Después del pacto de ser novios, al día siguiente quedaron para verse y estudiar. Por alguna razón, que se entiende, no se centraban en los estudios, sino en el uno en el otro.
Las horas pasaron y ellos ni se dieron cuenta. Al final, cuando llegó la hora de que ella se fuera, se despidieron con un abrazo de esos en los que no quieres soltar a quien abrazas.
Entonces llegó el gran día: la primera prueba de tres para entrar a la universidad. Cada uno, en aulas diferentes, se sentó frente a su examen y comenzó a trabajar. Por instantes, los dos, sincronizadamente y de pura casualidad, se detenían a pensar en el otro. Sonreían de forma enamorada y seguían trabajando en su prueba.
Para los dos, el examen fue fácil; solo deseaban salir para verse. Cuando ese momento llegó, comprobaron las respuestas del examen oralmente y eran exactamente las mismas.
Se fueron juntos, caminando de la mano hacia sus casas. Llegaron primero a la casa de él y ella se fue sola a la suya porque quería, ya que él insistía en llevarla.
Él, aunque impotente por no acompañarla, disfrutaba verla alejarse con la esperanza de volver a verla al siguiente día. Era tan lindo lo que estaba sintiendo.
Pasó la semana de las pruebas y llegaron las vacaciones. Tenían dos semanas por delante hasta conocer los resultados de las pruebas y las respectivas carreras que les iban a asignar.
Las dos semanas pasaron volando para dos jóvenes enamorados que solo pensaban el uno en el otro. Se dedicaron a pasear: por el lago, por la montaña "La Candela", por la "Loma de la Campana" y por otros lugares hermosos del pueblo donde vivían. Mientras paseaban, se conocieron aún más y cada día el amor iba creciendo.
La mañana del 23 de junio de 2020 era el día marcado en el calendario para dar a conocer las carreras que les habían asignado.
Era en un lugar hermoso: un teatro bien decorado, con una gala musical antes del plato fuerte, que eran las carreras.
Las carreras se dieron a conocer por la cercanía de los lugares. Las que se estudiaban en la misma provincia fueron las primeras en ser otorgadas y las que se estudiaban más lejos fueron las últimas (estas eran en la capital del país).
Justin, tembloroso, estaba sentado mirando el anuncio de inicio de la gala; no sabía dónde poner sus manos mientras su corazón se aceleraba por la emoción de conocer su carrera.
—No estés nervioso —le dice Emely mientras toma una de sus manos para calmarlo y le da un beso en la mejilla.
—Lo intentaré —le responde Justin mientras la mira y encuentra paz en sus ojos.
—"La primera carrera que anunciaremos será la de pedagogía, dado que son las más cercanas al pueblo" —anunció el director de la escuela, quien era el encargado de dar a conocer las carreras.
Justin miraba atento cada momento mientras anunciaban las carreras de pedagogía. Las primeras fueron las de Español, luego siguieron las de Matemáticas y después vino Historia. Entonces llegó el momento de las ciencias. Física y Química fueron las primeras; luego vino Biología.
—"La carrera de Biología se les otorgó a tres estudiantes" —anunció el director.
—Y uno de esos eres tú —le dijo Emely al oído.
—"Estos son los tres estudiantes afortunados que la obtuvieron: Dairon Yerop Valer, Martha del Carmen López y Justin Mendoza Peña. Ahora suban aquí arriba para tomar sus firmas" —
Justin, lleno de emoción, abraza a Emely, luego a sus padres, y sube lleno de felicidad a firmar el documento.
—Ahora solo faltas tú. ¿Qué carrera pediste? Nunca me lo has querido decir —le dice Justin a Emely sonriendo.
—La misma que estudia mi padre —responde Emely con anhelo de poder alcanzarla.
La gala transcurrió y solo faltaban las carreras en la capital. Justin, en su mente, se iba haciendo la idea de que iba a estar muy lejos de Emely. Al menos podría verla cada tres meses.
—"Ahora se les otorgará la carrera de Ingeniería en Ciencias Informáticas a una sola estudiante y ella es: Emely Sandra Pérez Brizuela" —
Por la mejilla derecha de Emely corre una lágrima de felicidad, mientras que por dentro de Justin fluye otra de desánimo y tristeza. La felicita, sabiendo que no la verá tan seguido.
Su mente comienza a hacerle preguntas lógicas:
—"¿Lo nuestro seguirá?" "¿Algo cambiará?"
Emely, que parece darse cuenta, lo abraza y le dice al oído:
—Todo va a estar bien.
Ella sube a firmar el documento que le acredita la carrera. Luego, el director de la escuela llama la atención de la sala para dar una importante noticia:
—Chicos, aprovechen bien estas próximas dos semanas porque deben irse a servir a la patria. —Toda la sala murmura, sin entender la información—. Hace seis años se había eliminado el servicio militar obligatorio para los jóvenes, pero los acontecimientos que están ocurriendo en el mundo nos han demostrado que debemos estar preparados más que nunca. Así que este año se reinició el servicio militar y ustedes serán los primeros en ir a cumplir —añadió el director, mientras muchos padres y alumnos, inconformes con tal decisión, protestaban.
Justin no decía una palabra; solo pensaba en el hecho de que solo tenía dos semanas para estar con Emely antes de irse. No sabía cuándo la volvería a ver después de esas dos semanas.
Sabía que era poco tiempo, así que, en vez de preocuparse, decidió comenzar a trazar un plan para que esas dos semanas fueran inolvidables para ambos.
Por alguna razón, Emely escondió el secreto de su carrera hasta el último momento. Ella sabía lo que Justin sentía y tenía miedo de que él, al enterarse de su decisión, renunciara a sus sueños por ella.
Ya lo dice un soñador: quien te ama te deja cumplir tus sueños, aún cuando en esos sueños no esté presente su compañía... Es como la vieja frase que dice: si amas a alguien, déjalo ir...
¿Qué pasará en esas dos semanas? ¿Podrá Justin disfrutarlas al máximo junto a ella?