Mis Sueños Mi Nueva Vida

Capítulo 8: ¿Es la realidad?

En el capítulo anterior, ocurrieron eventos que robaron la ilusión de nuestro protagonista, quien lo narró en primera persona. Sin embargo, en este capítulo seré yo quien cuente la historia. Sin más preámbulo, comencemos.
Justin se encontraba en la iglesia, sin deseos; su mente estaba centrada en la Acacia. ¿Qué pasaría? ¿Qué le diría ella? Nada bueno venía a su cabeza. Su baja autoestima lo tenía por el suelo.
El amor, cuando está lleno solo de ilusión, puede hacer mucho daño.
Al llegar a casa, Justin se puso frente al reloj, observando cómo pasaban las horas. Finalmente, a las 2:30 de la tarde, salió y comenzó su camino hacia la Acacia. Increíblemente, a pesar de lo lento que caminaba y de los deseos que no tenía de llegar, logró estar cinco minutos antes en el lugar pactado.
—Señor, ayúdame —murmuró, mirando hacia el cielo y levantando los ojos en una pequeña oración.
Unos segundos después, Emely apareció.
—Siempre puntual —le dijo sonriendo.
Justin, que aún no se había volteado, sonrió también; en su corazón se encendió la llama que estaba apagándose.
—"No suena como la otra vez" —pensó para sí. En ese instante, desapareció la preocupación que sentía anteriormente.
Decidió entonces voltearse y la vio más linda que nunca. Era como si el sol estuviera frente a él. Tanta luz, tanta belleza era algo que no podía describir, pero lo disfrutaba. No era solo el amor lo que la hacía hermosa; en ese momento, ella realmente lo estaba.
Llevaba un vestido de flores amarillas hasta los tobillos. Su cabello estaba recogido a la izquierda de su cabeza, mientras que a la derecha tenía unas pequeñas trenzas. Sus labios estaban adornados con un labial transparente que brillaba intensamente.
—¡Waooo! —fue la única palabra que pudo salir de la boca de Justin mientras sus ojos brillaban, impactados por tanta belleza. Ella sonrió y se sonrojó ante su reacción.
Después de admirarla por su belleza, Justin se miró a sí mismo y pensó:
—"Ni siquiera me arreglé para verla como la primera vez; y mira cómo ella vino a verme".
Se sintió incómodo, pero ella lo calmó con otra dulce sonrisa.
Por alguna razón, tenía una mano detrás de su espalda. Al acercarse a Justin, le dijo:
—Quiero darte algo. Cierra los ojos.
Justin, asustado pero a la vez muy emocionado, pensando que podría ser un beso, cerró los ojos. Ella sacó la mano que tenía escondida detrás de su espalda.
—Ya los puedes abrir —le dijo apenada.
Cuando Justin abrió los ojos, frente a él había un pequeño girasol, adorable y radiante. Lo tomó consigo y lo valoró mucho.
—Gracias, nunca me habían dado algo tan lindo.
Emely volvió a sonreír mientras lo miraba a los ojos. Después de unos segundos de conexión, volvieron en sí y juntos fueron a sentarse en la vieja raíz donde estuvieron la última vez.
—Bueno, te dije que vinieras aquí hoy para decirte algo muy importante —dijo Emely, mirando al lago y moviendo sus manos para manejar sus nervios.
Justin estaba atento a cada movimiento y gesto de ella. No sabía por qué, pero sentía que las cosas iban a salir muy bien.
Entonces ella continuó:
—Estoy sintiendo algo muy bonito por ti. Creo que es amor y me gustaría saber si tú sientes lo mismo. ¿Te gusto? ¿Estás enamorado de mí como algunos dicen?
Justin no sabía si estaba soñando o si era realidad. Su corazón y su mente no se coordinaban para pensar y latir. Su cuerpo experimentó una reacción en cadena que le robó el habla.
—¿Justin, te pasa algo? —le preguntó Emely mientras lo tocaba en el hombro.
—Emely, dame un minuto para responderte —respondió Justin, aún sin creerse lo que estaba sucediendo.
Ella asintió con la cabeza. Él se levantó y comenzó a dar vueltas en el lugar pensativo, como si estuviera a punto de conquistar un título mundial de ajedrez y solo le faltara un movimiento.
—"Vamos, es el momento que has esperado toda tu vida. ¿Qué palabras le diré para que sepa lo que siento? ¡Vamos, Justin, tú puedes!" —se decía a sí mismo.
—Emely, tengo mil razones para decirte lo que siento por ti. Sin embargo, esas mil no me alcanzarían ni siquiera para empezar. Eres la única persona con la que he soñado desde hace tres años, desde el 25 de marzo de 2017. Desde ese día exactamente, estoy enamorado de ti. No hiciste nada para enamorarme; solo te vi allí, una niña nueva que llegó a la escuela. Al principio no te había notado, pero alguien me dijo: —"Ey, Justin, mira a la chica nueva." Y en mi mente pensé: —"¿Quién será?". Cuando miré, estabas allí hablando con otra persona. En ese momento sonreíste y echaste tu cabello hacia atrás, detrás de tu oreja derecha. Quedé en shock; mi corazón latió como nunca antes y sentí en mi interior algo que nunca había sentido. Tú ni siquiera sabías que yo estaba allí, pero no hacía falta; ya me había enamorado. Esa noche, cuando fui a dormir, soñé contigo y me sentí extraño, pero luego eso se volvió algo normal porque todas las noches eras mi razón para soñar.
Mientras Justin decía esto, en su mente pasaban recuerdos de esos días en los que se enamoró. Emely nunca había escuchado algo igual y las palabras de Justin la estaban convenciendo de que decir lo que sentía había sido una buena opción.
—No sé por qué me preguntas, pero decirte esto me ha quitado un gran peso de encima.
Confesar nos libera y nos da una paz inmensa. Si heriste a alguien y estás arrepentido, confesar tu arrepentimiento y pedir perdón te dará paz. Con el amor es igual. Si amas, dilo; o nunca sabrás qué puede pasar. Las ilusiones nos hacen daño porque no son reales. Pero cuando dejamos de ilusionarnos y confesamos, sentimos libertad.
Los dos se quedan mirándose a los ojos; sus sentimientos son mutuos. Entonces, ¿cuál es el siguiente paso?
Justin se acerca lentamente a ella, temiendo que sea un sueño y que el reloj esté por sonar. Ella, con un poco de timidez, también se acerca. Él pone su mano detrás de su oreja derecha, recogiendo su cabello. Ella coloca sus dos manos a ambos lados de la cara de él. Cierran los ojos y se besan.
¿Qué se puede sentir cuando le das el primer beso a la persona que tanto amas? Creo que esa tarea la dejaré para más tarde.
Cuando terminaron el beso, los dos sonrieron y, sentados en la vieja raíz, pactaron ser novios.
Los sueños sí se pueden cumplir. No te daré la típica charla (debes luchar por tus sueños hasta lograrlos), nada de eso te diré. Solo te diré una cosa: cuando sabemos cómo soñar y escogemos buenos sueños, estos pueden llegar a ser realidad; te lo dice un soñador.
Cada día estamos más cerca del final. ¿Cuál será el desenlace de esta linda historia? ¿Qué pasará después de las pruebas de ingreso? Aquí os espero, lectores que me apoyan. ¡Feliz año nuevo 2025!




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