su dirección con una sonrisa, quería ser un poco mala, quería dejar que sea Thiago el que hable con él, y sería doble trabajo cuando tenga que hacerlo con mi papá también.

Apenas Mau bajó, nos miró a ambos, mi novio ya estaba a mi lado, sonreí de oreja a oreja y le di un beso en el cachete a mi tío para después entrar en casa como si nada. Los conocía, a ambos, y sabía que mi tío iba a pedirle explicaciones del por qué tanta felicidad de mi parte.

Cuando crucé el umbral, suspiré y mi sonrisa no podía ser borrada, lo intenté para no parecer una loca, pero era trabajo difícil. En ese momento bajaban Mar y Leo, ambas me miraron expectantes, esperando una respuesta de mi parte, querían saber qué había pasado, y conociéndolas, querían hasta el mínimo detalle.

Nos fuimos a mi cuarto para hablar. Mar se sentó en la silla giratoria y Leo a mi lado en la cama. Ambas me miraban fijamente, hasta pude decir que me daban miedo, suspiré con el calor subiendo a mis cachetes y les mostré mi anillo.

Mar casi se cayó de la silla por venir hacia mí y observar el objeto que tenía en el dedo. Leo casi me arrancó la mano para poder examinarlo. Ambas estaban locas.

Una casi se mata por venir a cotillear, y la otra casi me deja sin mano, sin brazo, sin nada.

—¡¿TE VAS A CASAR?!—gritan dejándome sorda. Casi. Estoy segura que toda la provincia las escuchó, y no sé si el país entero no lo hizo.

Aquel grito fue tan fuerte que tuve que taparme los oídos.

—No.—dije después de recuperarme—. Al menos no por ahora. Y si quieren que les dé detalles, procuren no gritar más porque me van a dejar sorda.—ambas asienten desesperadas—: simboliza, claramente al compromiso—Asienten obvias.—Pero, para nosotros simboliza el compromiso para un amor eterno.

Ellas se emocionan y me abrazan, agradezco haberme sentado en la cama porque se me tiraron encima y caímos en el colchón, yo de espaldas.

—Podríamos hacer una boda conjunta.—fantasea Leo, ambas la miramos.

—¿Cómo sería eso?—pregunta Mar arrastrando las palabras un poco confusa.

—Podríamos casarnos las tres el mismo día. Nosotras somos amigas, al igual que ellos tres. No creo que les desagrade la idea.

Seguíamos haciendo contacto visual con ella, y la primera en romper el silencio fue Mar.

—Yo no sé lo que voy a hacer mañana, ¿y vos ya estás diciéndome que querés que me case?—dice incrédula.

Mi amiga rueda los ojos—. No digo que nos casemos la semana que viene, sino hablo de un futuro cercano. Como un sueño. La única que tiene años de relación sos vos, pero nosotras llevamos solamente meses, estaríamos locas de casarnos a estas alturas.

Rodé los ojos divertida y me levanté de la cama.

—¿A dónde vas?—preguntó Leo.

—Seguramente va a hacer lo prohibido con su novio, ahora que tiene.—dijo con un poco de resentimiento. Sin arme la vuelta le mostré mi dedo del medio, a lo que mi amiga rió—. Últimamente estás muy violenta.—responde indignada.

Negué y aunque ellas no me veían porque estaban a mi espalda, sonreí. Bajé las escaleras y empecé a escuchar gritos provenientes de afuera, estaba la puerta principal abierta y mi tío intentando calmar a Thiago. Me dirigí hacia ellos con el ceño fruncidos y apenas estaba en el umbral de la puerta pude ver a sus padres.

—¿Para qué vienen? ¿Con qué necesidad sacan el tema justo ahora y vienen hasta acá para echármelo en cara? ¿De verdad no tiene nada mejor que hacer que venir para esto?

Cuando vi que se zafaba de mi tío para ir a confrontar a su padre, corrí hasta él y me planté en medio de ambos.

—Amor—dije mirándolo a él y dándole la espalda a los padres, sus ojos encontraron los míos—. Tranquilo.

—No vinimos a echarte nada en cara, vinimos a verte, ayer quisimos pasar por tu cumpleaños pero tu hermano dijo que no ibas a estar. Pero por lo visto seguís siendo un pendejo que piensa que todo gira en su entorno. —escupe su padre. Me di la vuelta para mirarlo con los ojos entrecerrados e incrédulos.

—No soy más un pendejo, y no necesito que vengan a fingir que me quieren, no necesito de ustedes para poder vivir. Si sigo respirando, créanme, no es gracias a ustedes.—me dedica una mirada y acaricia mi mejilla con el revés de su dedo índice con dulzura—. Es gracias a esta mujer. Y gracias a ella, sigo de pie.

Los padres se quedaron callados, yo solo lo veía a él, sus ojos verdes mostraban tristeza y a la vez enfado. Enredé mi mano con la suya y tiré de él para llevarlo adentro.

—Me parece que esto termina acá.—dije dedicándole una mirada a os adultos. Mi tío no decía nada desde que llegué a la escena.

—No quisimos echarte nada en cara, vinimos a saludarte y vos sos quien sacó el tema...—dice la madre por primera vez.

—Vinieron a “saludarme” y como siempre les salió mal, como todo lo que trata sobre mí.—le cortó Thiago—. Siempre que se supone que quieren hacerme ver que les importo, les sale mal.

—Thiago, no seas injusto, hacemos lo que podemos. Entendé que no es fácil para nosotros la muerte de tu hermana, que todavía duele...

—¡¿Y ustedes se creen que para mí es fácil?! ¡¿Se creen que es fácil tener toda la maldita culpa de todo?! ¡No! Ni lo entienden, ni saben nada, y todo este tiempo lo único que hicieron era echarme en cara que yo fui quien la distrajo y que por mi culpa se cayó de ese maldito caballo.

Su voz había empezado a quebrarse, tiré de él para que entremos en la casa e ir a la cocina. Hice que se sentase en una banqueta alta, nos miramos unos segundos y lo abracé fuerte y fue donde lo sentí quebrarse al completo. No aguantó y empezó a llorar en mi hombro de una manera casi desgarradora que me dolía escucharlo, yo empecé a dar leves caricias a su nuca con una de mis manos.



#6676 en Novela romántica

En el texto hay: amorodio, desamor

Editado: 24.03.2024

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