Mitades imperfectas

CAPÍTULO 18. Futuro incierto

Eso no podía estar sucediendo de verdad, tenía que ser una pesadilla. Las lágrimas calientes corrían por las mejillas de Annabelle. Su cerebro todavía estaba procesando todo. Los coches pasaban rápidamente a su lado —estaba manejando demasiado rápido— como borrosas manchas. No podía creer que Peter no la hubiera dejado hablar y no le hubiera dado tan siquiera el beneficio de la duda.

Comprendía que lo hubiera malentendido al ella nunca haberle hablado del favor que le haría a su hermano y sobre que ya lo conocía... Si tan solo la hubiera escuchado y... Quería regresar el tiempo y nunca haberle hecho caso a Alexander, pero, después de todo, ella nunca había sospechado de Alexander. Lo había creído arrepentido, ansioso de arreglar las cosas con su hermano... Y ella, al pensar que podría servir de algo para que ellos volvieran a unirse...

Había sido una tonta, se reprochaba. Pero... También le dolía que Peter hubiera sido capaz de creer tal cosa, sin antes dejarla hablar, explicarle... Se había cegado por completo sin pensar en otras posibilidades. A la joven le dolía el alma.

De dolor y decepción... ¿Acaso no le había demostrado a él la clase de mujer que era? ¿Acaso no le había dado algo más que el cuerpo? Dolía... Dolía como un demonio. De rabia, mucha rabia. Contra Alexander, contra Edgar —seguramente estaba involucrado—, contra Peter...

Las palabras de él resonaban una y otra vez en su mente sin parar.

No sabes cuánto odio haberme enamorado de ti, cuán estúpido pude ser... Vete con ese maldito, no quiero volver a verlos jamás, no se aparezcan...

¿En verdad él se había enamorado? Ella no lo creía. Si así fuera le hubiera dado la oportunidad de hablar, hubiera creído en su palabra antes que en las falsas evidencias de Alexander... Si él la amara, no hubiera dudado tan fácilmente de ella. No, no la amaba.

Y saber aquello le producía un dolor amargo en el pecho. Recordaba cómo la miraba... Tan lleno de odio, de repugnancia hacia ella. Le dio otra vez escalofríos. Se preguntaba si él quisiera escucharla o tan siquiera pudiera soportar verla de nuevo. Dudaba de eso. Más lágrimas silenciosas corrían por sus mejillas.

No podía volver en ese estado al hospital, por lo que se dirigió a su casa. Cuando bajó del coche el nudo en su garganta se hizo aún más grande. Apenas abrió la puerta fue directo a su pieza. Se acurrucó en la cama envolviendo sus rodillas con los brazos. Le dolía la cabeza, todo se le estaba avecinando de golpe. Su hermano, ahora Peter...

Cerró los ojos y solo pudo visualizar su rostro, y esa mirada que le había dado mucho, mucho temor —por primera vez.

El rostro hermoso descompuesto por la rabia. La infinita repugnancia de sus ojos azules al mirarla. Las palabras hirientes que habían dejado golpes en su corazón. Pero lo que más le dolía era que había caído en el juego de Alexander —sin darse cuenta— y, lo peor, Peter había dudado de ella, así, sin más.

Un impulso imploraba llamarle a Peter, explicarle cómo pasó todo. Decirle que su hermano a ella le había jugado una trampa. Pero ahora él no querría escucharla, y tal vez nunca. Había visto en su mirada que había creído esa falsa prueba, pasando por alto su confianza, su cariño. Pasando por alto todos los momentos que habían vivido y que ella consideraba suficientes como para no creer en la primera evidencia que se le presentara. Él ni siquiera le había dado la oportunidad de hablar. Su corazón le decía que no se quedara sin hacer nada, que arreglara las cosas costara lo que costara. Pero ¿realmente él querría verla? ¿Tan siquiera la escucharía? Ya sabía la respuesta.

Lágrimas silenciosas seguían escapando de sus ojos sin control, le dolía bastante que una persona tan querida —demasiado— hubiera creído lo peor de ella. ¿Es que la creía capaz de hacerle algo así? ¿Que no la conoció bien? ¿Que no le había demostrado a cada segundo su verdadera persona? A pesar de que solo era un juego entre ellos...

Juego.

Ahora esa palabra sonaba absurda para ella, no había sido un juego, había sido mucho más que eso. Y el dolor en su interior lo reafirmaba.

Pero, por otro lado, su orgullo estaba herido. No podía soportar que Peter la hubiera tratado de esa forma sin más pruebas para acusarla. La rabia por ese desgraciado de Alexander era casi la misma que la que sentía por Peter por haber desconfiado de esa forma. Trató de ponerse en el lugar de él, pero había una diferencia.

Nunca habría dudado de Peter a la primera muestra de traición o infidelidad que se le presentara. ¿Por qué lo había hecho? ¿Por qué había dado por sentado que ella estaba involucrada con su hermano? ¿Ya se lo habían hecho antes?

Cierto, Peter no sabía que ella conocía desde antes a su hermano y que, de hecho, era «amigo» de Jeremy. Ahora entendía que todo había sido una estrategia de Alexander. Tal vez Jeremy fue el conducto que había utilizado para llegar a ella. ¿Por qué a ella? No lo entendía.

El celular en el bolsillo de su pantalón le gritaba que llamara a Peter. Lo sacó venciendo su cobardía. Pero... ¿Y si no quería volver a verla? ¿Tan siquiera trataría de escucharla? Haciendo caso omiso de sus preguntas marcó su número.

Dos, tres tonos. Llamada perdida.

Suspiró y volvió a marcar. Llamada perdida. Bien, ni siquiera quería escucharla. Sabía que debía hacer algo al respecto, al menos intentarlo, y si no resultaba... Entonces se resignaría. No podía dejar que Alexander se saliese con la suya. Esperaba conservar esa valentía para el día siguiente. Entonces iría a verlo y lo haría escucharla aunque fuera a la fuerza. La joven se negaba a que todo acabara de esa manera por una estupidez, por una asquerosa trampa. Porque eso era, una estupidez.

El hambre hizo que Annabelle se levantara de la cama. Fue a la cocina a prepararse algo sencillo. Mientras masticaba un pedazo de carne su celular vibró en su bolsillo. Rápidamente lo sacó esperando que fuera Peter. No lo era.



#439 en Joven Adulto
#5300 en Novela romántica

En el texto hay: deseo, romance, amor

Editado: 16.04.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.