Tiemblo un poco por el frío, empiezo a alejarme de la puerta, cuando alguien me habla. Y me giro hacia él.
—Dejistes que venías sola, pero la verdad es que no creí, hasta que ahorita lo estoy confirmando.—me dice él sonriente.
—¿Y yo por que te mentiría sobre eso?
—No lo se.—me dice y se encoge de hombros mientras tiene sus manos en los bolsillos.
Daba vibes de un chico good boy, tranquilo y relajado, pero no siempre hay que confiar en la apariencia.
—Bueno, debo de irme. —le dijo y empiezo a caminar.
—Espera— me dice y me giro hacia él—. Puedo llevarte.
Vale, si no mal recuerdo le dijo a la chica que estaba un poco cansado y ahora se está ofreciendo a llevarme acaso ¿le mintió? O ¿que?
—No te procupes, estoy bien así, puedo ir caminando. —le digo intentando sonar un poco amable.
—¿Enserio?—me dice y mira hacia las calles—. Es algo tarde para que estés caminando tú solita.
Es cierto no me había dado cuenta de la hora hasta ahorita que mire mi celular y son casi las tres, me tarde más de lo que creí.
—Esta bien, no creo que me pase algo
—Hoy en día salir a estas horas y es algo peligroso, corres muchos peligros más si estás sola—me dice él.
Tiene razón si estoy sola puede que me pase algo malo.
—Bueno tienes razón—le digo.
Pero si acepto ir con el ¿no me pasará nada malo?
—Vez es mejor que te lleve
—¿Por que? Quieres llevarme acaso ¿quieres secuestrarme? Por que si ese es el caso déjame decirte que mi familia no tiene dinero en de bajos recursos así que no te conviene secuestrarme—le digo y el de ríe divertido.
—No te planeó secuestrar, aunque la idea no está—él se queda callado cuando ve mi cara de horror y veo que se contiene de reír—Vale, solo lo decía de broma, no soy un secuestrador
—No sé si debería creerte
—Bueno aunque si quisiera secuestrar te ya lo habrá hecho hace unos minutos
Vale tiene razón creo que sería mejor creerle.
—Vale, tu ganas no tienes tanta pinta de secuestrador
—¿Asi que me crees que no voy a secuestrar te?
—Si—le digo y el me sonríe aliviado—. Aunque si me secuestras ya sabes que no conseguirás mucho dinero.
Él se ríe divertido y empieza a caminar hacia mi hasta quedar algo cerca y me quita algunas bolsas.
—¡Oye! Ahora veo que no querías secuestrar me si no que, querías robarme mis compras.—lo encriminó, él levanta las vamos aún agarrando las bolsas.
—Solo quiero ayudarte con tus compras—me dice divertido y siento mi rostro calentarse un poco por la vergüenza.
—Ah, lo siento
—No te preocupes, acompáñame—lo miro de manera dudosa—. Debemos de ir por el auto, pero no te preocupes iré yo, puedes quedarte aquí, no tardó.—me dice y empieza a caminar.
Me siento en la grada con la única bolsa que me quedo y la reviso por suerte hay algunas galletas, y empezó a comerlas. La noche se ve hermosa y tranquila. Las estrellas pueden apreciarse debido a la poca luz, las calles solitarias pueden dar un poco de miedo, ahora que me doy cuenta se ven como en las películas de terror, a esas escenas en la que el monstruo aparece en el momento que menos esperas y te ataca.
—¿Tan enamorada que estás?—me dice.
—¡Ah!—me llevo una mano al pecho y por el susto que me doy le tiro la bolsa.
Él se queja pero no me reclama nada.
—Lo siento—me dice.
—Yo también
—Estabas algo distraída, hace rato que te estaba hablando pero no me escuchabas
—Ah, perdón estaba metida en mis pensamientos, creo que ya me está asiendo falta no dormir.
—Puede que si—el me mira y me tiende su mano—. ¿Nos vamos?
Asiento y agarró su mano y él me ayuda a levantarme. Cuando estoy de pie me doy cuenta que hay un una camioneta enfrente de nosotros.
—¿Esa camioneta de quién será?
—Es mía... Bueno aunque solo por el momento.
—¿Por el momento? ¿Porque?— le pregunto curiosa.
El me abre la puerta y subo, cuando estoy adentro mi doy cuenta que es muy grande por dentro y por fuera. El entra en el asiento del piloto y le pone seguro a las puerta.
—Es de un amigo, el me pidió prestada mi moto y a cambio me prestó su camioneta.—me responde él.
—Ooh, ya veo.
El empieza a manejar, y nos vamos alejando del supermercado.
—¿En donde vives?
—Ah mi departamento queda en dos cuadras.
—Por lo visto que si vives algo cerca
—Te lo dije, pero tú no querías creerme
—Pero aún así es peligroso
Me río por lo terco que apenas y nos conocemos y me cuida como si fuera su hermana pequeña.
—Aqui es— le digo cuando estamos cerca de mi departamento.
—Bueno...—dice mientras apaga el auto y le quita el seguro a las puertas, él baja del auto y lo rodea hasta llegar a mi lado, cuando estoy apunto de abrir la puerta él la abre con mi y me vuelve a dar su mamá, la agarró y bajo.
—Gracias, aunque podía sola
—Lo se
El abre la puerta de atrás y saca las bolsas.
—Vamos te acompañó—me dice y empieza a caminar.
—Oye—el se detiene y me voltea a ver, yo camino hasta llegar junto a él—. Ya me has ayudado bastante y debes de estar cansado.—le digo.
—No te preocupes, estoy bien—hace una pausa—. Podrías agradecerme dándome algo para tomar.
—Ooh, claro.
No me queda de otra que seguir aceptando su ayuda, este chico si que le encanta ayudar. Entramos y el Seguridad me saluda y yo me devuelvo el saludo, subimos hasta mi piso lo malo que ahorita no está en servicio el elevador.
—Bueno, bienvenido a mi departamento.—le digo y me hago a un lado para que él pase.
—Gracias
El entra y coloca las cosas en la mesa que está en la sala.
—Ya regreso —le digo pero me detengo—¿que te gustaría tomar? —le pregunto
—¿Un café sería mucho pedir? —me pregunta.
—Por supuesto que no, lo iré a hacer, ponte cómodo—le digo y me voy hacia la cocina.
Pongo a calentar un poco de agua, cuando el agua está caliente empiezo a preparar el café, lo sirvo en dos tasa de porcelana de color blanco, y lo llevó hacia la sala, él estaba jugando en su teléfono.