Modlishka

1. El destino no es coincidencia

Sira:

Las últimas dos semanas en la universidad, debía terminar con ellas de lo contrario ellas iban a terminar conmigo. Estaba concentrada en la biblioteca estudiando, mi departamento no es lo suficientemente tranquilo para esto, vivir en un pequeño edificio solo porque está cerca a la universidad tiene sus ventajas, pero también vecinos que hacen ruido o sus mascotas también. Pero no era mi caso, vivimos dos personas en ese edificio de cuatro pisos, claramente mi problema no era que los vecinos hicieran fiestas, si no que las viejas tablas rechinaban, o se azotaba alguna puerta de los departamentos vacíos porque las ventanas estaban abiertas y saltaba de la silla, perdía toda la concentración.

Siempre tengo un temporizador a un lado en mi tablet, mi celular en silencio, los libros y la computadora cuando estudio, al menos estas dos últimas semanas. Aproximadamente a las 8 de la noche dejé todo, la biblioteca cerraba a las ocho y media, entonces era una buena hora. Mi única motivación era pensar que al salir, pase lo que pase, iba a ser “libre” por un mes y medio. Nada de vida social, nada de exámenes y mis padres solo llamarían un par de veces en ese mes. Por fin tendría tiempo para mí.

Zenith:

Modlishka, modlishka… No sabes el poder que tienes para enganchar a la gente y cuando lo descubras serás imparable y solo mía… Modlishka

No era mi intención encontrarte hoy.

Vine por un libro para programar y pasar mi noche tranquila pero apareciste…

Sira:

Tenía dos opciones para terminar el día, irme a dormir tranquila y defender el examen con lo que sabía o bien estudiar un rato más, desmaquillarse y dormir a la una o dos de la mañana, tres días ¿Qué son tres días? Nada…

Llegué por fin al departamento, como siempre vacío, la madera suena y tal vez el edificio en unos años esté podrido totalmente y para eso espero tener un lugar mejor.

A la mierda todo, estoy cansada. Voy a dormir o como decía Emma “Más vale un burro dormido que genio sin dormir”. Emma era mi amiga desde hace dos años, nos conocimos en el último año de colegio y nos separamos porque se fue a estudiar en Polonia y nuestra amistad se basa en videollamadas y mensajes.

Esa noche la madera crujió más que otras noches, el piso de abajo, el de arriba, pero no se azotó ninguna puerta.

Desperté al día siguiente, dos días más, mi ropa para exámenes consistía en un par de jeans y un top que haga resaltar la ropa, rímel y salir corriendo porqué estoy tan cansada que no escucho la alarma sonar. Veo mi reflejo, no está mal, solo un poco de ojeras que con los lentes no se ven, y mi cabello castaño no parece el de un león electrocutado, desayuné un pan de molde porque tampoco hice la despensa y ahora sí a salir a tomar el transporte público.

Jueves, 22 de Agosto

¿A qué huele el aire? Definitivamente libertad.




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