"¿Es buena idea separarse en estos casos, o siempre es mala idea?"
I wanna be your girlfriend - girl in red.
Studio Killers - Jenny
K y b e l
A ver, mi pasado nunca fue muy interesante. Soy hija única, hija de un director y una madre amorosa. Era una niña muy ocurrente y simpática. Page era mi vecina, la conocí un día en el parque a eso de los seis años.
—Page, ella es mi amiga Natalie y está —explico señalándome —. Es su hija, su nombre es Kybel. —la mujer tenía una piel muy oscura, su cabello era afro y pelirrojo; igual a Page. Aquel día estaba muy soleado y el parque tenía a muchos niños jugando con sus distintas atracciones. Ella permanecía con cara de desagrado (intensamente), cruzada de brazos y con su ropa muy colorida.
—Kybel, ella es mi amiga Marie, nos gustaría que se hicieran amiguis. —me dijo mi madre mirándome a los ojos.
Mire a aquella chica. Su ropa era un desastre, tenía un trapo verde neón en la cabeza, una falda súper larga rojo intenso y una camisa blanca con un montón de pulseras de colores vibrantes. Hizo un puchero, arqueo las cejas y miró a otro lado al verme. De pronto, mi madre me tomó de la mano en dirección al tobogán. Natalie hizo lo mismo con Page y al cabo de un rato nos habían involucrado. Así es, estaba dentro del tobogán con la desconocida. Vi a mi madre por una ventanilla sentada en un asiento con su amiga mientras charlaban. Luego, mire por encima de mis hombros; ahí estaba aquella niña aun con cara de desagrado.
—¿Qué me ves? —me pregunto al darse cuenta de mi mirada.
—No me gusta tu ropa, pareces rara. —le dije.
—¿A mí qué? A mí me gusta y es lo único que debe de importar.
—Grosera. —le explique y deje de mirarla. De pronto, sentí que ella empezaba a bajar por el tobogán, pero se detuvo junto a mí. Ignore por completo su contacto visual, pero ella clavó sus ojos de cazador en los míos.
—Lo aprendí de mi hermano mayor, ¿Qué tal se me ve?
Voltee mi rostro con un ceño fruncido.
—Mal. —expresa tajante.
—Uh, me caes mal. —me dijo para después tirarse del tobogán rápido. Yo hice lo mismo. Yo siempre le he caído bien a todos, ¿y eso? Cuando logré bajarme del tobogán vi que ella hablaba con su madre. Acelere el paso hasta llegar al banquito donde estaban mi madre y yo también. Me posicioné frente a frente sin entender.
—¡Ella dijo que mi ropa se veía mal! —le gritó Page a su madre.
—Cariño, no te preocupes, después te saldrá mejor. —le decía su madre abrazándola.
—No me agrada, no me agrada. —repetía Page.
Más tarde me enteré que ella quería ser diseñadora de modas. Con razón le molestó tanto el comentario.
—Lo siento, no quise ser grosera.
Con el paso del tiempo era imposible no coincidir. Nuestras madres eran muy unidas y siempre nos encontrábamos. Luego de un mes de ignorarnos a pesar de que teníamos que vernos siempre, ella me habló. Teníamos cosas en común, colores favoritos, leer, juegos... Así que a los once ella...
—Prométeme que siempre seremos mejores amigas. —dijo alzando el meñique.
—Lo prometo. —hicimos pinkie promise.
A los catorce me di cuenta de algo. Me encontré a mí misma soñando con besarla. Aquel día me levanté de la cama asustada, pero a la vez mi corazón latía con fuerzas. Me gusta Page. No sé cuándo me empezó a gustar ni el momento exacto en el que me enamoré de ella, pero sí sé que jamás me arrepentiré de sentirlo todo por ella. Se me empezó a notar. Sonreía cada vez que veía su rostro, no pude evitar necesitar su contacto físico así que siempre le abrazaba por minutos muy extensos, le empecé a tomar la mano cuando salíamos, besar sus mejillas, invitarla muy seguido a distintos sitios y no lo pude esconder. Ella, E L L A, siempre es y será ella (o eso creía).
Recuerdo mi fiesta de quince años. En medio del baile no lo pude evitar. La noche era oscura, fría, mi vestido era voluminoso y negro con plateado en la parte superior. Mi cabello estaba recogido en una cola alta y adornado con piedrecillas brillantes. La sostenía por mis hombros mientras Page recorría mi cintura. Su cabello afro y pelirrojo estaba suelto, tenía un smoking azul marino decorado con perlas, un delineado rojo al igual que sus labios. Sus labios se ven tan provocadores. En todo el baile mi vista estaba fija en ellos, me imaginaba besándola desesperadamente. Ella noto esas miradas extrañas y arqueo las cejas.
—¿Cuándo vas a besarme, Kybel? —preguntó esbozando una pequeña sonrisa. Se acercó a mi oído lentamente mientras su agarre en mi cintura era más fuerte —. Te reto a besarme aquí y ahora. Deseo que sea largo, así que no te reprimas.
Mi corazón se aceleró como nunca. Mis manos se volvieron temblorosas y mi respiración empezó a agitarse. Sentí que colocó sus húmedos labios sobre mi cuello y empezó a recorrerlo poco a poco con suaves mordiscos. Dio un beso en mi mandíbula y me enloquecí. Entonces, dejó de hacerlo y volvió a mirarme.
—¿Y bien, que harás Key? —me pregunto acercándose cada vez más a mi rostro —. Puedo pasar toda una vida provocándote, queda en ti avanzar o no. —esbozo una sonrisa pequeña y coqueta.
Te juro que yo no podía procesar lo que estaba pasando y lo mucho que me estaba gustando.
—Yo...
—¿Tu? —preguntó fijando sus ojos en mis labios.
Me mordí el labio inferior poco a poco y ella humedece los suyos.
—¿Sabes? soy buena mintiendo, no puedo esperar que lo hagas.
Mi sonrisa se desvaneció. ¿Te acaba de rechazar? Su agarre se desvaneció en mi cintura y su rostro se despegó del mío. Ella volteo su cara a otro lado desinteresadamente. Sentí que algo se rompió dentro de lotso. Pero, ella se volteó bruscamente, tomó mi mandíbula demandante y depositó sus labios contra los míos. ¡Me está besando, me besa! Al inicio fue lento, suave y calmado. Volvió a sostener mi cintura y me pegó con desesperación hacia ella. Sentía su mano izquierda recorriendo mi cintura y mis espaldas mientras su mano derecha estaba se aferraba a mi nuca con fuerza. El beso subió de nivel, cada vez más mojada, cada vez más rápido, cada vez más desesperado, mordió mi labio inferior y después introdujo su lengua en mi boca. El beso perduró un buen rato.