Mis poemas y unas cervezas.

Eutanasia.

¿Qué sabes tu de la muerte?

Lo que Bécquer me contó en su rima LXI.

Tan incauta, tan fugaz, tan incandescente como el sol al mediodía. Tenaz como el viento que se lleva todo su venir, su mirar, sin dejar rastro de algún souvenir. Sé de la muerte lo que sé del amor, acompañado de recuerdos. Sé de la muerte lo que mis ojos cafés me revelaron al verme en el espejo, lo que mi brazo dicta, mi verdad, el amor jamas conseguido, la vida de la cual me enorgulleceré, mi pensar y mi historia.

He amado tanto con mis ojos, con el roce de mis labios. He querido tanto con la yema de mis dedos, con mi piel. Respirando de su cuello el perfume. Suspirando ira, al verla perdida en otros brazos, desterrando las ilusiones que sentí al verla. Hay noches que la convierto en mi devoción, y días en que no la veo más. Mi memoria se va con el crepúsculo de mi noche; Esto es un constante descenso, despertar a pocos metros de tocar tierra, cegado por el sol que arremete mi ventana, salvándome de mi verdad, y me pregunto como será ahora en invierno, que los cielos se cubren completamente de nubes grises.

¿Esta vez moriré?

Aunque un día me abandones, mi alma en ti se quede y me pierda en la penumbra de mi mente. Con cada golpe que llame a la muerte. En este aire que respiro, entre tus brazos hay alivio, aunque más tarde el aire sea frio y ya no vuelva a estar contigo.



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En el texto hay: poemas, poemas a la vida, poemas confesiones

Editado: 24.11.2020

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