~ ELETTRA ~
Sabía que Marc no se esperaba nada de lo que había planeado, la mañana siguiente estuvimos con la pequeña dando vueltas por el lugar, podía ver como Marc estaba más tranquilo que nunca, por eso quería que él siempre se sintiera mal. El dueño me había hecho una propuesta que no podía negarme, estaba dándole un excelente precio al lugar y yo tenía el dinero para pagarla. Además de que Santino también me había dicho algo para que pudiera estar más tiempo en casa.
—Aun sigo sin saber que estamos haciendo acá —Estábamos cerca de un pequeño lago, nos habíamos alejado un poco del viñedo, la pequeña estaba sentada en medio de nosotros metiéndose una fresa en la boca, me enderecé en mi lugar para contarle todo lo que había estado haciendo. Suspiré, sabía que, si él no quería, tendría que pensar en otra cosa para que estuviéramos bien, al menos que él ya no quisiera estar conmigo.
—Le dije a Santino que me iba, que no podía seguir dejándolas como estaba haciendo, así que aceptó que trabajara menos, Sofía se hará cargo de mi puesto, pero yo seguiré estando para la empresa, pero no estaré como antes… —Aunque eso había sido algo que habíamos hecho antes durante el embarazo, todo cambió, así que no quiero que él piense que estaba mintiendo. Era algo que iba mucho más allá de lo que estaba hablando—. Hablé con el dueño del viñedo y está vendiéndola, así que quería saber si te gustaría estar conmigo acá… Puede ser todo nuestro…
—¿Quieres comprar este viñedo? —La pregunta no era del todo extraña, pero tampoco era algo que no pudiera pasar, la había estado pasando increíble y, sé que no todos los días podrían ser así, pero estaríamos lejos de todo el drama que había en la ciudad—. ¿Dejarás tu vida de ciudad por venir a vivir a este lugar? ¿Estás segura de eso? Elettra, no quiero que luego te arrepientas de eso, siempre has estado en la ciudad, no estás acostumbrada a esto…
—Será un cambio al que nos vamos a adaptar bastante bien —Sonreí metiendo un trozo de fruta en mi boca, aunque habíamos pasado por muchos quiebres, sentía que lo mejor que podemos hacer ahora, era alejarnos de la prensa, hasta el día de hoy seguían hablando sobre nosotros y las cosas que había dicho Zane, aunque fuéramos a casarnos y parecíamos una pareja feliz, yo sabía que el cambio de ser un desconocido a ser una persona tan pública, había sido algo que no le gustaba, así que yo tenía que poner un poco de mi parte—. Ya me encuentro un poco harta de la vida que tengo en la ciudad, a todos lados donde voy, hay alguien tomándonos fotos, no podemos salir con Diora sin tener que cubrirla para que nadie tome fotos de su rostro, creo que es momento de cambiar un poco…
—Sabes que siempre he querido tener una granja… —Obviamente que había recordado cuando él me contó que siempre le habría encantado vivir en un lugar como ese, por eso estaba moviéndome para que viviéramos ahí—. Pero… Tengo una duda… ¿El dueño venderá solo el terreno o podemos ponerlo a trabajar? Digo, podríamos comenzar un pequeño negocio familiar Larsson-Rinaldi —No había pensado en aquello, pero me agradaba la idea. Así que tendría que hablarlo—, así no tendrías que mantenerme el resto de mi vida —Se acercó a mí para darme un beso en los labios. Se veía mucho más relajado y contento que hace unos días.
—Sabes que no me molesta ser tu sugar mommy —Susurré cerca de sus labios. Me encantaba cuando estaba tan cerca de mí, pero tampoco quería descuidar a Diora. Dejé un pequeño beso sobre sus labios y me volví a separar para ver a nuestra pequeña—, son mi vida y jamás haría nada que pudiera hacerles daño, quiero que vivamos felices y quiero que sea algo mutuo…
—Ustedes son mi vida y nunca he estado más feliz como ahora, sé que a Goldie le encantará este lugar —Lo vi suspirar, su mirada se había ido hasta el lindo atardecer que estaba enfrente de nosotros, era un lugar precioso y sabía que ambos nos habíamos enamorado muy fácilmente de él.
Creo que el tema de adaptarnos no había sido del todo complicado. Me gustaba la tranquilidad que sentía en la zona, siempre estábamos regresando a Roma, pero ahora que nadie nos estaba siguiendo, podíamos estar más tranquilos. Con el pasar de los meses comenzamos a ser más y más aburridos para la prensa. Cosa que me dio mucha paz. Algo que había estado en mi mente, era la boda, la aplazamos unos meses hasta que la pequeña tuviera un año, pero ninguno de los dos estaba del todo entusiasmado con eso.
No porque no quisiéramos casarnos, sino que estábamos viviendo nuestras vidas de tal modo que no estaba haciendo falta firmar un papel para ser felices, así que dejé de preocuparme por ese asunto, sentía que estaba mejor de esa forma. Sin preocuparme por lo que dijera u opinará mi familia, pero estaba segura que en cualquier momento podríamos hacerlo bastante privado.
—Acaba de pasar la cosa más extraña —Marc regresó a la mesa, estábamos desayunando en el patio ya que estaba haciendo un excelente día y queríamos disfrutar de las vistas. Con los meses había comenzado la temporada de siembra, así que él tenía que estar pendiente de todo eso. Diora se había embarrado con alguna mermelada en la cara, pero luego la limpiaría—, me acaba de llamar mi padre… Dice que recibió la invitación para nuestra boda, pero hasta ahora tuvo el valor de llamarme…
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Editado: 28.09.2023