Al día siguiente inicia el trabajo pesado, arreglar toda la casa y deshacernos de las cajas. O eso pensé, ni bien me desperté mi madre me dijo que los Jones nos habían invitado a desayunar a su casa.
No me dio tiempo de alistarme, así que solo me cambié de polo y me peiné, mientras mi madre gritaba que me apurara.
Llegamos a la casa de los vecinos y nos abrió Nicolas
-Hola bellas señoritas – dijo. –Es un gusto tenerlas a ambas en nuestra casa el día de hoy, pasen.
-Increíble, ¿todo esto lo hizo usted?- mencioné asombrada al ver, varios tipos de arroz acompañados de panes calientes, un olor tan delicioso, que provenía de siii mis favoritos, churros con chocolate, parecía un banquete.
-Sí, es mi deber cocinar en esta casa como el mayor – dijo Nicolas.
-Huele muy bien- dijo mi madre. – Tu madre debe haberte enseñado a cocinar.
-Sí, tiene usted toda la razón, antes de fallecer, ella me enseñó todo lo que debía saber.
-Ho, no sabía que su madre había fallecido, disculpa si fui impertinente - dijo mi madre con un tono triste.
-No se preocupe señora, eso fue ya hace mucho tiempo, por cierto, me llamo Nicolas. –dijo sonriendo.
-Mucho gusto Nicolas- dijo mi madre respondiéndole con una sonrisa.
-Tomen asiento, iré a llamar a los demás- dijo señalando la mesa ya servida.
Cuando se retiró mi madre me dijo que ¿A qué se refería con los demás? Y le expliqué que eran 10 hermanos varones y que solo había conocido a 5 de ellos todos muy guapos, por cierto, le dije mientras ella se reía.
En ese mismo momento llegaron Gabriel y Nell juntos y nos saludaron amablemente mientras Gabriel me guiñaba el ojo y yo me sonrojaba, también bajó Isaac, junto a Phineas, que bostezaba.
-Chicos siéntense son nuestras nuevas vecinas, se mudaron ayer, ¿recuerdan a Emma no? - dijo Nicolas.
-Claro, como olvidar a tan bella señorita- agregó – Gabriel besándome la mano.
-No la molestes- dijo Phineas, sentándose junto a mí.
- ¿Michel no bajará? - dijo Nell, lo cual me sorprendió tenía una voz muy dulce.
-No, me dijo que dormirá hasta tarde, porqué se la pasó entrenando ayer, bueno comamos, espero lo disfruten queridas vecinas, terminando de comer nos presentaremos como es debido- dijo Nicolas
Tengo que admitir que la comida estuvo deliciosa en especial los churros con chocolate, cuando terminamos de comer, Nicolas nos explicó cuáles eran sus nombres y a que se dedicaban cada uno.
Isaac el de cabello rojo, tiene 18 años y estudia en la academia a la que me van a inscribir.
Michel el que aún dormía tiene 19 años, igual que yo y es basquetbolista.
Gabriel el quinto hermano, es modelo de 25 años.
Nell es un escritor conocido de 28 años y tiene un gemelo que no vive aquí y se llama Harry, trabaja en una empresa editorial.
El segundo hermano es Phineas tiene 30 años y es pediatra, él se encarga de mantener la casa limpia.
El noveno hermano Ida, de 17 años que es un estudiante aplicado y se encuentra en un intercambio estudiantil.
Y por último el hermano mayor, Nicolas de 32 años es el abogado de la familia.
Nos contaron que su madre falleció hace 20 años y su padre casi nunca está en casa, pero de alguna forma no les falta nada y que aun así son unidos. Phineas no invitó a sentarnos y ver televisión, pero mi madre dijo que ella se tenía que ir al trabajo urgente y que volvía dentro de horas, pero que no había problema con que me quedara y si los Jones podrían ayudarnos con las cajas de la casa, ellos aceptaron sonrientes, mientras ella se retiraba.
-Traidora– pensé
-Mira, Louis está en la tele- dijo Isaac.
- ¿Qué?, él es el... el cantante Louis, ¡Mi cantante favorito no puede ser! - grité emocionada. - perdón no quise alterarme, ¿él es su hermano? - pregunté, avergonzada.
-Si el Louis es cantante y tiene 19 años, así como lo vez es muy egocéntrico. -dijo Gabriel molesto.
-Disculpé me puede prestar su baño- interrumpí, ya que tenía la cara roja de la vergüenza.
-Claro, querida sube al segundo piso a la derecha- dijo Phineas sonriéndome.
Me apresuré a ir al baño, ¿Cómo vas a gritar así?, dije para mi, mientras abría la puerta del baño, quedé en shock al ver a un chico alto como de 1,80 con una toalla en la cintura, me sonrojé más de los que ya estaba, el me saludó y avergonzado cerró la puerta.
- ¿Que pasó preciosa? - dijo Gabriel acercándose.
-Hay alguien en el baño – señalé mientras me tapaba el rostro de la vergüenza.
-Ho no viste a Michel, tranquila parece que se quiso dar un baño.
-Perdón, no sabía que trajiste a tu novia, debiste avisar Gabo – dijo Michel, saliendo del baño ya cambiado y con el cabello goteando.
-Si pues, debí avisarte, lo siento Michi- dijo mientras me tomaba la mano.
-Me solté inmediatamente y bajé apresurada las escaleras, mientras lo hacía me tropecé con el último escalón, pero Nell me sostuvo de la cintura evitando que me callera y me lastimara y me preguntó si me encontraba bien con esa voz tan dulce que tiene.
-Estoy bien perdón, ya... ya me tengo que ir, lo siento – dije apresuradamente.
Salí lo más rápido que pude de la casa y al entrar a la mía me tiré encima de mi cama, mientras gritaba de los nervios y de la vergüenza.
-¿Hay no que hice? no debí irme de esa forma de la casa, si dentro de una hora vendrán a ayudarme con las cajas, con qué cara los miraré - grito mientras miro el reloj y espero que el tiempo valla lento.